Staff/Rossi
La declaración del presidente Andrés Manuel López Obrador sobre una posible reforma en la materia puso sobre la mesa, otra vez, un tema de suma importancia para los trabajadores del país. Raúl Rodríguez, académico ITESO, señala que lo mejor es un esquema “multipilar” para no repetir los errores de otras naciones.
Desde hace muchos años el tema de las pensiones en el país es un foco rojo. La razón es que, además de su poca cobertura, los montos con los que comenzarán a jubilarse las nuevas generaciones resultarán insuficientes para llevar una vida digna. El tema ha vuelto a ponerse sobre la mesa luego del comentario del presidente Andrés Manuel López Obrador en el que mencionó una reforma al sistema de pensiones, luego de que, desde su perspectiva, el esquema de Administradora de Fondos para el Retiro (Afore) no funcionó.
Para Raúl Rodríguez, académico de la Escuela de Negocios ITESO, el tema no es si se debe reformar el sistema de pensiones, sino cómo debe hacerse esta reforma para no empeorar la situación y afectar, todavía más, a las y los trabajadores.
“Hay consenso en el sentido de que es necesaria una reforma al sistema de pensiones. Cualquier gobierno, de cualquier partido, va a querer hacer la reforma porque se requiere. El conflicto viene cuando se habla de los puntos sensibles, los detalles”, explica Rodríguez.
El problema del comentario de Andrés Manuel López Obrador, añade, es que todavía no se conocen detalles de la reforma y de cómo se quiere implementar.
Entre todos los problemas implicados en el sistema de pensiones, incluso antes de la reforma que privatizó su administración en 1997, hay dos que complican mucho el escenario: el alto número de personas que trabaja en la informalidad y el envejecimiento poblacional que, a decir del académico, es más acelerado en México que en otros países.
De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), de los 30 países que habían optado por privatizar su sistema de pensiones, entre ellos México, 18 han optado por revertir el esquema y regresarle el control al Estado.
En el caso de México, señala el profesor, lo importante es no repetir errores que se han cometido en otros países. Pone como ejemplo lo que pasó en Argentina, donde el Estado tomó los recursos “y se gastó el dinero en otras cosas. Ese es el gran riesgo que se corre, si le dan el dinero se lo van a reventar en obras o en otros proyectos”.
Otro problema, añade, es que el recurso tampoco puede ser administrado por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dados los índices de informalidad que hay en el país y su baja cobertura.
El académico de la Escuela de Negocios del ITESO rescata la propuesta que hizo el economista Santiago Levy, que contempla una pensión básica y universal que se financia a partir de un impuesto al consumo.
Aunque es un tema sensible, Rodríguez señala que “cualquier política sin financiamiento es una broma. Tienen que decir cómo se va a pagar, porque todo lo que es público debe tener recurso de algún lado”.
Desde la óptica del docente, lo mejor es diseñar un sistema “multipilar”, en el que se conjunten la pensión mínima básica, a cargo del Estado; los ahorros de los trabajadores que están en las Afore y el ahorro voluntario que vaya pudiendo hacer cada persona.
Lo que definitivamente no puede pasar es quedarse de brazos cruzados, ya que “dado el envejecimiento poblacional, posponer el tema va a ser más costoso”, concluye Raúl Rodríguez.
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