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“La pérdida continua de vidas y el baño cotidiano de sangre en Iraq es intolerable”, dijo este jueves la representante especial del Secretario General para ese país frente a las informaciones que dan cuenta de al menos 467 manifestantes asesinados y más de 9000 heridos a partir del 1 de octubre.
En un comunicado, Jeanine Hennis-Plasschaert afirmó que el uso de la fuerza cuesta vidas preciosas y no pondrá fin a la crisis, por lo que urgió a las autoridades a proteger los derechos humanos de quienes se manifiesten pacíficamente y subrayó la necesidad imperiosa de superar el actual impasse político y llevar adelante la instrumentación de reformas sustanciales que beneficien al país.
La enviada de la ONU indicó que las fuerzas de seguridad iraquíes utilizan cada vez más munición real y que individuos armados no identificados suelen disparar a los manifestantes, además de que se llevan a cabo asesinatos selectivos de activistas a un ritmo alarmante. “Los responsables de estos crímenes deben rendir cuentas ante la justicia”, apuntó.
Es el momento de restaurar la confianza dejando de lado los partidismos y actuando en el mejor interés del país y del pueblo.
Advirtió que un clima de miedo y desconfianza agudizará el deterioro de la situación y llamó a remplazar la indecisión con la búsqueda real de soluciones para lograr una sociedad y un Estado más resilientes.
“Iraq no puede permitirse la actual violencia represiva ni la parálisis política y económica”, enfatizó Hennis-Plasschaert.
Monitoreo de los derechos humanos
Los datos de la oficina de derechos humanos de la Misión de Asistencia de la ONU en Iraq reportan que sólo del 17 de enero a la fecha se han documentado al menos 19 manifestantes muertos y más de 400 heridos por las fuerzas de seguridad en las ciudades de Bagdad, Dhi Qar, Diyala, Diwaniya, Karbala y Wassat.
El uso de munición real y de gas lacrimógeno serían la causa de la mayor parte de las muertes y lesiones, además de que se han denunciado golpizas con macanas.
La Misión monitorea y rastrea las denuncias de ataques y atropellos a los manifestantes, que han incluido apuñalamientos y desapariciones de activistas, así como amenazas e intimidación.
La UNAMI ha monitoreado constantemente la situación de los derechos humanos en el contexto de las protestas y ha presentado a las autoridades iraquíes tres informes que exponen las violaciones de las garantías fundamentales durante el periodo del 1 de octubre al 9 de diciembre y precisan con detalle cuándo y dónde se cometieron. En esos informes también hay un capítulo de recomendaciones.
Espíritu de unidad
Hennis-Plasschaert insistió en que los esfuerzos deben centrarse ahora en la implementación amplia de reformas y en empezar un diálogo constructivo para abordar los problemas del país con un espíritu de unidad.
Recordó que muchos iraquíes han sacrificado todo, inclusive la vida, para hacer oír sus voces y reiteró que la violencia no conduce a nada bueno.
“Es el momento de restaurar la confianza dejando de lado los partidismos y actuando en el mejor interés del país y del pueblo. El trabajo arduo y los gestos de buena voluntad tendrían un efecto positivo en la gente y harían posible la resiliencia de Iraq, que emergería de esta crisis más fuerte”, puntualizó la diplomática.
SOURCE Centro de Noticias ONU
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