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- Red Bull volvió a mandar en la F1 con un 1-2 aplastante en el Gran Premio de Japón
El Gran Premio de Australia hizo pensar a muchos que Ferrari podría plantarle cara a Red Bull, pero luego del aplastante 1-2 de Max Verstappen y Sergio ‘Checo’ Pérez en Japón parece que si bien los del Cavallino son los que están más cerca, el equipo de Milton Keynes posee un engrane extra que aplica a placer en momentos de apuro.
Como se presagiaba desde que Carlos Sainz y Charles Leclerc marcaron el paso en Albert Park, el regreso de los Red Bull fue feroz y con la intención de sentar un precedente. Se les puede ganar una vez, pueden tener un mal premio de cuando en cuando, pero aún son el mejor equipo de la Fórmula 1.
Cenicienta tiene que bailar todas las piezas que pueda antes de la medianoche, más si su pie no embona con la zapatilla de cristal. El sueño del aficionado de ver una temporada reñida entre Ferrari y Red Bull podría haber escuchado las doce campanadas. Pareció, incluso, que Max Verstappen tuvo un día más en la oficina, sin sobresaltos. Su victoria 57 en la F1, 47 en los más recientes 68 Grandes Premios la vivió como quien cumple su turno en el empleo de 9 a 5, con una precisión de autómata y la emoción de un taquillero que despacha boletos en la estación del metro.
Checo Pérez, por su parte, llegó a 38 podios en sus 14 temporadas en la F1, con lo que pasó en ese rubro al Riccardo Patrese para ascender al escalón 24 en la historia del Máximo Circuito.
Esta es la tercera vez en la temporada 2024 que los Red Bull hacen el 1-2, siempre con Max a la cabeza y entre Checo y el neerlandés ya acumulan 14 veces que han acaparado los los primeros lugares del podio. Este dúo está muy cerca de los 16, 1-2 que lograron Sebastian Vettel y Mark Webber cuando compartieron en Red Bull entre 2009 y 2013.
Checo Pérez y Max Verstappen están en su cuarta temporada juntos y los frutos de esta ‘relación’ son argumentos a favor de una posible extensión de contrato para el tapatío.
El auto número 11 de Red Bull, el que maneja Checo Pérez estuvo a 66 milésimas del tiempo de pole position de Max Verstappen, síntoma inequívoco que la estrategia del jalisciense de dejar de buscar que el complejo y difícil auto de Red Bull sea cómodo y se adapte a su manejo, y en cambio, ‘aclimatarse’ a la puesta a punto que hace rápido al monoplaza, aunque eso implique desaprender y manejar con el acelerador un auto hipersensible del eje delantero.
Un perro maduro que aprende los trucos que le aplauden al perro joven.
En el estado del Campeonato de Pilotos, Verstappen ve desde la cima al resto con 77 puntos, porque no sólo recogió los 25 del triunfo, sino que se anotó la vuelta rápida.
Checo Pérez recuperó el segundo peldaño y ahora presume 64 puntos, cinco más que Charles Leclerc, quien quedó cuarto en Suzuka. Carlos Sainz, quien GP tras GP fortalece su posición de ‘soltero’ más codiciado, ya que no tiene compromiso con nadie para el 2025, es cuarto en la tabla con 55 unidades.
Por equipos, obviamente los comandados por el muy polémico y emproblemado Christian Horner dominan con 141 puntos. Ferrari, no tan lejos, tiene 121 y luego, como en otra dimesión, otra liga, otro sistema planetario están McLaren con 69, Mercedes con míseros 34 y Aston Martin con 33.
Más allá de un Gran Premio con los rebases que nos regaló Checo Pérez producto de las paradas en pits y distintas estrtegias, la alegría en las tribunas la dio de la manera más humilde pero sonora, el pequeño Yuki Tsunoda, de Racing Bulls.
El ídolo local, el iracundo piloto que no mide más que Baby Yoda, logró quedar en la décima posición y con ello alegró a Japón al ser el primer piloto del Sol Naciente en ganar unidades en casa desde Kamui Kobayashi en 2012. Tanto tiempo ha pasado desde entonces que Checo Pérez era el coequipero de Kamui en Sauber y Yuki cursaba la secundaria.
De regreso a Red Bull, su diseñador estrella, el Michelangelo de la F1, Adrian Newey aportó tres actualizaciones para aprovechar el bajo desgaste de frenos que hay en Suzuka y, para variar, puso a todos sus colegas a tomar apuntes y hacer la tarea sobre las rodillas.
Parece que es lo más sencillo para los pilotos de Red Bull, ‘sólo tienen que manejar el mejor auto’ y ganar al resto, pero ningún auto que sea rápido es fácil de conducir y el RB20, así como sus antecesores el RB16B, RB18 y RB19 son tan briosos como veloces.
El problema de degradación de neumáticos presentado por los Red Bull en Australia fue solamente un triste recuerdo en Japón, cuya pista de vieja escuela, curvas rápidas, chicanas y asfalto abrasivo son más una muestra de elementos que se podrá ver en otros circuitos.
Ahora sólo queda ver si Fred Vasseur y su Scuderia pueden encontrar ese paso del que adolecen con respecto a Red Bull. Tienen un gran auto, los pilotos veloces, uno hambriento de demostrar que se equivocaron en dejarlo ir y otro desesperado por justificar el asiento que tiene apartado para pelear contra Lewis Hamilton en 2025.
Pero si Ferrari no logra encontrar ese pasito que lo separa de Red Bull y como es muy probable que nadie más estará cerca de hacerlo, la temporada podría ser otra sucesión de festejos con el himno “Het Wilhelmus” de Países Bajos el cual sonará muy seguido, gracias a la peripecias de Max Verstappen, y por ahí, ¿por qué no? La composición de Jaime Nunó y Francisco González Bocanegra osará a profanar el dominio neerlandés con las plantas de Checo en lo más alto de podio.
Si muge como toro, si embiste como toro y si arrolla como toro, lo más seguro que es sea el Red Bull que, nuevamente, viene por todo.
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