Afirman organizaciones campesinas que el T-MEC podría afectar a los productores mexicanos

Hipólito Contreras

 

La entrada en vigor del nuevo acuerdo comercial entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) podría afectar a los campesinos mexicanos más que su antecesor, el TLCAN, ya que dados los altos costos de producción y la baja tecnificación, las importaciones de granos crecerán más, aseguran organizaciones campesinas.

Indicaron que hace más de una década, las importaciones incrementaron 50 por ciento, condenando a los productores nacionales a la pobreza, dos millones abandonaron sus actividades después de que inició el acuerdo, desencadenando una serie de problemas de las que nuestro país todavía no se recupera.

En el arranque del nuevo tratado, más de 80 organizaciones campesinas expresaron su preocupación, especialmente ante los transgénicos, por lo que solicitaron desde el año pasado, y sin tener respuesta todavía, que se emita un decreto para prohibir los Organismos Genéticamente Modificados (OGM) en todo el país, como se comprometió el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde su campaña a la presidencia.

Expusieron que el temor frente al nuevo acuerdo es que grandes empresas con las que los pequeños no pueden competir acaben por eliminar las pocas oportunidades que les ofrecen, mediante la apropiación de las semillas.

Organizaciones campesinas como Agricultura Regenerativa, Campaña Nacional sin Maíz no hay País, Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productos del Campo (Anec), Carnaval del Maíz y el Sindicato de Trabajadores del Inca Rural piden al gobierno de AMLO que se emita un decreto para proteger los granos mexicanos y se actúe en contra de los OGM en todo el país.

Recuerdan que el poder judicial otorgó una “medida cautelar que prohíbe a la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y a la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) emitir permiso de siembra de OGM de maíz en todo el territorio nacional desde septiembre de 2013.

Indicaron que el T-MEC obligaría a México a adherirse al Convenio UPOV 91, que considera patentar las variedades y genes y de esta manera se asegurarían los derechos de propiedad intelectual de las empresas sobre este bien común de la humanidad que ha sido preservado por los campesinos.

México firmó el 9 de agosto de 1997 el Acta 1978 de UPOV que mantiene el “Privilegio del Agricultor de usar su semilla propia y el Derecho del Fitomejorador”, permite el intercambio milenario de semillas y la derivación esencial.

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