MARCA Claro
De vacaciones en Roma a concierto en Liverpool. Y no de los Beatles precisamente. Dos de las noches más negras del barcelonismo en apenas un año y con Valverde en el banquillo como centro de las críticas. Dos remontadas que parecían imposibles y menos ante un equipo como el Barcelona se hicieron realidad gracias a la fe de dos equipos que aprovecharon la relajación azulgrana a la hora de empezar los partidos. El cuadro azulgrana no hizo valer ni un 4-1 ante la Roma ni un 3-0 ante el Liverpool.
Más sangrante es la remontada de Anfield, lo de Roma es casi una broma en comparación, ya que fue ante un equipo con bajas importantes y siendo la primera en toda la competición. Pero el Liverpool fue mejor en Barcelona pese al resultado y hoy lo volvió a ser. No se explica algo así en un equipo que descansó en la jornada anterior y que se medía a uno que jugó con todos un partido muy intenso en Newcastle. El Liverpool es un digno finalista y Valverde tiene complicado seguir al frente del Barça aunque consiga un nuevo doblete.
Nadie dijo que el partido de vuelta fuera a ser fácil. No estaban Firmino y Salah, dos bajas muy sensibles para el Liverpool, pero los Reds en Anfield se transforman. El plus que da la grada a los locales empequeñece al rival y eso es lo que le pasó de forma sorpresiva al Barcelona. Algo que se vio ya en el primer minuto de juego con un balón peligroso que se se paseó por el área azulgrana sin encontrar rematador.
Colocar a Sergi Roberto sobre Mané viendo lo que pasó en la ida era arriesgado, pero fue el otro lateral, Jordi Alba, el que falló para que el Liverpool se adelantara en el marcador a los seis minutos de juego. Un mal pase hacia atrás del 18 azulgrana quedó a los pies de Henderson que se internó en el área, disparó y el rechace de Ter Stegen lo empujó Origi a la red. Lo imposible ya no lo era tanto y más viendo las dudas del Barça a la hora de sacar el balón. Dos minutos después fue Sergi Roberto el que midió mal en otro pase hacia a atrás y Ter Stegen salvó el 2-0 ganando en la carrera a Origi por apenas un segundo. En la siguiente jugada, Mané se fue de Sergi Roberto en velocidad y entre el canterano y Arturo Vidal rozaron el penalti sobre el delantero senegalés. El Barcelona estaba tocado y sufriendo.
Esas dos jugadas espolearon a los de Klopp que se fueron arriba con todo y el Barça tuvo unos minutos en los que a la contra pudo marcar el gol que decidiera definitivamente la eliminatoria. Un lanzamiento de Messi que buscaba la escuadra y despejó Alisson a córner fue el primer aviso, después Coutinho lo intentó con igual respuesta del meta brasileño y hubo un tercer intento de Messi con un lanzamiento por bajo que rozó el poste.
Los buenos minutos del Barça se difuminaron y de nuevo aparecieron las acometidas del Liverpool. Henderson y Robertson tuvieron opciones para el 2-0, pero Piqué y Ter Stegen lo evitaron. El toma y daca en que se convirtió el partido era una lotería para ambos equipos. Si el Liverpool hacía el 2-0 el Barça lo iba a sentir y si marcaban los azulgrana se acababa la historia.
Piqué salvó un pase picado que dejaba solo a Mané, Messi tuvo un nuevo remate que rozó el poste y Jordi Alba pudo resarcir su error anterior tras un pase de Messi que le dejó solo, pero no pudo batir a Alisson en su salida. No hubo más en un primer tiempo trepidante y jugado a un ritmo altísimo. Los de Valverde esperaban el descanso para intentar dar la vuelta a la situación y controlar más el partido tras la reanudación.
Tras el descanso entró Wijnaldum por Robertson, lesionado tras una patada de Luis Suárez en los últimos minutos de la primera parte. Milner retrasó su posición, pero casi nada cambió en el guión del partido. El Barça aguantaba y el Liverpool apretaba. Tras un córner, Van Dijk remató desde cerca de tacón y Ter Stegen evitó un 2-0 que parecía cantado. La historia no cambiaba y en el minuto 53 el Liverpool se metió de lleno en el partido tras un nuevo fallo de Jordi Alba que perdió un balón ante Alexander-Arnold y su centro lo remató Wijnaldum. Roma aparecía en el recuerdo y sin tiempo casi para asimilarlo llegó el 3-0 marcado de nuevo por Wijnaldum tras cabecear un centro de Shaqiri. Eliminatoria igualada y media hora por delante. Nada es imposible en el mundo del fútbol.
Salió Semedo por Coutinho, un cambio que se antojaba tarde, pasando Sergi Roberto al centro del campo. El Barcelona necesitaba marcar, ya no valía especular y tuvo sus acciones. Siempre con Messi como protagonista. Primero con una falta que dio barrera y después con un tiro lateral que desvió a córner Alisson. El Liverpool no se podía creer lo que había conseguido en 55 minutos y le entró algo de pánico por lo que el Barcelona empezó a tener más el balón. Salió Arthur por Arturo Vidal a falta de un cuarto de hora, otro cambio que se antojaba tarde.
El Barcelona no estaba eliminado, seguía necesitando un gol para evitar la prórroga. Por lo que no se entiende lo que pasó en el minuto 78. Alexander-Arnold saca rápido un córner sin que nadie del Barcelona esté mirando el balón y Origi marca el 4-0 a placer. Lo que Klopp veía imposible y entre risas en la previa se hizo realidad y el Barcelona sufrió una de las noches más bochornosas de su historia. La profecía de Messi no se cumplió y la copa bonita y linda tendrá que esperar.
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