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Un experto de la ONU en derechos humanos expresó su preocupación por la creación del primer mercado de futuros del agua en el mundo, y aseguró que esto invitará a los especuladores a comercializarlo como el oro y el petróleo.
El pasado 7 de diciembre, CME Group lanzó el primer contrato de comercio de futuros de agua del mundo con el pretexto de ayudar a los usuarios del agua a gestionar el riesgo y equilibrar mejor las demandas competitivas del suministro de agua en medio de la incertidumbre que las sequías graves y las inundaciones traen a su disponibilidad. Por supuesto, todo ello con unas ganancias para quienes la comercializan.
El nuevo contrato de futuros de agua permite a compradores y vendedores intercambiar un precio fijo por la entrega de una cantidad fija de agua en una fecha futura.
“No se puede poner un valor al agua como se hace con otros productos básicos comercializados. El agua es de todos y es un bien público. Está estrechamente ligado a todas nuestras vidas y medios de subsistencia, y es un componente esencial para la salud pública”, expresó en un comunicado Pedro Arrojo-Agudo, relator especial sobre el derecho al agua potable y al saneamiento.
Arrojo-Agudo recalcó además la importancia de este líquido vital como parte de la lucha contra la pandemia de COVID-19.
“El agua ya está bajo una amenaza extrema por una población en crecimiento, una demanda creciente y una contaminación grave de la agricultura y la industria minera en el contexto del impacto cada vez mayor del cambio climático. Me preocupa mucho que el agua ahora se trate como el oro, el petróleo y otros productos básicos que se negocian en el mercado de futuros de Wall Street”, dijo.
El peligro de la especulación
El experto explicó que mientras los agricultores, las fábricas y las empresas de servicios públicos buscan fijar precios, un mercado de futuros de este tipo también podría atraer a especuladores como fondos de cobertura y bancos a apostar por estos precios, repitiendo la burbuja especulativa del mercado de alimentos en 2008.
“En este contexto, el riesgo es que los grandes actores agrícolas e industriales y los servicios públicos a gran escala sean los que puedan comprar, marginando e impactando al sector vulnerable de la economía como los pequeños agricultores”, dijo Arrojo-Agudo.
El relator especial resaltó que el agua es, de hecho, un recurso vital para la economía, tanto para los actores grandes como para los de pequeña escala, pero el valor del agua es más que eso.
“El agua tiene un conjunto de valores vitales para nuestra sociedad que la lógica del mercado no reconoce y, por tanto, no puede gestionar adecuadamente, y mucho menos en un espacio financiero tan propenso a la especulación”, explicó.
Agregó que, si bien hay discusiones globales en curso sobre los valores ambientales, sociales y culturales del agua, la noticia de que el agua se comercializará en el mercado de futuros de Wall Street muestra “que el valor del agua, como derecho humano básico, ahora está amenazado”
El derecho humano al agua potable fue reconocido por primera vez por la Asamblea General de la ONU y el Consejo de Derechos Humanos en 2010.