Violencia contra las mujeres…la pandemia silenciosa y persistente

Maricela Allende

La violencia contra las mujeres, las adolescentes y las niñas no puede esperar más, es necesario implementar políticas públicas que protejan a las mujeres, dejar de poner excusas que solo causan más sufrimiento.

Es cierto que no podremos recuperarnos de la crisis generada por COVID-19 ni construir sociedades igualitarias, si más de la mitad de la humanidad sigue sufriendo las devastadoras consecuencias de otra pandemia: La de la violencia contra las mujeres.

De acuerdo a la información presentada por la ONU, la Asamblea General de Naciones Unidas el 20 de diciembre de 1993 en su resolución A/RES/48/104, proclamó solemnemente la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer e instó a que se hagan todos los esfuerzos posibles para que sea universalmente conocida y respetada.

Posteriormente, el 7 de febrero 2000 designó el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer e invitando a gobiernos, organizaciones internacionales y a ONG a tomar cartas en el asunto y coordinar actividades todos los años en esta fecha a que eleven la conciencia pública en cuanto a este tema.

La declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer la define como “todo acto que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la privada.”

En forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye:

Violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio); violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético); trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual); mutilación genital y matrimonio infantil.

Cabe destacar que en el año 2008 se creó la campaña ÚNETE para Poner Fin a la Violencia contra las Mujeres, con el objetivo de aumentar el nivel de concienciación sobre el problema, al igual que la formulación de políticas para solventarlo y a través de la canalización de recursos hacia esfuerzos que pongan fin a la violencia contra mujeres y niñas en todo el mundo.

De igual forma en 2009, ONU Mujeres lanzó la campaña Di NO ÚNETE, designando el 25 de cada mes como Día Naranja, con el objetivo de movilizar a la sociedad civil, activistas, gobiernos y el Sistema de la ONU para que juntos amplíen el impacto de la campaña del Secretario General, ÚNETE para poner fin a la violencia contra las Mujeres.

Por otro lado,a nivel mundial, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia en algún momento de su vida y en México esa cifra es de dos de cada tres.

En situaciones de crisis, estas cifras aumentan. Como hemos visto durante la pandemia por COVID-19, en algunos países el número de llamadas a las líneas telefónicas de asistencia se quintuplicó como consecuencia del incremento de la violencia por parte de su pareja y México no fue la excepción: Según datos oficiales, tan solo en el primer mes de decretarse la emergencia sanitaria, el 911 recibió aproximadamente 155 llamadas por hora debido a situaciones de violencia contra las mujeres, representando un aumento de 22.3% respecto a febrero de 2020.

Cada día, 137 mujeres son asesinadas por miembros de su propia familia.

En todo el mundo, una de cada tres mujeres ha sufrido violencia física o sexual, principalmente por parte de un compañero sentimental.

Menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia busca algún tipo de ayuda.

Terminar con la violencia implica creer a víctimas y a sobrevivientes; educar en la diversidad y en el respeto, garantizar que las escuelas sean espacios libres de violencia, adoptar soluciones integrales que atiendan las causas estructurales de las desigualdades de género; transformar las normas sociales dañinas, incluyendo las prácticas nocivas de género, que perpetúan la violencia y discriminación, y empoderar a las mujeres, adolescentes y a las niñas, sin dejar a nadie atrás.

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