El falso mito de la pacífica civilización maya: también usaron tácticas de guerra total

ABC Ciencia

El hallazgo de cenizas fosilizadas y de restos arqueológicos ha sugerido que los mayas arrasaban ciudades enteras y que su guerra no era tan limitada como se pensaba

Una antigua inscripción maya encontrada en un yacimiento de la actual ciudad de Naranjo (Guatemala) reza: en «el 21 de mayo del 697 –3 Ben, 16 Kasew, en el calendario maya–, Bahlam Jol –la actual Witzná– “ardió” por segunda vez». Tal como un grupo de arqueólogos y geólogos acaba de concluir, en un artículo publicado en Nature Human Behaviour, este mensaje, junto al hallazgo de antiguas cenizas, demuestran que los mayas no fueron una civilización tan pacífica como se solía considerar hasta ahora. Según lo que se ha averiguado, arrasaron y quemaron ciudades, y parece ser que lo hicieron desde mucho antes de lo pensado. Es decir, al igual que hicieron romanos o cartagineses, los mayas recurrieron a estrategias de guerra total.

«Por primera vez tenemos una imagen del impacto que tuvo un ataque maya durante el periodo clásico», ha explicado a ABC David Whal, investigador en la Universidad de California en Berkeley (EEUU) y primer autor del estudio. «Podemos ver cómo las tácticas usadas tuvieron unas consecuencias negativas para la población que cambiaron para siempre la trayectoria de un asentamiento».

El castigo de la reina
En concreto, una serie de evidencias arqueológicas, junto a datos estratigráficos, entre los que hay cenizas fosilizadas, muestran que en el año 697 los mayas incendiaron la ciudad de Bahlam Jol, la actual Witzná. Desde entonces, esta quedó habitada por un número mucho más bajo de personas. Todo apunta a que la reina de la actual Naranjo, madre del rey niño Kahk Tilew, emprendió una campaña de castigo para restablecer su poder entre otras ciudades-estado.

Esto cambia por completo el paradigma según el cual los mayas no adoptaron este tipo de guerra hasta el Clásico Terminal, el periodo en que experimentaron su caída, en torno al siglo X, y que, de hecho, la guerra tuvo un papel destacado en su colapso. «La presencia de esta guerra tan destructiva, tan temprano, socava la asunción de que estuvo limitada al Clásico Terminal. Por eso, ponemos en entredicho una de las teorías más importantes sobre el colapso de la civilización maya», ha explicado Wahl.

La civilización maya, nacida en torno al año 2.000 antes de Cristo alrededor de la península de Yucatán, alcanzó su máximo esplendor entre los siglos III y VIII. Fue en ese momento cuando esta sociedad construyó muchas de sus florecientes ciudades-estado, dirigidas por dinastías, y de sus impresionantes monumentos. Su apogeo intelectual y artístico llevó a importantes avances en el campo de las matemáticas, la astronomía y la arquitectura.

Sin embargo, en un periodo de tiempo no muy prolongado, alrededor del siglo IX, las principales dinastías desaparecieron y las ciudades más importantes fueron abandonadas a su suerte. Aunque los mayas sobrevivieron, su poder económico y político fue desde entonces una triste sombra del pasado.

¿Qué causó la caída de la civilización maya?

¿Por qué ocurrió esto? Una de las explicaciones más aceptadas es que una larga y extrema sequía pudo estar detrás del ocaso de los mayas. En medio de una situación de escasez de recursos comenzó un periodo de inestabilidad social, económica y política. En teoría, esto llevó a un cambio en la forma de hacer la guerra: se pasó de una guerra ritual, en la que no se arrasaban las ciudades y solo se sacrificaba a enemigos cautivos, a una estrategia más indiscriminada, en la que sí se arrasaban campos y ciudades.

El estudio publicado ahora sugiere que no hubo tal cambio. «Lo revolucionario de esto es que vemos esta forma de hacer la guerra desde mucho antes», ha dicho en un comunicado Francisco Estrada-Belli, investigador en la Universidad de Tulane y coautor del estudio. «No fue una guerra en la que la nobleza se retase, tomando y sacrificando cautivos para aumentar la popularidad de los captores. Por primera vez, vemos como esta guerra tuvo un impacto general en la población».

En este estudio, los científicos investigaron tanto las pistas dejadas por los sedimentos como por los restos arqueológicos. Extrajeron testigos de sedimentos de siete metros de largo del lago Ek´Naab, situado en la llanura donde se encontraba la antigua Witzná, suficientes para reconstruir 1700 años de actividad humana. En dichos sedimentos buscaron indicios de perturbaciones, examinaron los granos de polen de gramíneas, para estudiar la actividad agrícola pasada y, finalmente, varias capas de cenizas.

El trágico destino de la ciudad de Witzná

Una de las capas de cenizas, acumuladas entre el año 690 y el 700, coincide con el ecuador del periodo clásico maya y con la inscripción según la cual la ciudad de Witzná fue arrasada en el año 697. Además, los sedimentos muestran cómo después de ese momento la ciudad quedó casi despoblada.

«Parece que quemaron toda la ciudad e incluso todos los alrededores», ha dicho Wahl. «Después, vemos una caída en la actividad humana, lo que sugiere que al menos hubo un importante impacto para la población. No podemos saber si todo el mundo fue asesinado, si se movieron o si sencillamente emigraron, pero sí que la actividad humana cayó muy drásticamente justo después de ese evento».

Esto no demuestra que los mayas recurrieran a la guerra total durante los 650 años que duró su período clásico, según Estrada-Belli. Sin embargo, estos indicios encajan con las cada vez más numerosas evidencias que muestran que su comportamiento era belicoso, como la presencia de fosas comunes, ciudades fortificadas y la posesión de grandes ejércitos.

Además, los investigadores han encontrado otras referencias de la quema de ciudades como Komkom (la actual Buenavista del Cayo), K´an Witznal (hoy Ucanal) y K´inchil (cuya ubicación es desconocida), lo que sugiere que estas también fueron arrasadas.

¿Fueron rituales las guerras mayas?
A la vista de todo esto: «Necesitamos replantearnos el paradigma de que la guerra maya antigua estaba centrada en capturar cautivos y conseguir tributos», ha dicho en un comunicado Alexandre Tokovinine, arqueólogo de la Universidad de Alabama y coautor de este trabajo.

David Whal ha añadido que el conocimiento que se tiene sobre la guerra ritual maya se basa en las pocas evidencias que quedan, sobre todo centradas en monumentos de roca y cerámica y que, además, reflejan mejor a la élite de la sociedad. Además ha recordado que el clima tropical acelera la degradación de materia orgánica, con lo que destruye la mayoría de las pistas: «Creo que la ausencia de cualquier evidencia real sobre cómo era la guerra durante el periodo clásico ha llevado a nuestra narrativa de que la guerra era limitada y ritualizada».

A continuación, estos científicos seguirán trabajando como detectives de eventos traumáticos ocurridos en las ciudades-estado mayas. Ya han encontrado otras cinco evidencias que concuerdan con momentos de alta actividad militar, pero carecen de registros escritos con los que relacionarlos. Mientras buscan alternativas también trabajan en reconstruir el clima de la región para saber qué papel pudo tener la sequía en el ocaso de los mayas.

Rectificación del 08/08:en una versión anterior se ilustró el artículo con la imagen de un calendario azteca y se confundió con una representación de dioses mayas.

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