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El impacto de las “promesas fallidas” para hacer frente al rápido aumento de las temperaturas globales es sorprendentemente evidente en la Antártida, según la máxima representante de la ONU en Chile.
María José Torres Macho viajó a la Antártida con el Secretario General, António Guterres, en vísperas de la Conferencia sobre el Cambio Climático, la COP28, que se está celebrando en Dubái (Emiratos Árabes Unidos).
Torres Macho compartió su experiencia con Noticias ONU:
“El continente dormido esconde bajo su belleza su innegable papel como regulador climático clave para el planeta. Mientras disfrutábamos del majestuoso e infinito paisaje blanco de islas, glaciares y témpanos salpicados de pingüinos, leones marinos, ballenas y una biodiversidad nítida bajo el agua, nos enfrentábamos a la realidad que las pruebas científicas están poniendo delante de los responsables de la toma de decisiones (…): el planeta necesita que la Antártida siga siendo como es.
Salvaguardar la Antártida es esencial para frenar la aceleración del cambio climático y mantener el límite de calentamiento de 1,5 °C.
Los datos recogidos por los equipos científicos desplegados en la Antártida muestran dos tendencias extremadamente preocupantes:
-El deshielo se está produciendo al triple de velocidad que en décadas anteriores (sólo en 2023 se habrán perdido más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados) provocando una subida del nivel del mar que sería catastrófica para la supervivencia de las comunidades costeras
-El impacto del aumento de las temperaturas en la Antártida está afectando a las corrientes en chorro
‘La Antártida está geográficamente alejada para la mayoría de nosotros, pero su futuro está estrechamente ligado al de las generaciones venideras’, afirmó el Secretario General durante su estancia, refiriéndose a cómo las consecuencias de lo que allí ocurra afectarán catastróficamente al resto del mundo.
‘Lo que ocurre en la Antártida no se queda en la Antártida’, dijo.
Una vista desde Chile
A miles de kilómetros al norte, en Chile, donde trabajo como coordinadora residente de las Naciones Unidas, los efectos del deshielo de la Antártida y la subida del nivel del mar no pueden ignorarse.
Desde ciclos de sequía, desertificación e incendios forestales hasta olas de calor mortales, erosión costera y otros fenómenos meteorológicos extremos, he visto de primera mano cómo el cambio climático está asolando comunidades y poniendo patas arriba los medios de subsistencia en todo el país.
El impacto de la crisis del agua en Chile es especialmente grave, y las poblaciones rurales son las más afectadas.
A medida que estas amenazas se ciernen, nuestro equipo de la ONU en Chile está trabajando estrechamente con las autoridades nacionales para ampliar la acción urgente de combatir la triple crisis planetaria: el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad.
Juntos estamos apoyando al Gobierno en la realización de su ambiciosa agenda nacional para proteger la biodiversidad de Chile, reducir las emisiones mediante la expansión de los mercados de carbono y dirigir las transiciones sociales, económicas y medioambientales que fomentan las energías renovables. Pero el papel de Chile en la lucha contra el cambio climático va más allá de sus propias fronteras.
Liderando desde el Sur
Conocido como “la puerta a la Antártida”, Chile es un facilitador logístico para muchos países que tienen bases científicas en el territorio y se benefician de la vital labor de las Fuerzas Armadas chilenas.
Durante mi visita al continente, escuché muchos relatos de científicos y oficiales que hablaban de la especial mística y belleza de la Antártida. Me impresionó especialmente su sentido de sacrificio y su voluntad de pasar todo un año lejos de sus familias para proteger este territorio en peligro.
A nivel nacional, me impresionó el fuerte liderazgo del presidente de Chile y su equipo para organizar esta visita y ayudar a amplificar la conversación sobre la acción climática y el papel único de la Antártida dentro de ella. En la escena mundial, Chile también liderará importantes debates sobre la adaptación climática en la COP28 de Dubái”.
Hacia la COP28
La necesidad de un liderazgo regional fuerte y de compromisos renovados para la acción climática no podría ser más oportuna.
Pocos días antes de que viajáramos a la Antártida, el mundo alcanzó un nuevo y sombrío hito. Por primera vez en la historia moderna registrada, el planeta es en promedio dos grados centígrados más cálido que los niveles preindustriales, incumpliendo los compromisos adquiridos en el Acuerdo climático de París.
En la Antártida, vi el impacto de estas promesas fallidas, pero también fui testigo de la determinación del Secretario General de transmitir un mensaje firme desde el Sur: para poner fin a la adicción del mundo a los combustibles fósiles, la COP28 debe ser un llamamiento a la acción, no solo palabras. El compromiso y la cooperación que vi en mi visita a la Antártida demuestran que esto es posible.
Como dijo el Secretario General: “La gente de la Antártida se guía por la cooperación, no por la competencia; este es el espíritu que necesitamos en la COP28″”.
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