
Excelsior
En el funeral de Julieta Fierro, realizado en Gayosso Félix Cuevas, la tristeza se mezcló con la gratitud. Familiares, amigos, académicos y colegas de la UNAM se reunieron para despedir no solo a la astrónoma y divulgadora científica más querida del país, sino a la mujer vital, alegre y generosa que sembró amor por el conocimiento en generaciones enteras.
“Fue mi hermana, y toda la vida fue probablemente una de mis mejores amigas, y aunque suene a fórmula, quienes probablemente están viendo esto puedan entender que siempre fue muy divertida y muy querendona, entonces siempre fue una persona muy agradable con quien estar, y que gozaba mucho de enseñar, y yo creo que esa era la parte más importante”, expresó Rafael Fierro, entre el dolor de perderla y la alegría de haberla tenido como hermana.
Durante la noche de este viernes, los pasillos se llenaron de flores y de abrazos. En cada corona había un mensaje de reconocimiento y cariño, como si las palabras quisieran hacerle justicia a una vida dedicada a enseñar con entusiasmo y ternura.
Sus dos hijos, Luis y Agustín, llegaron desde Estados Unidos para darle el último adiós, acompañados por la calidez de decenas de personas que lograron que el recuerdo de Julieta no se tiñera de luto, sino de colores vivos.
“Hace un momento llegó un ramo de flores de uno de los departamentos de la universidad, y en la cinta decía tu legado vivirá con nosotros, y yo espero que ese sea precisamente, que esa semilla del amor por la ciencia, del gusto por la vida, por bailar, por divertirse, sea precisamente de lo que nos acordemos, y no estemos tristes, sino que recordemos que esto es un momento sensacional y la vida vale la pena vivirla”, añadió su hermano Rafael.
Mientras que su sobrino, Leonel Fierro, evocó la fuerza de su legado:
“Evidentemente estamos en una situación de dolor profundo porque la partida de mi tía no es una cosa fácil de afrontar. Como todos saben, Julieta es un símbolo de esfuerzo y de dedicación en pro de la divulgación de la ciencia. Ella siempre fue una universitaria de pecho en oro y azul, en la que siempre dio todo su esfuerzo para mejorar nuestro país”.
Y con serenidad añadió: “Julieta se fue en paz, como merecía. Simplemente se fue en paz, sin sufrimiento. Estamos toda la familia en paz, dolidos desde luego, pero sí conmovidos de tanta situación de afecto y de cercanía por mucha gente”.
Académicos y discípulos también recordaron con ternura a la maestra que hacía de la ciencia un juego, entre ellos el director del Instituto de Astronomía de la UNAM, Yair Emmanuel Krongold Herrera, quien además, fue su alumno.
“Lo primero que viene a la mente es que se ha sido la mejor divulgadora de la ciencia que ha tenido México y América Latina, me atrevería a decir. Siempre con un gran entusiasmo, con una gran generosidad, siempre tratando de llevar el conocimiento a todos… Nos quedamos con ella, la recordamos dando clases en patines, con sus experimentos. Era realmente un ser humano increíble”.
Por su parte, la astrónoma e investigadora por el Instituto de Astronomía de la UNAM, Silvia Torres Castilleja recordó la chispa que definió a Fierro, dejando en claro que un adiós lleno de luz, era justo y necesario para quien enseñó que la ciencia podía ser también una fiesta.
“Pues es un día en verdad triste. Julieta fue una persona maravillosa, vital, alegre, entusiasta, y que trataba siempre de acercarse a los niños… Siempre inventaba juegos, inventaba, no sé, era una cosa de locura. Siempre traía juguetitos, ayuda para tratar de representar lo que ella quería representar”.
En cada testimonio quedó claro que Julieta Fierro supo ser mucho más que una científica, fue una mujer que convirtió la divulgación en un acto de amor, que abrió las puertas de la ciencia a niñas y jóvenes, que enseñó que aprender podía ser divertido y que la vida merecía celebrarse.
El sepelio, discreto y sereno, no incluirá procesión. “Julieta no va a haber una procesión con ella, va a ser incinerada aquí in situ. Y bueno, pues hemos estado recibiendo a la gente que la ha querido”, compartieron los familiares.
Se prevé que la Universidad Nacional Autónoma de México, la Academia Mexicana de la Lengua y autoridades de la Ciudad de México monten guardias de honor en su memoria, mientras que el gobierno federal también podría estar presente en los homenajes.
Su ausencia deja un vacío enorme, aunque también una herencia que seguirá viva en las escuelas, los museos, las niñas que soñaron con ser científicas y los miles de mexicanos que alguna vez miraron el cielo con otros ojos gracias a ella.
Sin duda, Julieta Fierro permanecerá en la mente y en el corazón de todos los mexicanos, por que como ella misma lo enseñó, “la materia no se crea ni se destruye, solo se transforma”.
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