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Un nuevo informe divulgado hoy por el Fondo Global estima que los países afectados por el VIH, la tuberculosis y la malaria necesitan urgentemente US$28.500 millones para proteger el extraordinario progreso que se ha alcanzado en la batalla contra las tres enfermedades en las dos décadas pasadas.
El informe, Mitigando el impacto del COVID-19 en países afectados por el VIH, la tuberculosis y la malaria, se divulgó hoy para destacar el impacto del COVID-19 y los recursos que se necesitan para proteger el progreso contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, enfermedades que todavía matan a más de 2,4 millones de personas al año. Desde 2002, la asociación del Fondo Global ha salvado más de 32 millones de vidas y ha reducido las muertes por VIH, tuberculosis y malaria casi en la mitad desde el pico de las epidemias. La pandemia del COVID-19 ahora amenaza con revertir ese progreso.
Aparte del impacto directo del COVID-19, que podría ser catastrófico en los países más vulnerables, los estimados sugieren que las muertes por VIH, tuberculosis y malaria podrían ser hasta el doble si los sistemas de salud rebasan su capacidad, los programas de prevención y tratamiento se alteran, y se desvían recursos.
A nivel mundial, eso significa que el saldo anual de muertes por VIH, tuberculosis y malaria podría retroceder a niveles no vistos desde el pico de las epidemias, borrando casi dos décadas de progreso en las regiones más azotadas.
“Es mucho lo que está en juego”, dijo Peter Sands, director ejecutivo del Fondo Global . “El efecto dominó del COVID-19 en la batalla contra el VIH, la tuberculosis y la malaria y otras enfermedades infecciosas podría ser catastrófico. Mitigar ese impacto requerirá una acción rápida, niveles extraordinarios de liderazgo y colaboración, y una cantidad considerable de recursos adicionales. Sobre todo, no debemos dejar a nadie atrás”.
Para las comunidades más pobres y más vulnerables ya afectadas por el VIH, la tuberculosis y la malaria, el COVID-19 representa una amenaza fundamental. No solo son sumamente vulnerables al COVID-19 en sí, sino que además es probable que corran más peligro frente al VIH, la tuberculosis y la malaria. El impacto económico del COVID-19 también afectará más a esas comunidades, de manera que las deficiencias nutricionales y el colapso de los servicios exacerbará su susceptibilidad a la enfermedad.
Organizar una respuesta eficaz al COVID-19 y mitigar el impacto sobre el VIH, la tuberculosis y la malaria requerirá muchos más recursos que los que están disponibles hasta ahora. El Fondo Global ha trabajado con socios para calcular las necesidades probables en los países donde el Fondo Global invierte. Estimamos que se requieren aproximadamente US$28.500 millones en los 12 meses próximos para adaptar los programas contra el VIH, la tuberculosis y la malaria a la mitigación del impacto del COVID-19, a capacitar y proteger a los trabajadores de la salud, a reforzar los sistemas de salud para que no colapsen, y a responder al propio COVID-19, sobre todo mediante pruebas, rastreo y aislamiento y proporcionando tratamientos a medida que estén disponibles (esto no incluye el costo de una vacuna).
El Fondo Global reaccionó decisivamente al surgimiento del COVID-19, asignando rápidamente hasta US$1.000 millones para apoyar a diversos países en su respuesta a la pandemia, adaptar sus programas contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, y reforzar sus ya sobrecargados sistemas de salud. Sin embargo, estos fondos estarán casi totalmente utilizados en julio de 2020.
Teniendo en cuenta las contribuciones de otros socios, y los US$1.000 millones que el Fondo Global ya ha asignado, el Fondo Global calcula que harían falta otros US$5.000 millones en los 12 meses próximos para mitigar el impacto del COVID-19 en países afectados por el VIH, la tuberculosis y la malaria.
Mantener el progreso contra las tres enfermedades y combatir la nueva pandemia del COVID-19 requiere una extensa colaboración con gobiernos, socios técnicos, la sociedad civil, el sector privado y las comunidades. El Fondo Global es un socio fundador de la asociación ACT-Accelerator para acelerar el desarrollo, la producción y el acceso equitativo a pruebas de COVID-19, tratamientos y vacunas. Estamos trabajando en estrecha relación con la OMS, el Banco Mundial, la Fundación para Nuevos Diagnósticos Innovadores (FIND), UNICEF, los Centros de África para el Control y la Prevención de Enfermedades, Unitaid y otros socios en el campo de la salud para adquirir y utilizar pruebas de diagnóstico de COVID-19, equipos de protección personal para trabajadores de la salud, y otros suministros esenciales, y para fortalecer componentes fundamentales de los sistemas de salud.
Teniendo en cuenta el papel del Fondo Global como el mayor proveedor mundial multilateral de subvenciones para la salud mundial y nuestro enfoque en combatir enfermedades infecciosas y fortalecer sistemas de salud, estamos en una posición única para ayudar a los países a responder a la pandemia del COVID-19 y a mitigar el impacto multiplicador sobre el VIH, la tuberculosis y la malaria.
Como en la batalla contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, la respuesta mundial al COVID-19 debe trabajar con comunidades y socios para proteger los derechos humanos y combatir el estigma y la discriminación, sobre todo en poblaciones claves y vulnerables.
“Para proteger y mantener el progreso contra el VIH, la tuberculosis y la malaria, derrotar al COVID-19 y salvar vidas, debemos unirnos para luchar”, dijo Sands.
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