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En el 17º día de la crisis entre Gaza e Israel, el personal humanitario de la ONU suplicó el martes que se suministre el combustible y otros artículos de socorro que se necesitan desesperadamente para evitar que la ya grave situación en el enclave empeore aún más.
Los médicos han estado realizando operaciones sin anestesia ni otros suministros quirúrgicos básicos, según informó la Organización Mundial de la Salud (OMS) en un comunicado, en el que señalaba que el combustible se ha convertido en el “producto más vital” en Gaza.
Sin él, “los camiones no pueden circular y los generadores no pueden producir electricidad para hospitales, panaderías y plantas desalinizadoras de agua”, dijo Tamara Alrifai, portavoz de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA).
Hasta la fecha, no ha habido combustible en los convoyes de ayuda autorizados a entrar.
“Estamos de rodillas pidiendo operaciones humanitarias sostenidas, ampliadas y protegidas”, declaró Rick Brennan, director de Emergencias para la Región del Mediterráneo Oriental de la OMS.
En declaraciones a la prensa desde El Cairo, Brennan hizo un llamamiento “a todos los que están en condiciones de tomar una decisión o influir en quienes toman las decisiones, para que nos den el espacio humanitario necesario para hacer frente a esta catástrofe humana”.
Seguridad de la ayuda
Los 54 camiones que han cruzado desde el sábado a Gaza desde Egipto como parte de tres convoyes, contenían una mezcla de alimentos, suministros médicos y artículos no alimentarios, dijo Alrifai.
En comparación, subrayó que antes del conflicto solían entrar en Gaza 500 camiones al día, entre los que se incluían camiones comerciales y al menos 100 camiones de ayuda, unos 45 de los cuales transportaban combustible.
Alrifai enfatizó que la logística, la coordinación, el transporte y el almacenamiento de los tres convoyes provenientes de Rafah fueron organizados en el lado de la Franja de Gaza por UNRWA.
Al preguntarle sobre el riesgo de seguridad de que cualquier entrega de combustible caiga en manos equivocadas, Alrifai explicó que, al igual que con otros equipos, UNRWA sería responsable de la recepción y manipulación del combustible, y de su entrega a los hospitales y plantas desalinizadoras de agua.
Y añadió que la agencia tiene un sistema “muy sólido” para asegurarse de que todo lo que recibe “se utilice sólo con fines humanitarios”.
Las enfermedades infecciosas son cuestión de tiempo
Brennan, de la OMS, destacó las nefastas consecuencias de la falta de acceso al agua potable, agravada por el hacinamiento. En Gaza se dispone de entre uno y tres litros por persona y día, mientras que el mínimo absoluto era de 15 litros, afirmó.
Las personas estaban siendo obligadas a consumir agua contaminada y la propagación de enfermedades infecciosas era “sólo cuestión de tiempo”.
Brennan también dijo que la Organización estaba trabajando con UNRWA para establecer un sistema de vigilancia de enfermedades con informes diarios. Las enfermedades infecciosas más comunes son las infecciones de las vías respiratorias y la diarrea, pero también cabe esperar varicela e infecciones cutáneas como sarna y piojos.
Las instalaciones sanitarias no dan abasto
La OMS destacó la extrema gravedad de la situación sanitaria en la Franja de Gaza, sometida a bombardeos israelíes durante más de dos semanas.
Uno de cada tres hospitales y dos de cada tres clínicas no funcionan y las instalaciones y el personal sanitario no dan abasto con una carga gigante de casos traumatológicos, muchos de ellos con lesiones complejas debidas a explosiones. Brennan citó el ejemplo del Hospital Al-Shifa de la ciudad de Gaza, que tenía 1,5 pacientes por cada cama.
Con 1,4 millones de desplazados en todo el territorio, el hacinamiento es un grave problema para el sistema sanitario.
“Llevo 30 años trabajando en ayuda humanitaria y no recuerdo un número semejante de personas desplazadas en tan poco tiempo”, afirmó Brennan.
Reabastecimiento de los medicamentos
Algunos de los medicamentos y suministros de la OMS procedentes de los tres convoyes autorizados a entrar en el enclave ya se han entregado a tres hospitales de referencia clave en el sur de Gaza y a la Medialuna Roja Palestina para que los distribuya a sus dos centros de salud y a sus equipos de ambulancias.
“El personal sanitario se sintió tan aliviado por el reabastecimiento que bajaron cajas de medicinas de los camiones y las llevaron directamente a las salas de operaciones”, declaró la OMS.
Hasta 200 mujeres al día están dando a luz en Gaza y tienen problemas para encontrar un lugar seguro donde hacerlo, advirtió Brennan. Cabe esperar que más de la mitad de ellas sufran complicaciones y corran el riesgo de no recibir la atención que necesitan.
Además, bajo los constantes bombardeos, las necesidades de salud mental de la población son “enormes”, afirmó.
Aumentará la mortalidad
Brennan destacó la difícil situación de los gazatíes con enfermedades crónicas, como las renales y la diabetes, que cada vez tienen más dificultades para acceder a los servicios. Advirtió que sufrirán complicaciones y que “aumentará la mortalidad”.
Al otro lado de la frontera, en Egipto, la OMS informó de que tiene medicamentos y equipos médicos adicionales en reserva suficientes para realizar intervenciones quirúrgicas a 3700 pacientes con traumas, prestar servicios sanitarios esenciales a 110.000 personas y atender a 20.000 pacientes con enfermedades crónicas.
Vidas en peligro
Brennan subrayó, sin embargo, que incluso una vez que los suministros cruzan la frontera, la entrega a los hospitales se ve comprometida no sólo por la falta de combustible, sino también debido a los “enormes riesgos de seguridad” para el personal de la ONU y los socios que tratan de llevar ayuda a los hospitales en una zona de guerra activa.
Alrifai, de UNRWA, recordó que la agencia estaba de luto por la pérdida de 35 empleados hasta el momento, la mayoría de los cuales eran también desplazados y estaban trabajando dentro de los refugios e instalaciones de la agencia para ayudar a las cerca de 400.000 personas que han buscado seguridad allí.
Un total de 40 instalaciones de la UNRWA han resultado dañadas desde el 7 de octubre.
Al preguntarle sobre la responsabilidad por las muertes y la destrucción, Alrifai reiteró la importancia de respetar los principios del derecho internacional humanitario en tiempos de guerra.
“Lo que le ha ocurrido a nuestros colegas y a nuestros edificios es inaceptable, independientemente de quién lo haya hecho”, dijo.
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