Por: Dra. Gabriela Luna Ruiz, académica del Departamento de Economía
· Docente de la IBERO comparte cuál ha sido su experiencia en esta pandemia del COVID-19, con el confinamiento que obligó al trabajo virtual
En primera instancia, ha sido un reto de organización y autogestión. Normalizar que el trabajo sea en casa, mantener horarios, dedicar el tiempo suficiente a preparar clases, leer para actualizar material e incluir enfoques diferentes en nuevos temas, y estar el tiempo necesario frente a la computadora, que me llevaba a la reflexión en mi oficina de la IBERO.
Además, percatarse que el trabajo realizado no es virtual, lo virtual es la comunicación, con las y los compañeros, amigos y colegas del Departamento de Economía, y al intercambiar ideas de las coyunturas económicas y de la salud, con colegas de otros departamentos académicos.
Quizás más complicado, en mi caso, es aterrizar algunos proyectos de investigación sobre los que tengo gestión absoluta; pues la idea de postergar, en aras de preparar clases o material docente, o bien, privilegiar la entrega de algún formato o trabajos de gestión de lo académico (desarrollo de carátulas para el nuevo plan de estudios, apoyo como encargada de academia, etcétera), son una fuente inagotable de pequeños pendientes urgentes que consumen buena parte del tiempo de trabajo.
El desafío de las clases merece mención aparte, dado que deseo que mis estudiantes tengan nuevos aprendizajes significativos y que se permitan a ellos(as) mismos, y a mí también, tener la experiencia de la cercanía, la comunicación y el trato interpersonal.
Entonces es difícil balancear en las clases a distancia, en cualquier plataforma, la parte humana, las ganas que te comenten sobre sus inquietudes, temores y las demás materias, pero a la vez avanzar con los temarios y tener la certeza que en realidad están aprendiendo.
Todo esto a la par de asumir que, de un día para otro, también eres ama de casa, que debes preparar alimentos tres veces cada día, comprar lo necesario para limpiar, comer y cuidados personales. En fin, lo único virtual es el contacto con otras personas, porque el trabajo como profesora, investigadora académica y ama de llaves, quizás es más real que nunca.
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