Freim
Esta leyenda se remonta al año 1915, en el enfrentamiento revolucionario entre villistas y carrancistas. La leyenda surge porque en ese hecho hubo mucha mortandad.
Entre las víctimas, queda un soldado insepulto de nombre Roberto Cisneros Jaramillo, a la vera del Camino Real. Como en aquel entonces se movilizaba un ferrocarril, resulta que un carretero que se desplazaba a los demás ranchos en su carreta, se atasca con su medio de transporte en el cruce ferroviario. Él, entonces, se encomienda al ánima para que le ayude a sacar la carreta con sus animales antes de que llegue el tren y promete dar sepultura a los cadáveres de los soldados que habían quedado a flor de tierra.
Así comienza la leyenda del ánima de la anacahuita, que siempre estaba florida, aunque el verano fuera seco. El carretero hizo la tumba de piedra del soldado que había quedado insepulto. Pasa el tiempo, 20, 30, 40 años y a la tumba se le hace un altar rudimentario. Actualmente el árbol ya no existe, pero si la capilla en donde se venera a aquel soldado.
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