El aprendizaje que deja la pandemia a nivel mundial

Maricela Allende Marcito

Fundación Manzanilla presenta el texto “La batalla de México y el mundo contra el Covid-19” en la que recopilan estrategias implementadas por algunos países para controlar los contagios y por ende las muertes que causa el virus, algunas fueron realmente estrictas y han funcionado, China obtuvo resultados rápidos en comparación de otros países, su experiencia puede entenderse como un caso de éxito más no como una victoria.

Corea nos advirtió de que a pesar de usar cubrebocas y aplicar las políticas de supresión era peligroso, aunque funcionó porque localizó a 30 infectados y ni un solo muerto, no contaba con que el paciente 31 asintomático que logró convivir con ciudadanos y se convirtió en el supercontagiador, ahí fue cuando Corea modificó su estrategia pasando de la supresión agresiva a la mitigación intensiva mediante la aplicación masiva de pruebas y seguimiento de cadenas de contagio.

El caso de Italia es relevante, al inicio de la pandemia, el ritmo de crecimiento de contagios en las dos regiones era simétrico solo había una diferencia Veneto optó por medidas proactivas de contención por ejemplo la aplicación extensiva de pruebas tanto a sintomáticos como a asintomáticos. En cambio, Italia acabó siendo el foco de la pandemia durante meses con muchas muertes.

Las decisiones de los gobiernos y sus estrategias fallidas nos tienen viviendo en esta situación solo por pensar en seguir sus instintos y sus propios intereses políticos. No escucharon la voz de otros que podrían haber cambiado el rumbo del coronavirus.

Modelo centinela

El gobierno mexicano tomó a la ligera la pandemia y no adoptó una respuesta agresiva frente a la amenaza del nuevo virus, en su lugar, las autoridades definieron al modelo Centinela para monitorear la pandemia, este esquema se divide en tres fases y realiza encuestas, en lugar de aplicar pruebas masivas a la población.

En palabras del subsecretario Hugo López-Gatell, con esta metodología, se obtienen datos más precisos y en menor plazo, que llevar a cabo millones de pruebas entre la ciudadanía.

Fase 1: dio seguimiento a la importación viral.

Fase 2: la propagación comunitaria.

Fase 3: vigilancia de la propagación epidémica.

Martillo y danza

El problema de este modelo es que se dedica a “vigilar” los casos sintomáticos que reportan, pero no sigue cadenas de transmisión de casos positivos que tuvieron contacto con los enfermos, no procura su aislamiento y deja fuera de su alcance a los asintomáticos, que siguen siendo focos de contagio. México cometió el error de tomar únicamente la medida de distanciamiento social y cierre de actividades económicas no esenciales.

Tomás Pueyo denominó “martillo y danza” a un proceso que dividió en dos etapas; el martillo consiste en aplicar medidas precisas de distanciamiento social y reducir al mínimo la interacción entre personas, esto implica el cierre de gran parte de la economía, mientras transcurre el tiempo se deben preparar protocolos para la etapa de la danza, esta hace referencia a la apertura paulatina de la economía y las actividades de la vida pública que deben acompañarse de protocolos detallados en materia de pruebas de detección, rastreo y seguimiento de casos, así como de medidas especiales que limiten las relaciones sociales con el fin de evitar una nueva aceleración de contagios.

Las autoridades mexicanas no utilizaron la cuarentena para implementar nuevas estrategias, la pandemia continúa creciendo y sigue cobrando vidas. Al seguir así conseguiremos obtener rebrotes, es decir, un nuevo incremento en la velocidad y número de contagios.

México mantiene una tendencia creciente de contagios pero las autoridades mexicanas han elegido comenzar a reabrir restaurantes y centros comerciales, quizá en algún momento se tendrá que optar por llevar medidas como las de Corea, tener un control de registros de aquellos que acuden a los comercios con el fin de dar seguimiento a quienes hayan podido interactuar con algún contagiado, para poder llevar a cabo pruebas en esas poblaciones y de ser necesario aplicar el aislamiento preventivo, aunque al paso que vamos estamos muy lejos de que el gobierno cambie la estrategia.

No aprendimos nada de Estados Unidos quien apresuró a reabrir, pero también aplicó rigurosos protocolos de control sanitario, en cambio los mexicanos están relajados puesto que cada vez se observa a los ciudadanos caminando por las calles sin ninguna medida preventiva.

El país permanece a la incertidumbre de recuperación económica, el PIB en México estima una caída de entre el 7% y el 9.5% para 2020, además Planning Quant una consultoría especializada ha estimado a través de una encuesta, que cerca del 29% de entrevistados han perdido su empleo, 23% cerraron sus negocios y por si fuera poco el IMSS e INEGI informaron que 10 mil empresas han cerrado y otras 600 mil están a nada de cerrar.

El PIB realizó un comparativo de la decisión destinado al rescate de pequeñas y medianas empresas, así podrían mantener los empleos, pero México decidió no seguir ese método y no por falta de ingresos puesto que otros países con una economía menor dispusieron rescatar y mantener los empleos de las empresas. Se espera que el T-MEC rescate la economía.

Punto de quiebre histórico para México y el mundo.

El World Economic Forum planteó “resetear” el mundo, es decir, reiniciar todo el sistema sobre nuevas bases económicas, políticas y sociales, afrontaremos una de las mayores depresiones económicas desde la crisis del 29, la principal razón es el impacto del Covid-19 en la salud y la vida de las personas.

Se estima que el crecimiento económico, la deuda pública, el empleo y el bienestar social a nivel mundial sufrirán un severo impacto a mediano y largo plazo, como consecuencia de los efectos de la pandemia, sumándose a la crisis de inseguridad, desigualdad y la división entre ciudadanos.

Es el momento ideal para los gobiernos y el sector privado actúen de manera conjunta para impulsar el “great reset”.

Primero, redireccionando los mercados hacia resultados más justos, deben mejorar sus procesos impositivos, regulatorios y política fiscal, actualizar tratados comerciales, crear condiciones para una economía orientada a resolver problemas sociales y medioambientales.

Segundo, la reconstrucción de planes a gran escala, representan la mejor oportunidad, conviene que los recursos se orienten a la creación de nuevos sistemas más resistentes, equitativos y sostenibles.

Y tercero, aprovechar la innovación de la Cuarta Revolución Industrial para apoyar los bienes públicos, especialmente aquellos referentes a la salud y el bienestar social. El mismo esfuerzo de cooperación y coordinación desplegado contra el Covid-19 entre sector público y privado, así como académico y gubernamental, se debe mostrar para el resto de los sectores.

Este momento es crucial para el mundo puesto se puede aprender los conocimientos que la pandemia ha dejado, porque no todo tiene que ser trágico todavía podemos rescatar algo bueno y tener un mejor mañana.

MÉXICO, ATRAPADO ENTRE LA ESPADA DEL COVID19 Y LA PARED DE LA DEBACLE ECONÓMICA

A diferencia de la mayoría de los países que han logrado “domar” la pandemia, México sigue atrapado entre la espada y la pared, es decir, entre evitar el crecimiento de contagios y la urgencia de reactivar la economía.

Uno de los principales problemas es la desigualdad social, la economía de las familias mexicanas impide el aislamiento por la necesidad de obtener el sustento familiar, así que antes de comenzar con la recuperación económica debe implementar acciones inmediatas para solventar la carencia de los sectores vulnerables y a pesar de los programas sociales implementados por el gobierno federal aún hay mucha pobreza. Desafortunadamente CONEVAL proyecta que al final de la pandemia habrá casi 10 millones de nuevos pobres en nuestro país.

La desigualdad en México es un mal que nos aqueja en las últimas décadas, un claro ejemplo es que el 1 de mayo la CFE suspendió el servicio de energía eléctrica a medio millón de usuarios, lo que causó a los hogares no poder acceder a contenidos educativos televisados, incluso las fuentes de autoempleo se vieron afectadas y las personas que vendían antojitos en pequeñas parrillas eléctricas suspendieron su trabajo atentando aún más contra los ingresos familiares y los pocos alimentos que tenían no pudieron refrigerar.

Para recuperar empleos es vital implementar un plan de incentivos fiscales y financieros para evitar el cierre de micro, pequeñas y medianas industrias y comercios. La visión de recuperación de empleos debe ser sectorial: el sector primario necesita garantizar el acceso a insumos a productores rurales; el sector secundario requiere generar un esquema de pagos anticipados y oportunos a los proveedores gubernamentales y el sector terciario, fomentar la certificación “libre de covid” a nivel de empresas y destinos turísticos con el fin de impulsar la confianza del consumidor e incrementar la derrama económica.

México debe observar lo que están haciendo otros países en temas de infraestructura en materia de inversión pública, proyectos estratégicos y así comenzar el plan de acción.

Nueva ruta estratégica

Atracción de inversión, además de proyectos de infraestructura rentables y sustentables, es necesario que al regreso a la normalidad incluya mayor certidumbre y confianza a los inversionistas, aunque últimamente no nos va bien.

La visión global de ser jugadores competitivos y, en este sentido, México tiene una posición privilegiada para fungir como un pivote entre ambas economías: con Estados Unidos, debemos apostar por incrementar el volumen de las cadenas de valor y con China, debemos buscar ser un puente de ingreso de sus productos hacia nuestro vecino del Norte.

La pandemia hizo evidente la ineficiencia del sector salud el cual requiere un inmediato rediseño y fortalecimiento integral, vemos la falta de atención a los enfermos de cáncer que pauso el tratamiento, entre otros padecimientos no atendidos.

La situación pandémica nos obliga a poner en el centro de la discusión la debilidad estructural de nuestro aparato sanitario, y la urgencia de darle a la salud el nivel de prioridad que le corresponde como uno de los satisfactores básicos en cualquier modelo de bienestar.

Y para regresar a la nueva normalidad se debe tener la certeza de que a escala regional la tendencia de contagios se comporta sostenidamente a la baja y que la capacidad hospitalaria de la región se encuentre al menos al 60%, se necesita hacer pruebas y verificar que los centros de trabajo están llevando las medidas de seguridad.

Además, el pueblo mexicano necesita tener información verídica y el gobierno debe poner el ejemplo llevando a cabo las medidas que se recomiendan de esa forma se da el mensaje correcto y dejan de confundir a los ciudadanos.

La pandemia nos demuestra que con voluntad y necesidad el mundo puede hacer cambios, sacrificios siempre y cuando se tenga humildad y dejemos de ser tan egoístas, tenemos oportunidad de llegar a nuestro propio “acuerdo de paz”, propios pactos, los mexicanos necesitamos un acuerdo para superar la pandemia que acote la tiranía de las mayorías y que genere los pesos y contrapesos que requiere el sistema para erradicar la corrupción y retomar la senda del progreso y la prosperidad, en este tiempo podríamos dejar de lado las diferencias políticas y trabajar en conjunto pensando en todos y no en uno mismo.

Es momento para tomarnos de las manos y caminar juntos por el camino del bien sin dejar atrás a los nuestros.

Este instante es crucial para el mundo puesto se pueden aprender los conocimientos que la pandemia ha dejado, porque no todo tiene que ser trágico todavía podemos rescatar algo bueno y tener un mejor mañana, finalizó el texto de la Fundación Manzanilla.

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