Guterres denuncia que se desvanecen los valores de la ilustración, mientras crecen el nacionalismo, el populismo y la xenofobia

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El Secretario General de la ONU denunció este jueves que el racismo y la desigualdad racial siguen presentes en las instituciones, las estructuras sociales y la vida cotidiana, por lo que hay que ir más allá de las condenas y actuar contra este flagelo.

António Guterres recordó durante su intervención en una reunión especial del Consejo Económico y Social de la ONU, cuyo objetivo era reimaginar la igualdad y sentar las bases para eliminar el racismo, la xenofobia y la discriminación durante la década de acción de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que una gran parte del racismo actual está profundamente arraigado en siglos de colonialismo y esclavitud.

“El racismo es un fenómeno cultural complejo; combatirlo exige actuar cada día, a todos los niveles. Varios observadores han llegado a la triste conclusión de que nuestro mundo está entrando en una era posterior a la ilustración. Los valores de la Ilustración -la prevalencia de la razón, la tolerancia y el respeto mutuo- están desapareciendo”, destacó.

Guterres alertó que este desvanecimiento está dando paso a un creciente nacionalismo, populismo, xenofobia, supremacía blanca y neonazismo. “El racismo es el elemento central de esta irracionalidad”, sentenció.

Alertó que otro destacado foco de atención de reacciones racistas se manifiesta en un creciente antisemitismo, el odio contra los musulmanes, el maltrato a las minorías cristianas y otras formas de intolerancia y xenofobia alrededor del planeta.

“En esta batalla ideológica, debemos reivindicar nuestros valores comunes -la igualdad, la no discriminación, el respeto mutuo-, valores que están profundamente vinculados a la reivindicación de los derechos humanos”.

La dimensión económica y social del racismo

Pero el Secretario General no se detuvo en las áreas expuestas anteriormente y destacó que tanto el racismo como la xenofobia también poseen “una fuerte dimensión social y económica”, que se pone de manifiesto en las escasas oportunidades de educación y empleo, y en el acceso a la sanidad y la justicia.

Apuntó además que “la pandemia del COVID-19 ha destapado estas desigualdades” y que, en algunos casos, se han triplicado las tasas de mortalidad por coronavirus en sectores marginados.

Por ello, indicó que las tareas de recuperación de la pandemia han de servir para construir “un mundo mejor”, e ir acompañadas “de un nuevo contrato social basado en la inclusión y la sostenibilidad”.

“A medida que las sociedades se vuelven cada vez más multiétnicas, multirreligiosas y multiculturales, necesitamos una mayor inversión política, cultural y económica en inclusión y cohesión, a fin de aprovechar los frutos que aporta la diversidad en lugar de percibirla como una amenaza”, abogó.

Al mismo tiempo, destacó la necesidad de respetar las identidades individuales de todos los colectivos y que estos perciban que forman parte de la sociedad en su conjunto.

“Fomentar la igualdad para todos significa también transparencia, igualdad de acceso a los servicios y participación efectiva, incluso para los aislados y marginados”.

Costa Rica: “Sin igualdad racial y étnica no habrá sociedades gobernables”

La vicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell Barr, destacó, citando a estudios de la Comisión Económica de la ONU para América Latina y el Caribe y el Fondo de Población de la ONU, que las poblaciones afrodescendientes en América Latina “sufren de manera mucho más severa la incidencia de la pobreza y la pobreza extrema y también de diversas formas de violencia”.

Ante esta situación destacó la necesidad de detener estas vulneraciones y garantizar los derechos elementales de estas personas.

“Sin igualdad racial y étnica no habrá sociedades gobernables, y sin ciudadanía plena tampoco habrá desarrollo sostenible”, sentenció. Añadió que millones de personas afrodescendientes reclaman “paz, reconocimiento, justicia y desarrollo”.

Finalmente, explicó los tres elementos que considera como fundamentales con relación al racismo y en favor de este colectivo.

– Reconocer y celebrar la diversidad y cuantificar el valor aportado por las personas afrodescendientes, ya que “la falta de información estadística es también muestra del racismo estructural de nuestras sociedades”

– Denunciar la preocupación de Costa Rica ante los discursos de odio, discriminación racial y racismo que se han agudizado durante la pandemia de la COVID-19. “La discriminación no solo es inaceptable. sino que además atenta contra el desarrollo de nuestros países. Por ello, es imperativo acabar de raíz con la violencia racista, transversalizar la perspectiva étnica racial e intercultural en todas las políticas públicas”

– Garantizar los espacios para la participación de la población afrodescendiente y sus organizaciones y “dar la palabra” a las mujeres y los jóvenes de este colectivo. “La democracia del futuro deberá constituirse desde la diversidad de sus sociedades promoviendo nuevos y variados liderazgos: mujeres afrodescendientes, indígenas y jóvenes”.

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