Staff/Rossi
La relación que las mujeres tienen con su cuerpo depende de variables previsibles diversas como la edad. Sin embargo, para la mayoría el cumplimiento de expectativas masculinas es el pilar principal para construir su autoconcepto, lo que deriva en una “relación tormentosa con su cuerpo marcada por incontables violencias físicas, sexuales y emocionales”, según señala el estudio Realidades del cuerpo femenino, elaborado por Nosótrikas Tik Tank.
El documento no sólo da cuenta de lo que piensan niñas, adolescentes y adultas mexicanas sobre su cuerpo, sino de cómo viven y se relacionan a través de él.
“Todas las mujeres consultadas para el estudio han tenido una relación destructiva con su cuerpo, originada por las exigencias sociales que perciben a la mujer como cuerpo y sólo eso; un cuerpo sexualizado y a merced de cumplir expectativas de otrxs. La presión es tanta que conlleva a la autodestrucción, ya sea por medio de insultos diarios frente al espejo, o intervenciones invasivas como las cirugías plásticas, de cualquier modo, las mujeres aprenden a despreciar la piel que habitan” afirma Abigail Morales Peña , investigadora de Nosótrikas Tik Tank.
De acuerdo con la más reciente encuesta de la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética (ISAPS, por sus siglas en inglés), los procedimiento quirúrgicos a nivel mundial aumentaron 7.4% entre el 2019 y el 2020. México se coloca en el top 10 de los países con mayor número de intervenciones. El aumento de pecho y la liposucción son las cirugías más demandadas, mientras que el aumento de glúteos fue la cirugía que más creció en porcentaje durante dicho periodo.
El estudio afirma que “bajo este contexto de objetivización de la mujer, es necesario entender los significados detrás del cuerpo femenino y cómo estos construyen una realidad colectiva de violencia y descalificación ”.
El reporte, que además de contar con datos duros, recaba diversos testimonios y fotografías artísticas, señala que las cualidades intelectuales, motrices y emocionales son predominantemente irrelevantes en la valoración de la mujer. El centro de sus pensamientos, preocupaciones y complejos está en la apariencia corporal, ya que ahí es donde radica su valor y mérito, principalmente como ‘objeto de consumo sexual’, refiere el texto.
Niñez: época de libertad
La infancia es el periodo en el que las mujeres mexicanas presentan una mayor satisfacción y libertad con su cuerpo. El aspecto físico es un nivel secundario y se centran en el desempeño motriz a través de actividades como el juego o los deportes.
Según los testimonios de mexicanas, recopilados por Nosótrikas Tik Tank, la calificación promedio durante la infancia (en una escala del 0 al 10) es de 7. Este es el valor más alto por grupo de edad, mientras que en otras etapas, como la adolescencia, este número desciende a 5.5.
“En la niñez relacionarse de manera cercana con otras mujeres y sus cuerpos es algo natural y abierto. Es común que se bañen o cambien con sus madres o hermanas como parte de la rutina diaria, sin que esto implique una sexualización”.
Adolescencia: comienza la lucha interna
En la pubertad, las exigencias sociales comienzan a intervenir en la percepción y satisfacción que las mujeres tienen con su cuerpo. Los modales, apariencia y cuidados se dictan a partir de lo que es socialmente aceptable y lo que no lo es.
Hablar de los cambios que las mujeres experimentan en esta etapa es tabú, aunque paradójicamente lo corporal como valor estético se vuelve el centro de la adolescencia y anula las cualidades intelectuales, emocionales o motrices.
La adolescencia es un periodo crucial para el cuerpo femenino no sólo por los cambios fisiológicos, sino también porque durante esta etapa “se transmiten las estrategias de prevención de abuso sobre sus cuerpos; al tener una madurez sexual y poder quedar embarazadas, el abuso sexual deja huellas tangibles, y con eso vergüenza ante la sociedad. Así, se carga injustamente de responsabilidades a las víctimas potenciales, pero poco se inculca que la culpa y perversidad la tienen los agresores”, señala el estudio.
Adultez: exigencias que se transforman
Al llegar a la adultez las exigencias sobre los cuerpos de las mujeres cambian y en algunos casos se agudizan. En esta etapa, la edad y el ‘reloj biológico’ dictan la forma en la que ellas deben vivir y relacionarse a través de su cuerpo.
A los 20 años, la imposición de “belleza” se intensifica pues son los años para conseguir pareja. A los 30, se habla de la presión por ser madre y el ‘reloj biológico’. A los 40, las mujeres y sus cuerpos se vuelven invisibles y se transforman primordialmente en cuidadoras, ya sea de las hijas o los hijos, o de los padres y las madres, o de cualquier otra u otro familiar.
Al llegar al climaterio y la tercera edad, el 65% de las mexicanas consultadas por Nosótrikas Tik Tank reportaron sentir alivio al liberarse de presiones sociales como la menstruación o el acoso. No obstante, surgen nuevos procesos biológicos que les avergüenzan y ocultan por miedo al desprecio, debido a ello el 64% asegura que es una etapa difícil, ya que implica que se está envejeciendo.
“Repensar el rol de las mujeres en la sociedad es clave para entender otras problemáticas como la violencia física, sexual, los feminicidios e incluso la pederastia. El estudio de Nosótrikas tiene la finalidad de visibilizar los problemas cotidianos de las mujeres y poner la discusión sobre la mesa para cambiar nuestra percepción del cuerpo femenino; con ello dejar de replicar las ideas estereotipadas que lastiman y demeritan nuestro valor en la sociedad”, finaliza Morales Peña.
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