Operación Caballo de Troya; el caso de los médicos cubanos: Ricardo Homs

Ricardo Homs

En estos tiempos de grandes noticias, agravadas por la contingencia sanitaria y los grandes temores de una inminente recesión de graves repercusiones en el ámbito financiero, se nos pasó desapercibido el significativo arribo de médicos cubanos que supuestamente vienen a apoyarnos en el combate al coronavirus.

Lo cuestionable no es la llegada de médicos cubanos si éstos viniesen a título personal, contratados directamente. El tema se vuelve relevante porque a lo largo de los últimos cuarenta y pico de años, desde la intervención cubana en Angola, África, en 1975 a través de la “Operación Carlota” que finalizó en 1991, el gobierno cubano manda a otros países contingentes médicos disfrazados de misiones filantrópicas, suscribiendo compromisos de alto nivel diplomático con gobiernos afines.

Según declaró la presidenta interina de Bolivia, Jeanine Añez, del salario de los médicos de esa nacionalidad que trabajaron en su país durante el gobierno de Evo Morales, el 80% de este dinero se lo queda el gobierno cubano y sólo el 20% va a parar a manos de estos profesionistas.

En la revista Nexos, en un artículo publicado por Octavio Gómez Dantés el 07 de abril pasado, se consigna que el gobierno de Brasil, durante la gestión de la presidenta Dilma Rousseff, contrató para un programa denominado “Mais médicos” a un contingente cubano a un costo de 4,150 dólares mensuales (casi 100 mil pesos) por cada uno de ellos.

De esta cifra, solo mil dólares eran para estos profesionistas de la salud. Aún así, ellos sólo recibían de esa cantidad asignada, 400 dólares al mes y los otros 600 se depositaban en una cuenta ubicada en Cuba que se activaba hasta el regreso de ellos a la isla.

Sin embargo, independientemente del costo, también es sabido que en estas misiones médicas van camuflajeados activistas políticos de gran experiencia y miembros de los equipos cubanos de espionaje, los denominados “jurídicos”, que bajo la justificación de cuidar que estos profesionales de la salud no deserten en el país que les contrata, aprovechan para intervenir en la vida política del país anfitrión.

Es cierto que ya ha habido ocasiones, durante otras administraciones, que el gobierno mexicano ha recibido médicos cubanos. Sin embargo, por la orientación ideológica de los gobiernos anteriores seguramente la parte política debe haber estado salvaguardada y la actividad subversiva controlada y neutralizada.

En este caso de actualidad destaca el interés del presidente López Obrador en contratarlos, lo cual fue anunciado por él mismo como una posibilidad hace varias semanas.

Es de llamar la atención que en México hay gran oferta profesional de médicos y enfermeras, como lo muestra la reciente contratación de casi 20,000, realizada hace unos pocos días. En tan sólo unos pocos días, después haberse lanzado la convocatoria laboral, se cubrió la totalidad de las vacantes y la oferta de médicos superó la demanda del sector salud. El salario de los médicos mexicanos contratados recientemente por el gobierno federal es de 26 mil pesos mensuales, infinitamente inferior al costo que representa la llegada de este contingente médico y los que seguramente empezarán a arribar a nuestro país.

Cabe hacer la pregunta… ¿por qué en una época de austeridad republicana gubernamental, con los salarios más bajos de los últimos sexenios, se contrató personal médico cubano cuyas percepciones exceden con creces lo ofrecido a los médicos nacionales?. ¿Qué actividades estratégicas vienen a realizar éstos, que no las puedan realizar mexicanos?

Jorge Castañeda, quien fue canciller durante la administración del presidente Fox, públicamente mostró sus dudas respecto a la conveniencia de esta contratación, por los riesgos que entraña. Por su trayectoria en el servicio exterior, Castañeda seguramente sabe a qué se dedican estas misiones sanitarias cubanas.

Ciertamente la llegada de estos médicos cubanos, en un momento crítico para el país, podría estar cayendo “como anillo al dedo” al gobierno de la 4T. En cada contingente seguramente vendrán activistas para capacitar ideológicamente y asesorar políticamente.

Su llegada no podría dejar de generar suspicacias cuando se sabe que durante el gobierno del presidente Hugo Chávez y durante el de Nicolás Maduro, la llegada de médicos cubanos y otro tipo de profesionistas de esa nacionalidad a Venezuela fue continua, llegando a sumar 30,000 médicos o su equivalente, en un intercambio denominado “médicos por petróleo” y su actividad política como activistas ideológicos fue evidente, sin ningún pudor.

La llegada a México de estos médicos hoy reviste gran significación por la admiración que miembros de élite del actual gobierno sienten por el modelo político cubano y por el venezolano.

Debe quedarnos claro que México hoy se está jugando su futuro a partir de esta crisis epidemiológica de graves repercusiones para la economía de nuestro país y la interferencia de ideólogos y activistas políticos extranjeros puede tener alto impacto en las futuras decisiones gubernamentales.

Hoy que las clases de historia están de moda, vale la pena recordar que de la crisis de la “gran depresión”, que tuvo impacto global en los años treinta, el pueblo norteamericano unido alrededor de liderazgos conciliadores salió fortalecido, al grado de convertirse pocos años después en una potencia mundial económica y militar que adquirió protagonismo durante la segunda guerra mundial y consolidó su liderazgo desde la posguerra hasta nuestros días.

En contraste, el pueblo alemán, totalmente dividido y confundido por reclamos y culpas con gran carga ideológica, azuzado por sus políticos, bajo el influjo de los efectos negativos de la crisis económica de los años treinta, vivió su peor pesadilla y remontarla para ser el gran país que es hoy, le costó décadas de esfuerzo y trabajo.

En estos tiempos críticos México no debe tener interferencias ideológicas extranjeras. Por tanto, se vuelve importante transparentar la llegada de los médicos cubanos y su ubicación, bajo el riesgo de levantar suspicacias de representar una operación tipo “Caballo de Troya”, pues no debemos olvidar el papel que jugó el gobierno cubano en el desmantelamiento de un gran país como lo es Venezuela, el cual hoy vive su peor crisis política, social y económica.

¿Usted cómo lo ve?

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