INEGI: “Estadísticas a propósito del…  Día Mundial de la Población ”

Rossi A. G.

• De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018 en México residen casi 125 millones de personas: 51.1% son mujeres y 48.9% hombres.
• En el año 2000 la edad mediana de la población se encontraba en los 22 años, en el 2010 se incrementó cuatro años (26 años) y en 2018 aumentó a 29 años.
• En 2009 el número promedio ideal de hijos de las mujeres en edad fértil era de 2.7, mientras que en 2014 fue de 2.6 y para el 2018 se redujo a 2.4 hijos por mujer.

El 11 de julio de 1987 la población mundial alcanzó los cinco mil millones de habitantes; dos años después, en 1989 el Consejo de Administración del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo estableció que cada 11 de julio se celebraría el Día Mundial de la Población, con el propósito de focalizar la atención en la importancia de las cuestiones relativas a la población.

Con el objetivo de conmemorar esta fecha y llamar la atención sobre la importancia de los asuntos relacionados con la población, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) integra este comunicado con datos sobre las características sociodemográficas de la población que reside en el país.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) 2018 en el país habitan casi 125 millones de personas, de las cuales 51.1% se encuentra representado por las mujeres y 48.9% por los hombres. La inercia actual de cambio demográfico se origina en el crecimiento acelerado que tuvo la población en el siglo pasado.

La composición y crecimiento de un país se ve reflejado en la estructura de edad de su población, considerado un componente importante para la medición y estudios de población.

En cuanto a la estructura por edad de la población mexicana, pueden observarse cambios sustanciales en los últimos decenios: La pirámide de población de 2000 a 2018 muestra diferencias significativas y la base piramidal continúa reduciéndose, lo que representa una menor proporción del grupo de menores de 15 años de edad, pasando de 34.1% del total de la población en 2000 a 25.3% en 2018. La participación porcentual del grupo de jóvenes (15 a 29 años) continúa en descenso, de 28.5% en 2000 a 24.6% para 2018. Por otra parte, el grupo de población de 30 a 59 años aumentó de 30.0 a 37.8%, mientras que el grupo de 60 y más años mostró un aumento significativo al pasar de 7.3 a 12.3% en el periodo referido anteriormente.

“Analizar la transición demográfica en México es plantear los desiguales ritmos y evolución de las variables del cambio demográfico en el país. La expresión bono demográfico se refiere a un periodo en el cual la estructura por edades de la población experimenta cambios importantes, estos son: la reducción de la proporción de la población infantil, y el aumento de la proporción de la población adulta y de las personas en edades avanzadas, generalmente de 65 años y más. Con ello, la proporción de personas en edades potencialmente productivas aumenta de manera sostenida en relación con la de personas en edades normalmente clasificadas como inactivas. ”

La edad mediana forma parte de los indicadores que muestran el aumento gradual en la edad de la estructura poblacional. En el 2000, la edad mediana de la población era de 22 años, en el 2010 se incrementó cuatro años (26 años) y 2018 aumentó a 29 años, dando cuenta del cambio demográfico en el país.

Aunado a estos cambios y al proceso de transición demográfica por el cual México está transitando, se cuantifica a las personas en edades (de 0 a 14 años y de 65 y más años) que dependen de la población en edades activas (población entre 15 y 64 años de edad). En este sentido, la razón de dependencia demográfica en México presentó un claro descenso pasando, de 1970 a 2010, de 107.6 a 70.7 personas dependientes por cada 100 en edades activas. Para los últimos años dicho descenso se mantuvo, como se observa en los indicadores presentados por la ENADID en sus versiones 2014 y 2018, mostrando una razón de dependencia de 62.4 y 60.2 personas dependientes por cada 100 en edades activas respectivamente.

Uno de los factores que influyen en el proceso del cambio de la estructura poblacional es la fecundidad que, junto con la mortalidad y la migración, son hechos que incrementan o disminuyen el volumen demográfico. Al respecto, es evidente la reducción de la tasa global de fecundidad (TGF) en nuestro país, que pasó de siete hijos por mujer en 1960 a 2.21 hijos en 2014 (trienio 2011 a 2013). Para 2018 (trienio 2015 a 2017), registró 2.07 hijos que en promedio tendrán las mujeres en edad fértil al final de su vida reproductiva.

La tasa de fecundidad por edad es un indicador clave para observar el comportamiento de la fecundidad. Al respecto, las mujeres de 15 a 19 años han sido la razón para prestar especial atención a este tema debido a su aporte relativo a la fecundidad total y, por ende, al crecimiento natural de la población en el país. La fecundidad adolescente ha impactado a nivel agregado, teniendo al final de su periodo reproductivo un número de hijos significativamente mayor que las mujeres que tienen su primer hijo a edades mayores. Entre 2009 y 2014 la fecundidad adolescente (mujeres de 15 a 19 años), pasó de 69.2 a 77.0 nacimientos ocurridos por cada mil mujeres. En 2018 este indicador registró 70.6 nacimientos ocurridos.

A partir de diversos análisis se ha observado una disminución de la fecundidad asociada a mayores niveles de escolaridad de las mujeres y al proceso de urbanización (en las localidades urbanas se da inicio en mayor medida a la práctica anticonceptiva). La ENADID 2018 revela que la tasa global de fecundidad en las mujeres con algún grado de escolaridad en el nivel primaria está representada por 2.82 hijos por mujer, mientras que las mujeres que cuentan con algún grado de escolaridad en el nivel medio superior o superior es de 1.75 hijos por mujer.

Las preferencias reproductivas tienden a ser un factor que incide en la descendencia final de la mujer. El cambio en las dinámicas de los hogares, la inserción laboral de las mujeres y diversos factores como el número ideal de hijos han contribuido a los niveles de fecundidad en nuestro país. De acuerdo con los resultados obtenidos en la ENADID 2009, el número promedio de hijos que deseaban las mujeres en edad fértil (15 a 49 años) fue de 2.7; para 2014 de 2.6 y en el 2018 de 2.4 hijos por mujer.

En 1977 se aprueba el primer Plan Nacional de Planificación Familiar del Sector Salud, en él se definieron metas de cobertura por institución y se estableció, además, la meta demográfica de reducir la tasa de crecimiento de población.

Las acciones de planificación familiar y anticoncepción están orientadas a mujeres y hombres en edad reproductiva. No obstante, la cobertura de los servicios se ha medido tradicionalmente en términos de Mujeres en Edad Fértil Unidas (MEFU), esto es, mujeres de 15 a 49 años de edad que se encuentran casadas o unidas. De acuerdo con la ENADID 2018, la proporción de mujeres unidas en edad fértil usuarias de métodos anticonceptivos es de 73.1%en relación al 72.3% declarado en 2014. Un aspecto que fortaleció esta política de población fue el aumento paulatino de la escolaridad, la cual ha sido un factor para que la mujer alcance una mayor autonomía y poder de decisión, al tiempo que contribuye a mejorar su calidad de vida, al ampliar sus opciones y perspectivas.

Por nivel de escolaridad, 35.6% de las mujeres en edad fértil unidas y usuarias de métodos anticonceptivos, contaban con la secundaria en 2014; para 2018 esta proporción de mujeres aumentó a 37.0%. El uso de métodos anticonceptivos en mujeres con nivel medio superior también aumentó de 24.3% en 2014 a 26.0% en 2018. De la misma forma, en mujeres con nivel superior de estudios, se incrementó su uso en casi tres puntos porcentuales, al pasar de 14.5 a 17.3 por ciento.

Por tamaño de localidad datos de la ENADID 2018 indican que, en el ámbito urbano, de los 14 millones de mujeres unidas en edad fértil, 74.8% son usuarias de métodos anticonceptivos, mientras que, en el ámbito rural, de los 4.7 millones de mujeres unidas en edad fértil, 67.8% usan algún método anticonceptivo. Si se compara la proporción de mujeres usuarias entre ámbitos se logra observar una diferencia de siete puntos porcentuales, demostrando la relación que existe entre el nivel de escolaridad y el nivel de urbanización en la planificación familiar.

La nupcialidad es un aspecto demográfico que influye en el fenómeno de la composición poblacional. Los cambios en la situación conyugal de las mujeres pueden definir en gran medida el comportamiento de la fecundidad en una población. En 2018, de las mujeres en edad fértil (15 a 49 años), más de la tercera parte (34.2%) se encuentran casadas, una proporción muy similar (32.7%) están solteras, mientras que un poco más de la quinta parte (23.2%) viven en unión libre.

Cabe destacar que en las últimas décadas se observan varias tendencias asociadas al aumento gradual en la proporción de las mujeres que viven en unión libre, así como aquellas que se encuentran separadas, divorciadas y viudas. El porcentaje de mujeres de 15 a 49 años ex unida pasó de 9.3% en 2014 a 9.9% en 2018, mientras que las mujeres que se encuentran en unión libre se incrementan en casi tres puntos porcentuales, al pasar de 20.4% en 2014 a 23.2% en 2018.

En 2018, la edad promedio a la primera unión de las mujeres alguna vez unidas fue de 20.4 años, mientras que la edad promedio al primer matrimonio fue de 21.5 años de edad. A diferencia de 2014, en el que la edad promedio a la primera unión fue de 20.2 años y el primer matrimonio ocurrió a los 21.2 años de edad

MIGRACIÓN INTERNA

Datos de la ENADID 2018 estiman que, del total de la población residente en el país, 18.0% son migrantes absolutos, de los cuales, 21.5 millones de personas (17.2%), residen en una entidad diferente a la de su nacimiento. Quintana Roo (51.4%), Baja California Sur (39.9%) y Baja California (39.4%) son las entidades con mayor porcentaje de población nacida en otro estado, mientras que Oaxaca (6.6%), Guerrero (6.4%) y Chiapas (3.0%) tienen la menor proporción de residentes nacidos fuera de la entidad.

El resto de la población migrante absoluta se conforma por aquellas personas que nacieron en otro país, cuya proporción es de (0.9 por ciento). De esta población, 74.4% nació en los Estados Unidos de América, 3.0% nació en Guatemala, 2.6% en Colombia y 2.3% en Venezuela; representados como principales países de origen de los extranjeros que radican en México.

En cuanto a la migración reciente, es decir la ocurrida en los últimos cinco años, 3.4% (3.8 millones) de la población de 5 y más años cambió su entidad de residencia en agosto de 2013 . La estructura por sexo de estos migrantes refleja que 54.6% son hombres y 45.4% son mujeres.

Existen varias causas por las cuales la población decide cambiar su lugar de residencia; en la migración interna, la principal causa de emigración a otra entidad continúa siendo el reunirse con la familia (47.9%). Entre 2014 y 2018 esta causa presentó un aumento de dos puntos porcentuales. La búsqueda de trabajo se perfila como el segundo motivo principal (20.1%), incrementándose en tres puntos porcentuales de 2014 a 2018.

El Saldo Neto Migratorio (SNM) muestra el porcentaje de ganancia o pérdida de población de 5 años y más de cada una de las entidades federativas y se puede visualizar cambios sustantivos a lo largo del tiempo. En 2018, Baja California Sur y Quintana Roo fueron las entidades con mayor atracción de población mientras que Guerrero y la Ciudad de México tuvieron el mayor porcentaje de pérdida de población.
Entre agosto de 2013 y septiembre de 2018, poco más de 760 mil personas emigraron del país. Estados Unidos de América (84.8%) continúa siendo el principal destino de los connacionales que emigran al exterior mientras que Canadá (4.0%) y España (2.2%) son los siguientes dos destinos más comunes para los emigrantes mexicanos.

La emigración internacional de mexicanos es un fenómeno mayormente masculino: 70 de cada 100 emigrantes son hombres. Por edad, 49.9% son jóvenes de 15 a 29 años y 39.6% tienen de 30 a 59 años, es decir, la mayor parte están en edades activas. La proporción de niños (menores de 15 años) y adultos mayores (60 y más años), son de 4.9% y 5.1%, respectivamente .

Entre los hombres, la principal causa de emigración es la búsqueda de trabajo (81.2%), de los cuales más de la mitad (56.8%) se fue porque ya contaba con un trabajo y el resto (43.2%) emigró en la búsqueda de una oportunidad laboral. En las mujeres, al igual que los hombres, la causa primordial es para buscar trabajo o trabajar, pero en un porcentaje significativamente menor (35.4%) y como segundo motivo es el reunirse con la familia (33.2 %).

Las entidades con mayor expulsión de personas en 2018 son Jalisco, Michoacán, Guanajuato y México, representando en conjunto 30.6% del total de emigrantes internacionales. En contraparte se encuentran Campeche, Baja California Sur, Quintana Roo y Yucatán, que solo concentran 1.7 por ciento.

México ha generado cambios en el sistema de salud importantes. Durante los últimos años se ha observado un fenómeno de “transición de riesgos”, ya que, en el transcurso de la primera mitad del siglo XX, la población estaba expuesta a riesgos propios de un país con desarrollo social e infraestructura incipientes, caracterizado por higiene deficiente, esquemas de vacunación incompletos, cobertura insuficiente y subutilización de servicios de salud, entre otros, que cambiaron con el desarrollo y la urbanización. Así mismo, se han modificado las formas de vida y han surgido riesgos de exposición al sedentarismo, al estrés, al consumo de tabaco y de drogas, a la violencia, así como a patrones alimentarios compuestos por alimentos de alta densidad energética, el colesterol elevado y la hipertensión arterial, factores responsables de gran parte de la carga global de la enfermedad y que han dado como resultado problemas como la obesidad y otras enfermedades crónico degenerativas a edades cada vez más tempranas .

En 2017, de acuerdo con las estadísticas de mortalidad, las principales causas de mortalidad en el país fueron: las enfermedades del corazón (20.1%), incluidas las enfermedades isquémicas del corazón, la diabetes mellitus (15.2%) y los tumores malignos (12.0%), aunque en diferentes proporciones.

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