Reuters
El presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, y su predecesor, el republicano Donald Trump, se enfrentarán el jueves en un debate muy esperado, que ofrecerá a los votantes un inusual cara a cara entre los dos candidatos de más edad que jamás hayan aspirado al cargo más alto del país.
El debate televisado de 90 minutos, el primero entre un presidente en ejercicio y un expresidente, se emitirá a las 21:00 hora del este de EEUU (0100 GMT del viernes) en CNN y se espera que atraiga a una gran audiencia. Un récord de 84 millones de personas vieron el primer debate de Trump en 2016 contra Hillary Clinton.
Ambos llegan al debate de Atlanta con vulnerabilidades políticas que presentan una mezcla de riesgos y oportunidades. El debate tiene lugar mucho antes de lo normal —más de cuatro meses antes de la jornada electoral del 5 de noviembre— y en un contexto de encuestas de opinión nacionales que muestran a los dos candidatos en un empate.
El enfrentamiento llega también en un momento de profunda polarización y ansiedad entre los votantes sobre el estado de la política estadounidense. Dos tercios de los votantes dijeron en una encuesta de Reuters/Ipsos de mayo que les preocupaba que la violencia pudiera seguir a las elecciones, casi cuatro años después de que una turba de partidarios de Trump irrumpiera en el Capitolio de Estados Unidos.
Trump, de 78 años, subirá al escenario tras ser declarado culpable de falsear registros empresariales para comprar el silencio de una actriz porno, y se enfrenta a un trío de casos penales, incluidos los cargos relacionados con sus esfuerzos por anular los resultados de las elecciones de 2020. El expresidente, que ha sugerido que castigará a sus enemigos políticos si es elegido, tendrá que demostrar a los votantes indecisos que no supone una amenaza mortal para la democracia, como asegura Biden.
Biden, de 81 años, está sometido a una intensa presión para evitar tropiezos verbales y ofrecer una actuación contundente en el debate, tras meses de afirmaciones republicanas de que sus facultades se han debilitado con la edad.
Ambos tienen poco margen de error y es probable que la campaña contraria aproveche cualquier desliz como prueba de deterioro cognitivo.
Aaron Kall, profesor de la Universidad de Michigan y experto en debates presidenciales, dijo que éste “podría ser el más esperado e importante” de la historia, dada la estrecha distancia en los sondeos, la profunda polarización política del país y la posibilidad de una metedura de pata duradera.
Para Biden, en particular, un momento de confusión u olvido provocaría “interminables ciclos de noticias” sobre su edad y avivaría las especulaciones sobre un posible sustituto antes de la Convención Nacional Demócrata de agosto.
Aunque las encuestas nacionales muestran escasa distancia, Biden ha quedado por detrás de Trump en las encuestas de la mayoría de los estados disputados y recientemente vio cómo su ventaja financiera se borraba después de que Trump fuera condenado en relación con los pagos a la estrella porno.
“Biden necesita un cambio en el statu quo y este debate es su mejor oportunidad para hacerlo”, dijo Jacob Rubashkin, analista electoral del sitio web no partidista Inside Elections.
“Ahora mismo, los votantes ven esta carrera más como un referéndum sobre Biden que como una elección y eso es peligroso para él. Pero en el debate puede hacer hincapié en el contraste y Trump también estará en el punto de mira”.
Ni Biden ni Trump son populares y muchos estadounidenses siguen mostrándose profundamente ambivalentes sobre sus opciones. Alrededor de una quinta parte de los votantes dicen que no han elegido candidato, que se inclinan por un tercer candidato o que podrían no participar en las elecciones, según la más reciente encuesta de Reuters/Ipsos.
“Son candidatos horribles”, dijo Kathy Elder, una gerente de ventas de 59 años que votó por Trump en 2016 antes de cambiar a Biden en 2020.
Elder verá el debate del jueves para tratar de decidir qué camino tomar este año, pero dijo que sufre cada vez que hablan, por diferentes razones.
Cuando se trata de Biden, dijo: “¿Puede acelerar un poco y hablar de verdad?”. En cuanto a Trump, dijo: “¿Qué demonios va a salir de su boca?”.
Biden y Trump han hecho pocos esfuerzos por disimular su antipatía mutua. Durante su primer debate en 2020, Trump habló agresivamente por encima de Biden en una actuación que desanimó a muchos votantes.
CNN intentará evitar las conversaciones cruzadas silenciando los micrófonos de los candidatos cuando no sea su turno de palabra. El debate también se celebrará sin público, y ninguno de los candidatos podrá llevar notas preparadas ni utilería, aunque dispondrán de papel y bolígrafo.
Los asesores de Biden dicen que hará hincapié en el papel de Trump en la amenaza al acceso al aborto, lo retratará como un peligro para las normas democráticas y recordará a los votantes el a menudo caótico mandato de Trump entre 2017 y 2021.
El portavoz de la campaña de Biden, Michael Tyler, dijo que el debate mostraría el contraste entre los esfuerzos de Biden para ayudar a los estadounidenses y la “campaña desquiciada de venganza” de Trump.
Trump se centrará en la gestión de Biden en la frontera sur de Estados Unidos ante el número récord de migrantes que la cruzan irregularmente, así como en la economía, en particular la inflación, al tiempo que cuestionará su liderazgo mundial en un escenario de guerras en Gaza y Ucrania, dijeron asesores de Trump.
“El jueves por la noche va a ser una gran oportunidad para que el presidente Trump destaque su fortaleza con la debilidad de Joe Biden, destaque su historial de éxitos con el historial de fracasos de Joe Biden”, dijo la portavoz de campaña Karoline Leavitt.
El segundo y último debate de la campaña de este año está previsto para septiembre.
(Reporte de Helen Coster y James Oliphant; escrito por Joseph Ax; edición de Ross Colvin, Kieran Murray y Howard Goller; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)
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