El crimen de Gianni Versace: dos balas, rumores sobre la mafia y el misterioso móvil del asesino – Video

Infobae

Primero fue el silencio. El infinito silencio de Miami a las siete de la mañana. Después, veinte minutos antes de las nueve, el estruendo de dos balazos. La sangre. La muerte instantánea. La víctima no advirtió el peligro. En ese momento estaba de espaldas abriendo la puerta de su mansión Casa Casuarina.

Era el 15 de julio de 1997. El asesino, de zapatillas, short, gorra de visera y mochila al hombro, se alejó sin apuro por Ocean Drive: al menos es lo que dijo Merisha Colakovic, único testigo, que volvía de llevar su hija al colegio. La misma calle por la que Giovanni Maria Versace caminó esa mañana hasta el News Café –su rutina diaria– para comprar diarios y revistas.

Gianni Versace muerto. A sus 50 años. En la cumbre: uno de los reyes del diseño de moda, pareja su carrera con Giorgio Armani, aunque de muy diferentes estilos…, y una empresa que en ese trágico instante valía 1.400 millones de dólares.

Un minuto después de los balazos salió de la mansión Antonio D’Amico, 38 años, su amante desde 1982. Lo abrazó y lo acunó como a un niño, llorando. Un mundo se derrumbaba. La cabeza de Medusa, el logotipo del imperio Versace tomaba su peor forma. Castigada por permitir que Poseidón la sedujera en el templo de Afrodita, su adorado pelo se convertía en miles de serpientes.

Dos balas bastaron. Según la autopsia (muerte cerebral), una en el cuello y otra en la nuca. La última reboto y le voló la cabeza a una paloma: otra ominosa señal.

Quién, cómo, por qué. Desde mayo, la policía seguía los pasos de un asesino serial “in progress”.

Ignoraba su nombre, pero no un claro perfil: gay, taxi boy, seductor de hombres poderosos y mayores que no se habían decidido todavía –y acaso nunca lo harían– a salir del armario.

Primer crimen: 25 de abril, Minneapolis, Jeffrey Trail, ex oficial de la marina norteamericana, al parecer uno de sus clientes sexuales: cabeza destrozada a martillazos.

Segundo crimen: 29 de abril, Chicago, Lee Miglin, empresario de 72 años. Un hombre que intentó cortar varias veces esa costosa y tiránica relación, pero el deseo pudo más.

Tercer crimen: 9 de mayo, el agente de policía William Reese, a quien el asesino le robó la furgoneta que lo llevaría a Miami. A su penúltimo acto.

Las computadoras y los archivos policiales no fallaron. Cruzando datos, apareció el nombre del primer sospechoso: Andrew Cunanan, 27 años.

La primera puerta estaba abierta.

Entretanto, en la Casa Casuarina, todo era sombrío. El cuerpo yerto de Gianni Versace sobre una cama en la que amó y fue amado por Antonio, ciertos acompañantes fugaces, y se supone que su asesino. Y sombría también la lucha de intereses. ¿Quién quedaría al mando de ese imperio que empezó en Reggio Calabria el 2 de diciembre de 1946, llegada al mundo del futuro emperador Gianni I? Y también Santo, su hermano mayor, y Donatella, la hermana menor. Y también Tina, que murió a los 12 años: tétanos.

Todo sobre ANDREW CUNANAN, el ASESINO de GIANNI VERSACE

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías