Trata de menores, grave problema en México

Hipólito Contreras

La trata de menores es uno de los grandes pendientes que hay en México. Las víctimas son cada vez más jóvenes, incluso bebés son contrabandeados, los delincuentes no sólo los obligan a trabajar o a la prostitución, también los manipulan para delinquir.

Abigail Angélica Correa Cisneros, analista, señala que las cifras sobre trata de menores son alarmantes, es el tercer negocio ilícito más redituable del mundo. En México, el 99 por ciento de las víctimas son mujeres y niñas. Se sabe que el territorio mexicano es fuente, tránsito y destino para la trata de personas, con fines de explotación sexual y trabajo forzado, ahora también se habla de extracción de órganos.

México ocupa el primer lugar en la producción de pornografía infantil, el quinto en trata de personas. México ratificó en 2003 el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, comprometiéndose con la comunidad internacional a realizar reformas legislativas que atiendan el problema, así como apoyo a las víctimas.

Es un delito que parece avanzar sobre otros, como el tráfico de drogas. Los cárteles expanden sus tentáculos para convencer a niñas de entre 12 y 16 años para abandonar sus hogares, engañadas con promesas de una vida de ensueño que acaba siendo una pesadilla de muchos años, misma que incluso las puede llevar a las adicciones o la muerte. Pero también son víctimas hombres y niños, que terminan siendo explotados, no solamente con fines sexuales, sino también de trabajo forzoso, servidumbre doméstica, mendicidad infantil o extracción de órganos, entre otros.

La situación en que se describe a México, señaló, obliga a cuestionarnos si el gobierno cuenta con las políticas públicas adecuadas para resolver el problema de la trata de personas, no sólo en la modalidad de trabajo infantil, lo mismo con el tema de explotación sexual o de forzar a los menores a delinquir.

De acuerdo con la Unicef es común que los niños sean secuestrados para obligarlos a mendigar o robar carteras, hacen este trabajo forzado desde que sale el sol hasta que se mete. Niñas son engañadas con la promesa de emplearlas como modelos y después se encuentran atrapadas en un mundo de explotación sexual y pornografía, a otras les prometen trabajo legítimo que termina en virtual confinamiento y abuso, y hombres y mujeres por igual son llevados para obligarlos a trabajar en condiciones indignas.

La explotación infantil tiene muchos rostros que son invisibles a simple vista. La sociedad, en general, no se detiene a ver que muchos niños laboran en entornos peligrosos, como fábricas, minas, campos agrícolas, donde están expuestos a sustancias peligrosas. A estos menores se les priva de derechos primordiales, como es educación, salud, esparcimiento, entre otras cosas.

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