Pelé, el retrato documental de un maravilloso imperfecto

MedioTiempo

“Yo no quería ser Pelé, no me gustaba, no quería…”, dice el propio ex futbolista sobre los días previos al Mundial México 70, el de su última consagración.

Edson Arantes fue el jugador maravilloso que conquistó tres Mundiales y se convirtió en un bálsamo para su país, pero también la figura pública criticada por su falta de postura política durante el auge de la dictadura brasileña.

Por eso es Pelé, pero también Edson Arantes, dos facetas de un personaje indivisible cuyos claroscuros son retratados con precisión en el documental que Netflix estrena este martes.

El proyecto producido por Kevin Macdonald, ganador del Óscar por El último rey de Escocia inicia con un octogenario Pelé que llega en andadera a sentarse para la entrevista que hilvana todo el documental.

En ese escenario tamborilea sobre un cajón de zapatos para rememorar su primer oficio de bolero, cuando en su infancia se decidió a ayudar a la economía en casa porque a su padre y héroe, Dondinho, no le pagaban en el equipo de futbol para el que jugaba.

Los llantos del Pelé que marcó la brutal cantidad de mil 283 goles en mil 367 partidos son una constante en el documental, en el que recuerda las lágrimas de su padre cuando Brasil perdió la Final del Mundial de 1950, el del célebre Maracanazo, ante lo cual el pequeño le dijo que no se preocupara porque él algún día ganaría esa Copa.

Con 17 años, la obtuvo por primera vez en Suecia 58 y las imágenes en blanco y negro de su llanto desconsolado en la celebración tras vencer al equipo local provoca otro de los momentos emotivos en este proyecto lleno de imágenes memorables de archivo, como las de la inauguración de México 70 en el Estadio Azteca.

“Pelé no marcaba diferencias, Pelé era la diferencia”, dice uno de los entrevistados, entre los que están su hermana María Lucía y ex futbolistas como Zagallo o Jairzinho, el cantante Gilberto Gil, así como su descubridor en el Santos, Pepe, quien asegura que desde su primer entrenamiento en el Peixe estuvo seguro que se trataba de un genio que se convertiría en el mejor jugador de todos los tiempos.

LA DICTADURA BRASILEÑA SIEMPRE LE FUE CERCANA

Las jóvenes brasileñas idealizaban a Pelé como su novio, los chicos como su hermano, los padres como su hijo y todos como su vecino. Así se convirtió en una persona que no supo cuántos hijos tuvo fuera del matrimonio, en la figura que no rechazaba ningún contrato publicitario, como tampoco se negaba a las invitaciones para visitar al dictador Emílio Garrastazu Médici, pese a que Pelé sabía que en su país pasaban cosas alarmantes.

“Fui informado que el presidente quería verme, quería felicitarme y yo fui, pero nunca fui forzado a hacer nada, nunca, nunca”, cuenta sobre la visita que le hizo a Médici tres días después de anotar el gol número mil de su carrera, en 1969.

A pesar de que al inicio del documental Pelé es celebrado como la figura que le devolvió la autoestima a todo un país, que erradicó el sentimiento de “vira-lata” (perro callejero), más adelante también son valiosas las opiniones de personajes como la Paulo Cézar Lima, compañero de Pelé en la Selección brasileña.

“Yo amo a Pelé, pero no puedo dejar de criticarlo. Yo opinaba que su comportamiento era como el de un negro sumiso que acepta cualquier cosa, que no contesta, que no critica, que no juzga”, recuerda Lima mientras hace reverencias como si imitara a Pelé ante el gobierno brasileño.

Una opinión de Pelé habría tenido un fuerte impacto social, según Lima, cuyas palabras contrastan con las del periodista deportivo y amigo de Pelé, Juca Kfouri, quien aplaude que por ejemplo Mohamed Alí se rebeló ante el gobierno estadounidense al negarse a acudir a la guerra de Vietnam, con la salvedad de que sabía que aun yendo a la cárcel por deserción no corría los riesgos de Pelé.

“(Alí) no tenía el menor riesgo de ser maltratado, de ser torturado. Pelé no tenía esa garantía”, asegura.

‘EL MEJOR TROFEO ES EL ALIVIO’
Fantástico en los regates, fintas, remates, pases de taco y asistencias recuperados gracias a la memoria fílmica, el 10 brasileño fue un hombre que midió los riesgos, al grado de que estaba decidido a no participar en México 70, pese a que tenía 29 años de edad, porque se frustró al no poder jugar completo Chile 62 por una lesión (aún así le contó como su segundo título de Copa del Mundo), como tampoco Inglaterra 66 porque lo diluyeron literalmente a patadas, para que finalmente la verdeamarela fuera eliminada en primera ronda.

Tras ello, Pelé acepta que siempre estuvo sometido a la presión del gobierno para que volviera a la Selección, por todo lo que su figura representaba para apaciguar los ánimos sociales. Si bien él asegura que fue a México para reivindicarse por lo que no pudo lograr en los Mundiales previos, acepta que sufría ser él. Para su fortuna, se quitó espinas con su triunfo en el Estadio Azteca, 15 años antes de que terminara la dictadura en su país, con un campeonato que le valió para recuperar la tranquilidad, no tanto la felicidad, como sentencia en una de sus últimas frases del documental: “El gran regalo que recibes en la victoria no es la Copa. Es el alivio”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías