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“Sin duda hoy ha sido una jornada atípica en la vida de un país que quiere democracia”, declaró el presidente Arce tras el inicio de la retirada militar. Y se refirió a “un intento de golpe de Estado por militares que están manchando el uniforme, que están atentando contra nuestra Constitución”.
Reconoció, sin embargo, que Bolivia cuenta con soldados “que saben que nuestra Constitución política del Estado y el respeto a la normativa vigente es lo más importante”.
“Deploramos actitudes de malos militares que lamentablemente repiten la historia tratando de hacer un golpe de Estado cuando el pueblo boliviano siempre ha sido un pueblo democrático”, recalcó. Poco después salió a saludar desde el palacio de gobierno rodeado de sus ministros y agradeció a una multitud de bolivianos que llegó a la plaza.
Horas después, el destituido general Zúñiga fue arrestado por la policía tras una orden de la Fiscalía General. El viceministro de Régimen Interior, Jhonny Aguilera, informó a periodistas antes de la aprehensión que el militar “ha liderado una asonada criminal que ha puesto en vilo al país. El Ministerio Público ya ha dispuesto una investigación” y mencionó que se lo acusa de varios delitos que no detalló.
Antes de ser detenido y en un breve diálogo con periodistas Zúñiga dijo que el presidente Arce le había pedido que movilizara las tropas para hacer subir su imagen. “El presidente me dijo ‘la situación está muy jodida, muy crítica, es necesario preparar algo para levantar mi popularidad’ ¿Sacamos los blindados?”, le preguntó a Arce y el mandatario, según el militar, le respondió “sacá”.
El presidente boliviano no respondió al momento a los señalamientos. La AP pidió comentarios a la ministra de Presidencia, María Nela Prada, pero no obtuvo respuesta.
“Esto ha sido un montaje, él (Zúñiga) cumplió el guion que le han mandado hacer, ya se empezó a desmantelar. Había mucha incredulidad, querían darle mayor narrativa con la detención en vivo y él dice que solo ha hecho lo que me mandaron hacer”, dijo Carlos Romero, exministro de Gobierno de Evo Morales a la televisora Red Uno.
Morales había denunciado temprano en X, antes Twitter, que se estaba gestando un golpe de Estado.
Imágenes de televisión mostraban varias vehículos militares blindados y un grupo de soldados frente a la sede gubernamental, que más tarde llegaron a ingresar al palacio, tras embestir y forzar la entrada.
El comandante del Ejército Zúñiga, presente en la misma plaza Murillo, dijo: “Estamos molestos por el ultraje que hay, ya basta”. Sin dar más detalles de a qué se refería, habló en televisión de ”ataques a la democracia”, que “pronto habrá un cambio de gabinete” y que ”por ahora” reconocía al presidente Arce como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas.
Más tarde se vio a Arce encarando a Zúñiga, a quién el mandatario designó para el cargo en noviembre de 2022, en el pasillo del palacio. “Yo soy su capitán y le ordeno que repliegue a sus soldados y no voy a permitir esta insubordinación”, enfatizó.
El mando militar justificó el despliegue porque “una élite se han adueñado del poder, del Estado”. Dijo, en medio de la tensión, que las Fuerzas Armadas quieren reestructurar la democracia y pidió la libertad de todos los presos políticos, mencionando a la expresidenta interina Jeanine Áñez y a Luis Fernando Camacho, gobernador de la rica provincia de Santa Cruz, ambos en prisión.
“No puede ser que subalternos estén presos por haber acatado órdenes”, en relación con el juico y condenas contra jefes militares que participaron en la crisis política de 2019 que derivó en la renuncia del entonces presidente Morales (2006-2019).
“Al ejército no le faltan cojones para velar por el mañana de nuestros niños”, recalcó el mando militar sobre el hartazgo de los uniformados ante las decisiones de la clase política. Aún están pendientes de aprobar por el Legislativo las listas de ascensos en el Ejército debido a las pugnas internas entre los sectores del oficialismo y falta de mayoría.
El día anterior, el comandante Zúñiga dijo en una entrevista televisada que si el exmandatario Morales mantenía sus intenciones de ser candidato de nuevo a la presidencia, podrían llegar a detenerlo.
El nuevo mando militar nombrado por Arce para reemplazar a Zúñiga, José Wilson Sánchez, rechazó lo ocurrido. “Es una situación especial decían porque nadie quiere ver la imagen que estamos viendo en las calles”, declaró y ordenó la retirada de las tropas que se habían movilizado.
Partidarios del presidente se reunieron en la plaza y gritaron consignas a su favor como “Lucho, no estás solo” o “Fusil, metralla, el pueblo no se calla”. Los militares lanzaron gas lacrimógeno para dispersarlos.
La Central Obrera Boliviana (COB), el principal sindicato, declaró una huelga general y llamó a “movilizaciones” a los trabajadores.
El intento de golpe de Estado en Bolivia generó reacciones de rechazo en toda la región. Los presidentes de Brasil, México, Chile, Venezuela, Paraguay, entre otros, enviaron mensajes de apoyo a Bolivia y condenaron lo sucedido.
La Secretaría General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) condenó lo sucedido y apeló a que el Ejército se someta “al poder civil legítimamente elegido”.
Luis Almagro, secretario general de la OEA, se pronunció desde Asunción y rechazó la situación: “La comunidad internacional, la OEA y la secretaría general de la OEA no tolerarán ninguna forma de quebrantamiento al orden constitucional legítimo en Bolivia, ni en ningún otro lugar”.
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