Staff/Rossi
La producción de microchips, fundamentales en el funcionamiento de nuestros teléfonos celulares, computadoras, automóviles y muchos otros productos y servicios que usamos en la vida cotidiana, se redujo considerablemente desde la pandemia generando una crisis en varias industrias. ¿Qué sucedió?, ¿Cómo nos afecta en lo personal, económico y social?
¿Tenías pensado adquirir un vehículo, una computadora o un smartphone de modelo reciente? Toma en cuenta que estos productos escasearán y estarán más caros por la escasez de chips que se vive en todo el mundo.
Desde hace meses existe un déficit a escala global en la fabricación de microprocesadores y circuitos integrados, lo que preocupa especialmente a la industria automotriz, electrónica y de Tecnologías de la Información (TI) con pérdidas multimillonarias.
¿Qué fue lo que pasó?, ¿cómo llegamos a ese punto? Roberto Martínez, coordinador de la Especialidad en Gestión de la Cadena de Suministro del ITESO; y Omar Longoria, coordinador de la Maestría en Diseño Electrónico de la universidad, lo explican.
¿Por qué es importante este tema?
Los chips y/o microprocesadores son el fundamento de la economía digital mundial. Estos pequeños dispositivos son los “cerebros” que permiten el funcionamiento de los componentes o artículos electrónicos que usamos en nuestra vida diaria como computadoras, smartphones, tablets, pantallas planas, electrodomésticos, y que son necesarios en muchos otros productos y para el funcionamiento de servicios y procesos en las más variadas industrias como la automotriz o la del calzado.
Además, esos objetos electrónicos están más interconectados entre sí, dando forma a lo que llamamos Internet de las Cosas. Acciones como conectar nuestro celular con el Smart TV para ver videos o usar aplicaciones como Waze para encontrar una dirección en tiempo real son más comunes. Ese intercambio de información de varios dispositivos no sería posible sin los microprocesadores.
Los electrónicos que utilizamos requieren más y más chips. Por ejemplo, un automóvil moderno utiliza hasta mil 400 microprocesadores para funcionar. De allí que la crisis de semiconductores sea un tema central.
¿Qué sucedió?
La fabricación de chips se vio afectada por las restricciones sanitarias del Covid-19.
Cuando comenzó la pandemia, la industria automotriz reaccionó con miedo y canceló pedidos de semiconductores, previendo una caída de ventas.
En contraste, aumentó la demanda popular de computadoras, tablets y otros dispositivos debido al auge del trabajo remoto desde casa. Por consiguiente, también se elevaron los pedidos de chips para fabricar esos productos por parte de las empresas especializadas.
Con el paso de los meses, la industria automotriz reanudó la demanda de chips ante el repunte de la economía por el avance de la vacunación contra el Covid-19 en varios países.
Sin embargo, elaborar chips es un proceso que dura varios meses por la complejidad de su manufactura y requiere una previa planificación. Al subir los pedidos tanto de empresas automotrices como de las especializadas en tecnologías de la información, las fabricantes de semiconductores se han visto desbordadas por la demanda y dejan en lista de espera las nuevas solicitudes, provocando una crisis general de la producción.
¿Quiénes producen los chips que dan soporte a la economía digital?
El 80 por ciento de la producción de semiconductores se ubica en Asia y especialmente en dos países: Taiwán y Corea del Sur.
La principal manufacturera de circuitos integrados del mundo es TSMC, siglas en inglés de la Compañía de Fabricación de Semiconductores de Taiwán. Las dos empresas de Corea del Sur que más producen chips son Samsung Electronics y SK Hynix Inc.
Como se puede apreciar, la producción de estos materiales tan importantes hoy en día se concentra en unos pocos jugadores. Estados Unidos apenas tiene 11 por ciento del mercado, principalmente a través de la compañía Intel, y Europa cuenta con el 9 por ciento restante.
Los infortunios también jugaron un papel clave en la escasez que vivimos hoy en día. La planta de semiconductores de la compañía japonesa Renesas Electronics sufrió un incendio en marzo de 2021, una pésima noticia para empresas como Ford, General Motors, Toyota, Nissan o Continental, clientes de Renesas. Apenas se está normalizando la producción.
¿Cómo nos afecta?
La crisis de circuitos integrados nos golpea de tres maneras: aumentan los precios al consumidor de los productos electrónicos, se afectan los ingresos de las industrias que dependen de los chips y se reduce la disponibilidad de equipos último modelo creando desabasto.
¿Notaste que tu nueva consola de videojuegos costó más cara de lo que presupuestabas?, ¿empezaste a advertir que alguna empresa no tiene un producto determinado porque “no hay existencias”? Esto ya es una consecuencia de la falta de semiconductores en el mundo.
Un ejemplo es el propio ITESO. Algunos profesores y trabajadores no han recibido equipos de cómputo actualizados para sus labores por la falta de producto.
“Si haces una búsqueda de computadoras personales, empezarás a notar escasez, podemos ver modelos viejos en las tiendas, pero los modelos más nuevos están comprometidos”, dice Omar Longoria, quien también coordina la Especialidad en Diseño de Sistemas en Chip del ITESO.
Si querías adquirir un vehículo, tal vez sea mejor pensarlo dos veces. “Los tiempos de entrega se han disparado, hoy compras un coche nuevo y está muy caro”, señala Roberto Martínez.
Esto también generará un efecto dominó en el cual las personas que no pueden tener un automóvil último modelo recurran al mercado de coches usados, pero al incrementarse la demanda también subirán los precios de este tipo de automotores.
Un sector particularmente afectado es la industria mexicana de exportación de automóviles. Algunas fábricas pararon la producción por escasez de materiales y en algunos casos no operarán de nuevo hasta enero de 2022.
¿Cuánto durará la crisis?
Los académicos estiman que la producción no se estabilizará hasta dentro de dos o tres años.
“Es un problema que no se va a resolver pronto, la demanda es muy alta, cada vez más productos digitales que requieren algún chip y en el mundo tenemos muy pocas fábricas trabajando a capacidad plena”, menciona el coordinador de la Especialidad en Gestión de la Cadena de Suministro del ITESO.
La crisis ha puesto en escena la necesidad de aumentar la instalación de fábricas de semiconductores en el mundo. Estados Unidos, por ejemplo, ya tiene planes para poner más plantas y dejar de depender del mercado asiático.
Sin embargo, instalar una fábrica de este tipo es un proceso tardado y muy caro. Su construcción tarda hasta cuatro años y se deben dominar tecnologías concretas que, además, se van renovando al menos cada dos años. No se puede solo “poner más fábricas”, deben ser operativas y con mano de obra calificada especializada en rubros como la nanotecnología.
“Son inversiones estratosféricas, pero que van a redituar por la cantidad de circuitos que se producen y se venden. A la larga vale la pena una inversión de este tipo”, comentó Longoria, quien forma parte del equipo académico del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática del ITESO.
Otro problema que sale a la luz por esta carencia de chips es la obsolescencia programada de la tecnología que usamos, provocando un menor tiempo de vida de nuestros celulares o laptops. La producción masiva de microprocesadores ha generado un mayor desecho de electrónicos que no pueden reciclarse y generan un impacto al medio ambiente.
¿Cómo deberían reaccionar las cadenas de suministro?
Las cadenas de suministro, es decir, todos los actores que participan en la fabricación y traslado de la computadora o el celular que estás usando ahora mismo, por mencionar un ejemplo, deberán adaptar sus procesos para mantenerse vigentes y no caer en una crisis económica, dice Roberto Martínez González, coordinador de la Especialidad en Gestión de Cadenas de Suministro del ITESO.
Las empresas deberán realizar al menos cuatro acciones, comentó el académico:
1) Mapear el estado actual de la cadena de suministro.
2) Identificar los riesgos más graves: en el caso de la crisis vigente de chips, el riesgo es el escaso número de proveedores de este producto.
3) Buscar alternativas a esos riesgos: por ejemplo, una solución a la falta de chips es buscar algún otro proveedor más cercano, aunque los costos sean más caros. Otras alternativas son mejorar los pronósticos de venta a futuro por medio de inteligencia artificial aplicada para hacer los pedidos exactos de microprocesadores.
4) Diversificar los clientes y tratarlos de manera justa: los consumidores van a notar y preocuparse por los aumentos de precios, el reto será hacerles ver a esos compradores cómo es que el trato que les ofreces es justo conforme a las circunstancias que se viven actualmente. Por eso el trato con el cliente siempre deberá ser cercano y ético.
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