Estudio revela que los humanos habrían llegado a América mucho antes de lo que se cree

EL ESPECTADOR

Los hallazgos incluyen rastros de lanzas, flechas y otras herramientas que apuntan a una posible ocupación humana de 30.000 años atrás en la cueva Chiquihuite en México. Los arqueólogos esperan encontrar en futuras expediciones rastros de ADN.

Durante la mayor parte del siglo XX, los arqueólogos creyeron que los primeros humanos que llegaron al continente americano lo hicieron hace aproximadamente 13.000 años, cuando las capas de hielo se derritieron y abrieron un corredor de migración. Aunque desde hace algunas décadas se viene trabajando en el tema, e incluso se han descubierto sitios que apuntan a que la llegada al territorio data de mucho tiempo atrás, un reciente estudio publicado en Nature sugirió que las personas ya habitaban América desde hace al menos 30.000 años.

El trabajo, realizado por un grupo de arqueólogos de la Universidad Autónoma de Zacatecas, presentó una serie de sitios arqueológicos, especialmente una cueva en México llamada Chiquihuite, en donde se encontraron rastros de ocupación humana. En la excavación del lugar se hallaron miles de piedras identificadas como cuchillas, puntas de flecha y escamas producidas con el proceso de fabricación de herramientas. Así como trozos de carbón en las capas de sedimento.

Aunque los investigadores no encontraron restos humanos, sí detectaron una posible presencia de ADN humano en las capas de sedimentos. Sin embargo, aún no está claro si el material genético fue dejado por personas antiguas o es ADN de seres humanos modernos.

El estudio, dirigido por Ciprian Ardelean, también fue criticado por una parte de la comunidad arqueológica. Ruth Gruhn, profesora emérita de la Universidad de Alberta, se refirió al tema en otro artículo de Nature y señaló que la idea de que el ingreso de los americanos al territorio se plantee en más de 30.000 años, el doble de la fecha actualmente propuesta, “será muy difícil de aceptar para la mayoría de los arqueólogos especializados en América temprana”.

Para el arqueólogo de la Universidad Metodista del Sur, David Meltzer, también es sospechoso que las herramientas de piedra descritas en el sitio no se hayan visto en ningún otro lado de la región y que esa tecnología no evolucionara durante tantos miles de años. Loren Davis, otro arqueólogo de la Universidad Estatal de Oregón, dice que la mayoría de los artefactos parecen haber sido producidos por un solo golpe o fractura.

Por su parte, Ardelean señala que esas características podrían encontrarse en futuras excavaciones y que la falta de rastros de vida doméstica, como marcas de preparación de alimentos, por lo general ocurrían a la entrada de la cueva. Espacio que una no es accesible porque se encuentra bajo toneladas de escombros que han caído de la cima de la montaña.

Por ahora, para los investigadores es claro que los nuevos hallazgos arrojaron una luz sobre las condiciones ambientales que existieron durante muchos siglos en esa cueva. Pero siguen a la espera de muestras de ADN concluyentes que den rastro de quienes eran esas personas que habitaron la cueva hace miles de años.

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