Preservar la diversidad lingüística es un medio para reconocer en la lengua de otros un atisbo de la humanidad que compartimos: Renato García González

  • ¿Qué pasa cuando una persona se encuentra con que la lengua que habla no es en la que el Estado le ofrece servicios y le garantiza derechos?

México es uno de los países con mayor diversidad lingüística y cultural dentro de su territorio. Si bien esto entraña un gran reto, es también una oportunidad para construir un modelo de país capaz de reconocer su verdadera riqueza en la diversidad, señala Renato García González, académico de la Facultad de Filosofía y Letras.

Con relación al Día Internacional de la Lengua Materna, instaurado en 1999 por la UNESCO, con el fin de preservar las diferencias de culturas e idiomas que fomentan la tolerancia y el respeto a los demás, el especialista en lingüística aplicada precisa: “siempre se habla de que las lenguas reflejan cómo una cultura ve al mundo, es decir, la manera en que nombran las cosas, casi como si tratara de un souvenir. Sin embargo, esa no es toda la historia, preservar la diversidad lingüística es un medio para reconocer en la lengua de otros un atisbo de la humanidad que compartimos todos”.

En cuanto a lo que dicta la Declaración Universal de los Derechos Lingüísticos, señala que incorporar el derecho de las personas a utilizar sus lenguas en el ámbito cotidiano (salud, educación, justicia) se debe a que una de las funciones del Estado es garantizar que sus ciudadanos alcancen sus aspiraciones y desarrollen su potencial. Por lo tanto, hablar de derechos lingüísticos es también hablar de derechos humanos.

Para el maestro en Lingüística Aplicada por la UNAM, las acciones para la preservación de las lenguas nunca serán suficientes. Aun así hay quienes, fuera de las instituciones, están haciendo lo propio para la conservación de la diversidad cultural y lingüística.

¿Lenguas o dialectos?

Con base en su experiencia, el académico precisa que mucha gente tiene la percepción de que las lenguas indígenas son una especie de estados incompletos del español. Por lo tanto, es como si todavía no fueran una lengua y lo llaman “dialecto”. De este modo, el concepto pasó a utilizarse con una connotación peyorativa.

De lo anterior tiene consecuencias importantes, como el paternalismo con el cual se trata a los hablantes de lenguas indígenas y que son actitudes que han sido promovidas históricamente.

Un dialecto, aclara, se refiere a la variante regional de una lengua, por lo tanto se puede hablar de dialectos del francés (el canadiense frente al de Francia), del español (el argentino frente al mexicano) o del náhuatl (el de Milpa Alta frente al de Cuetzalan). De modo que utilizar dialecto para referirse a una lengua indígena es, por decir lo menos, una imprecisión.

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