¡Ni lamentaciones, ni lágrimas! Hernán Cortés nunca lloró en el Árbol de la Noche Triste: historiadores

MILENIO

Que si lloró al perder la batalla, que si fue a lamentarse en un árbol que ahora se encuentra en avenida Popotla, Hernán Cortés nunca se lamentó en un árbol como en los libros de historia se ha explicado, de hecho lo que hizo el conquistador español fue resguardarse y preparar más tropas para atacar a Tenochtitlán.

Todo empieza con la llegada de Pánfilo Narváez, quien había desembarcado sus tropas en la costa del Golfo con el fin de someter a Hernán Cortés, ya saben por problemas con la realeza del otro lado del mundo, por lo que el conquistador español tuvo que salir y dejar a cargo a Pedro de Alvarado con aproximadamente 150 españoles, por lo que los aztecas aprovecharon la oportunidad para atacar.

“Los mexicas aprovecharon la ausencia de Cortés y de gran parte de su tropa para acabar con ellos, y es cuando empieza la guerra entre ambas partes, porque no había sucedido ningún enfrentamiento; cuando regresa Cortes y están sitiados por los mexicas durante varios días, se toma la decisión de evacuar la ciudad, y hacerlo de noche”, explica Guilhem Olivier, investigador del Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM en conferencia virtual.
La muerte de Moctezuma
De acuerdo con Eduardo Matos Moctezuma, una vez que los conquistadores llegaron a Tenochtitlán, un factor importante fue la muerte de Moctezuma que según la versión de los españoles (y la que nos cuentan en los libros) es que Cortés le pidió que se asomara por la azotea del palacio donde estaba prisionero para calmar el ataque del pueblo azteca, pero los habitantes le arrojaron piedras y una lo hirió de muerte. La versión indígena, en cambio, indica que fue asesinado por Pedro de Alvarado.

“Me inclino por esta última, porque Moctezuma ya había perdido el mando; al haberse nombrado a otro tlatoani, su hermano Cuitláhuac, ya sin mando y sin poder de convencimiento, el primero representaba una carga para los españoles que ya planeaban la huida de la famosa noche triste”.
Abundó que durante la madrugada huyeron por la calzada de Tacuba. Fueron descubiertos y de inmediato atacados. La batalla fue muy violenta y la retaguardia de Cortés quedó aislada; se perdieron vidas humanas, caballos, fardajes de oro.

Durante su salida son atacados y como iban cargados de oro eran más vulnerables, así que dan cuenta de más de la mitad de los españoles y tlaxcaltecas que iban con ellos. No obstante, Cortes y Alvarado logran escapar a Tlaxcala para hacerse de nuevas fuerzas.

El mito de La Noche Triste
El mito nace de uno de los cronistas que describieron al México antiguo y que fue uno de las principales fuentes históricas que se tienen: Bernal Díaz del Castillo. Según relata el escritor, para ponerle más drama a la historia, el militar español se entera de lo ocurrido y suela unas lágrimas por la pérdida de sus tropas, pero esto no sucedió así.

Pero el “árbol de la noche triste” es un mito más. Jamás se menciona en ninguna fuente histórica que se sentó a llorar bajo el ahuehuete. Sencillamente continuó su huida hacia Tlaxcala, donde ordena la construcción de los bergantines, 12 o 13 pequeñas embarcaciones que le sirvieron para atacar la ciudad de Tenochtitlan.

Matos Moctezuma dijo que la derrota de la capital mexica, y la ciudad hermana y vecina, Tlatelolco, se debió a cuatro causas. La primera fue la psicológica, el ánimo que prevalecía en cada bando; entre los aztecas había augurios que no señalaban nada bueno para el imperio, como la aparición de un cometa, el incendio del templo de Huitzilopochtli sin motivo, la aparición de una mujer gritando en las noches “¡Ay, mis hijos!”, etcétera.

A ese ánimo decaído se sumó la muerte de su gran jefe de los ejércitos y sumo sacerdote, Moctezuma, y a las pocas semanas de gobierno del nuevo tlatoani, Cuitláhuac, quien murió víctima de viruela. Las tropas mexicas estaban desmoralizadas, aun así pelearon y se defendieron de una forma tremenda. En cambio, el mando español sobrevivió hasta el final de la conquista.

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