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La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha presentado este viernes el informe Una nueva agenda para la salud mental en la Región de las Américas. Fruto de la Comisión de Alto Nivel en Salud Mental y COVID-19, el documento contiene 10 recomendaciones para mejorar la salud mental y garantizar que esté presente en las estrategias de recuperación pospandémica de los países.
El informe se basa en los principios de la cobertura universal de salud, los derechos humanos, la equidad, la no discriminación, el empoderamiento de las personas con problemas de salud mental y sus familias, y un esfuerzo común de diferentes sectores para aprovechar recursos financieros, conocimientos y habilidades.
Falta de atención y servicios
Durante la sesión de presentación estuvo presente el director de la Organización, Jarbas Barbosa, quien destacó las graves consecuencias que tuvo la pandemia de COVID-19, como el aumento de personas con depresión y ansiedad y la interrupción general de los servicios de salud, y en concreto, de salud mental.
Sin embargo, el director enfatizó que los problemas de salud mental en la región ya estaban empeorando antes de que comenzara la pandemia, con un aumento de la tasa de suicidio del 17% entre 2000 y 2019. Según Barbosa, esto se debe a la falta de atención sostenida y los obstáculos para el acceso a los servicios relacionados.
“En las Américas más del 80% de las personas con una enfermedad metal grave, incluida la psicosis, no recibieron tratamiento en 2020. Además, la atención existente está basada en el encierro y la hospitalización de larga duración, en vez del apoyo comunitario. Hay también escasez de personal sanitario capacitado y un acceso reducido a los servicios para las personas que viven en situación de vulnerabilidad”.
En este contexto, el director de la agencia de la ONU instó a los políticos a garantizar que la salud mental ocupe un lugar prioritario en su agenda y se integre en todos los sectores.
“Hemos observado el aumento del número de suicidios entre personas mayores a causa de la depresión, pero también entre los jóvenes ante la falta de perspectivas y la desigualdad a la que hacemos frente en toda la región. También han tenido lugar brotes entre poblaciones indígenas”, señaló.
La salud mental no es una batalla privada
A continuación, intervino la presidenta de la Comisión y exvicepresidenta de Costa Rica, Epsy Campbell Barr, quien hizo referencia a algunos aspectos destacados sobre las recomendaciones que contiene el documento, como la creación de alianzas estratégicas y asociaciones a nivel nacional y supranacional, la inclusión de la salud mental en todas las políticas de gobierno y el aumento de los recursos destinados a ella.
Otras recomendaciones se centran en promover la salud mental a lo largo de toda la vida y prevenir el suicidio. Asimismo, Campbell hizo énfasis en la importancia de crear políticas para garantizar la salud mental de los jóvenes, hacer frente a la desigualdad de género y a las consecuencias que tiene la violencia intrafamiliar y las masculinidades hegemónicas. También es esencial combatir el racismo y trabajar con afrodescendientes e indígenas para garantizar su bienestar.
“La salud mental no es una batalla privada, es una crisis pública, que justifica una acción inmediata; requiere nuestro esfuerzo colectivo. Invertir en salud mental es crucial para promover un desarrollo equitativo que permita a todas las personas vivir con bienestar y dignidad”, declaró la directora.
Campbell señaló que “si ofrecemos servicios de salud mental accesibles y de alta calidad, disfrutaremos de excelentes beneficios: personas más sanas y con mayores recursos para afrontar las dificultades, mejor gestión de las emociones y extraordinarias capacidades para crear entornos profesionales, familiares y personales más armónicos”.
Campbell destacó que invertir en la salud mental tiene, además, grandes beneficios económicos. Por ejemplo, por cada dólar que se invierte en combatir la depresión y la ansiedad, se obtienen cuatro dólares en salud y capacidad de trabajo.
Enfoque holístico e inclusivo
Por último, el copresidente de la Comisión y secretario general adjunto de la Organización de los Estados Americanos hizo referencia a las recomendaciones como un mapa para priorizar la salud mental en las Américas de forma holística.
“Nuestro enfoque para abordar los retos debe abarcar múltiples sectores y garantizar la inclusión: debemos involucrar a los profesionales de la salud, los educadores, los empleadores, los servicios sociales y la sociedad civil para aliviar estos impactos”.
Además, durante la ronda de preguntas, Néstor Méndez enfatizó en la necesidad de destinar el 5% del presupuesto sanitario exclusivamente a políticas que tengan que ver con la protección y fomento de la salud mental.
Méndez señaló la importancia de acabar con el estigma social entorno a la salud mental en todos los países de la región.
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