Ricardo Homs
La convalecencia del presidente López Obrador a causa del COVID ha hecho patente que en una emergencia de mediano plazo, e incluso para el relevo del 2024, la 4T no tiene cuadros genéticamente “puros” que estén a la altura del reto de gobernar al país. Los únicos que tendrían la experiencia política y de gobierno, porque ya tuvieron cargos relevantes e incluso fueron gobernadores, son precisamente los que no superarían la pregunta: “y usted ¿dónde estaba en los tiempos malditos del neoliberalismo salinista? “
Ante este cuestionamiento los tres tendrían que reconocer que fueron protagonistas estelares de este pasaje de la historia de México, que hoy es calificado como un pecado político, del cual ellos ya fueron absueltos por decisión presidencial.
Manuel Bartlett, quien hoy es protagonista de lo más radical de la 4T, no puede negar ser fiel representante del viejo y anquilosado priismo autoritario, anterior a la alternancia democrática iniciada en el año 2000.
Bartlett desde 1957 y hasta 2012 fue priísta, lo cual suma 55 años dentro de ese partido, ocupando sus principales cargos durante la época más autoritaria de este. Fue secretario general del PRI nacional, secretario de educación pública, secretario de gobernación y gobernador de Puebla, todo esto como militante del tricolor.
Su paso por la secretaría de gobernación como titular de esta, está marcado por la sospecha de que la caída del sistema en las elecciones de 1988, que él controló, impidió al Ing. Cuauhtémoc Cárdenas llegar a la presidencia de México y le dio el triunfo precisamente a Carlos Salinas de Gortari. Estos 55 años de militancia priísta le marcan para toda la vida.
Marcelo Ebrard tendría que reconocer que de 1988 a 1992 fue secretario general del PRI en el DF, así como secretario general del Departamento del Distrito Federal de 1992 a 1993 y subsecretario de relaciones exteriores de México de 1993 a 1994. Toda esta carrera política exitosa surgió a partir de las oportunidades que le dio el PRI y que le permitieron después llegar a gobernar a la Ciudad de México bajo las siglas del PRD.
Otro que tendría las credenciales para ser presidenciable sería Ricardo Monreal, quien comenzó su carrera política en 1975 precisamente en el PRI, donde tuvo cargos partidistas como coordinador nacional de la defensa jurídica del voto dentro de la secretaría de elecciones del PRI nacional, la presidencia del Comité Directivo Estatal de ese partido en Zacatecas, secretario de acción política de la CNC, dos veces diputado federal entre 1988 y 1998 y senador, de 1991 a 1997, representando a esta institución política.
En 1998 abandona al PRI con el fin de postularse a la gubernatura de Zacatecas por el PRD, la cual logró.
Exceptuando a la secretaría de gobernación, la ministra Olga Sánchez Cordero, cuya trayectoria en la SCJN fue muy relevante, en el actual gabinete del presidente López Obrador no se ven nombres que antes de llegar a ese alto cargo hubiesen tenido una trayectoria brillante en la administración pública.
La novatez y falta de conocimientos técnicos de quienes hoy gobiernan, necesarios para asumir las funciones públicas de gobierno, son evidentes, pues actúan sobre la lógica del “ensayo y error”, lo cual está teniendo un alto costo para México.
La resolución de la crisis sanitaria, al día de hoy consiste sólo en promesas, cuando al día de hoy llevamos casi 165 mil fallecidos por COVID reconocidos por el gobierno federal, a un año de iniciada la pandemia. Siempre surgirá la duda: ¿Con las estrategias correctas habríamos tenido diferentes resultados?
Las decisiones que debieran ser tomadas con visión de eficiencia y efectividad, se asumen con visión electoral y eso presupone nuevos riesgos. El perfil de la mayoría de los funcionarios de alto nivel jerárquico carece de vinculación y experiencia suficiente para el cargo asignado y a veces ni siquiera conocimientos en el tema bajo su responsabilidad.
El reciente nombramiento de Carlos Brito como director general del Canal 11 de TV, a sus 25 años de edad y sólo dos de trayectoria profesional, muestra que las asignaciones dentro de este gobierno no responden a la búsqueda de experiencia y conocimientos que garanticen eficiencia y efectividad, sino a decisiones personales de quien tiene la capacidad de decidir el otorgamiento de cargos. Seguramente Brito tiene talento e inteligencia, pero ¿no habrá gente con mayor trayectoria profesional en televisión, apta y con méritos para esta responsabilidad?
El caso de la CNDH nos muestra que un cargo tan relevante para la vida de miles y miles de mexicanos víctimas de injusticias por parte de las autoridades judiciales está en manos de una persona cuyo mayor mérito pudo haber sido una trayectoria como activista social, lo cual no le da la experiencia ni conocimientos como para dirigir una institución tan emblemática. La negligencia de la CNDH frente al caso del asesinato de los 19 migrantes en Camargo, Tamaulipas, lo comprueba.
La improvisación de funcionarios en cargos estratégicos tendrá alto impacto en el presente y el futuro de nuestro país.
Los organismos ciudadanos deben exigir se respete la “Ley del servicio profesional de carrera en la administración pública federal”, para evitar primeramente que los cargos públicos sigan siendo asignados como reparto de botín político, como está sucediendo, colocándose a gente inexperta, impreparada y sin conocimientos, habiendo funcionarios con mayor trayectoria que garantizan eficiencia y resultados.
Esta ley fue publicada en el Diario Oficial de la Federación el diez de abril del 2003 y su última reforma fue publicada en 2006.
Sin embargo, estas elecciones anticipan la llegada de una oleada de legisladores “levantadedos”, conformada por artistas, deportistas, youtubers y gente simplemente famosa, quienes sin estudios, experiencia y conocimiento de lo que es legislar, serán los que diseñen las leyes que regulen la vida social y política de nuestro país y de cada uno de los mexicanos.
Vemos que ante la degradación de la política, los partidos están a la caza de gente famosa que les garantice el voto. Después se repetirá el triste ejemplo de las “juanitas”, que fueron las candidatas que aseguraron el voto utilizando la cuota de género a favor de sus partidos para luego ser sustituidas por sus suplentes del género masculino, los verdaderos legisladores para los que ellas ganaron la curul. De este modo veremos que muchos de estos famosos al llegar al cargo serán convencidos de renunciar, o serán simples figuras decorativas levantadedos que recibirán órdenes desde el partido, para que simplemente den la cara votando sin saber por qué lo hacen.
Los políticos deben dedicarse a grillar y los funcionarios públicos profesionales a gobernar, pues no es lo mismo gobernar que hacer política.
¿Y a usted qué le parece?
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