Por el Dr. Jaime Alcalá Gómez, Académico de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
- Las enfermedades transmitidas de animales a humanos cuestan a la salud y economía de la sociedad y representa retos nuevos para los médicos a nivel mundial
En 1956 la Organización Mundial de la Salud (OMS) definió a las zoonosis como cualquier enfermedad que de manera natural se puede trasmitir de los animales al hombre. Las enfermedades zoonóticas pueden ser trasmitidas de forma directa o indirecta. Pueden ser causadas por bacterias, hongos, parásitos y virus, actualmente se reportan más de 200 tipos de estas enfermedades. En México entre las zoonosis más comunes podemos encontrar; brucelosis, cisticercosis, toxoplasmosis, rabia y dengue, entre otras.
Cada año, el 6 de julio se celebra el día mundial de las zoonosis. Esta fecha fue designada por la OMS en conmemoración del 6 de julio de 1885, cuando Louis Pasteur aplicó por primera vez la vacuna contra la rabia a Jhosep Meister, salvando la vida.
Para la población, la principal fuente de contagio de estas enfermedades se debe al contacto directo con animales domésticos, o salvajes, además por medio del consumo de algunos productos de origen animal en los que no se aplica un manejo sanitario adecuado.
Existen diversas enfermedades zoonóticas que se consideran como emergentes, éstas por lo regular se asocian con animales silvestres, debido entre otras cosas, a la caza y destrucción de los ecosistemas que habitan. Algunos investigadores señalan que la reciente pandemia de Covid-19 puede ser catalogada como una zoonosis emergente, aunque aún falta identificar la fuente primaria del virus.
La mejor manera de evitar estas enfermedades es la prevención, para ello es importante el cuidado constante de la salud animal dentro de las granjas, corrales de engorda y de nuestros animales de compañía. Un punto importante para poder implementar medidas de prevención eficaces es la identificación de los factores de riesgo asociados a las enfermedades zoonóticas. Esto permitirá implementar normativas que apoyen en la reducción de riesgos de contagio.
Por ejemplo, evitar la contaminación de fuentes de agua para consumo humano y animal, el establecimiento de un programa para el manejo de desechos en el interior de las granjas, entre otras. Además de lo anterior, la promoción de actividades educativas en las que se dé a conocer formas de evitar contagios, como el lavado de manos después de tener contacto con animales y el manejo higiénico de los productos alimenticios.
Para poder desarrollar e implementar acciones encaminadas al cuidado de la salud pública, es necesario establecer enlaces y colaboración entre los sectores académico y gubernamental en sus distintos niveles y la sociedad civil; todo esto bajo el enfoque de “una salud” que promueve la OMS, el cual procura equilibrar y optimizar de manera sostenible la salud de las personas, los animales y los ecosistemas. El enfoque reconoce que la salud de las personas, los animales domésticos y salvajes, las plantas y el medio ambiente en general están estrechamente relacionados y son interdependientes.
La salud pública es un aspecto en el que todos nos vemos involucrados, y en el cual podemos aportar en las actividades que realizamos de manera cotidiana. En la Universidad Autónoma de Guadalajara trabajamos algunos de estos aspectos en la línea de investigación de Producción y Salud Animal, en donde se han identificado factores de riesgo y estudiado la epidemiología de algunas enfermedades consideradas como zoonóticas.
El Dr. Jaime Alcalá Gómez pertenece al Departamento de Biotecnológicas y Ambientales de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG)
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