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Los 113 objetivos y principios contenidos en la Declaración de Belém, firmada al final de la Cumbre Amazónica por los ocho países signatarios del Tratado de Cooperación Amazónica (OTCA), no contienen metas para la deforestación ni ofrecen soluciones prácticas para evitar el cambio climático. Esta es la visión de las organizaciones no gubernamentales que siguieron el debate celebrado esta semana en Belém, estado de Pará.
Para Greenpeace Brasil, que participó en los Diálogos Amazónicos y acompañó la Cumbre Amazónica, el documento con los compromisos de los gobiernos amazónicos tras la reunión no establece metas ni plazos para la deforestación y el fin de la exploración petrolera en la región. Según su director de programas, Leandro Ramos, la Declaración de Belém no ofrece medidas claras para responder a la urgencia de las crisis a las que se enfrenta el mundo.
“No hay objetivos ni plazos para detener la deforestación, ni se menciona el fin de las prospecciones petrolíferas en la región. Sin estas medidas, los países amazónicos no podrán cambiar la actual relación depredadora con la selva, su biodiversidad y sus pueblos. Peor aún, los compromisos asumidos en la declaración no dan una señal clara de cómo los gobiernos amazónicos pretenden actuar juntos para responder a la crisis climática, que ya es una realidad para la población amazónica, especialmente para aquellos que viven en las periferias de las ciudades de la región”, afirma.
El documento presenta los puntos de consenso de Brasil, Bolivia, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela, con propuestas sobre temas como cambio climático, monitoreo de los recursos hídricos, protección de los bosques, zonas costeras amazónicas, ecosistemas vulnerables y biodiversidad, infraestructura sostenible, economía para el desarrollo sostenible, salud, seguridad y soberanía alimentaria y nutricional, protección social, derechos humanos y reconocimiento de las culturas amazónicas.
Según la ONG Observatorio del Clima, el texto repite la suerte de otras declaraciones multilaterales y nivela los compromisos a la baja. Para la organización, las 113 propuestas tienen el mérito de reactivar la OTCA y reconocer que el bioma está amenazado de alcanzar un punto de no retorno, pero no ofrecen soluciones prácticas ni un calendario de actuación para evitarlo. La organización también critica que no se mencione una posible eliminación progresiva de los combustibles fósiles.
“El planeta se está derritiendo, cada día batimos récords de temperatura. No es posible que, en un escenario como éste, ocho países amazónicos no puedan poner en una declaración, en negrita, que la deforestación tiene que ser cero y que explorar en busca de petróleo en medio de la selva no es una buena idea. En resumen, el documento carece de sustancia. Es una lista de deseos, y los deseos son insuficientes”, afirma Marcio Astrini, secretario ejecutivo del Observatorio del Clima.
A pesar de la importancia política de la Cumbre Amazónica, con el reconocimiento de la necesidad de cooperación entre países y una gran participación de la sociedad civil, el Instituto del Hombre y el Medio Ambiente de la Amazonía (Imazon) considera que faltó establecer metas y plazos más claros sobre el fin de la deforestación en la región. “Se esperaba que la Carta estableciera el fin de la deforestación en esta década, a pesar de la posición de Brasil y Colombia de avanzar en esa dirección”, argumenta el investigador Beto Veríssimo, cofundador de Imazon.
Veríssimo también echa en falta un compromiso claro para acabar con la exploración de combustibles fósiles en la región. “El riesgo de exploración petrolífera en la desembocadura del río Amazonas puede tener implicaciones para el clima y la biodiversidad, e impactos en esta región, que es el mayor ecosistema fluvial del planeta y muy sensible desde el punto de vista medioambiental”.
Momento político
Según WWF, a pesar de la importancia de la declaración como momento político a favor de la Amazonía, el documento no establece objetivos concretos para algunas de las cuestiones más difíciles de la región. La organización critica la falta de consenso entre los países amazónicos para acabar con la deforestación. “Los presidentes decidieron crear una Alianza Amazónica de Combate a la Deforestación, pero no acordaron un objetivo unificado, que es crucial para evitar el punto de no retorno”, afirma la entidad.
En su discurso de clausura de la cumbre, el Presidente Luiz Inácio Lula da Silva afirmó que la Declaración de Belem reúne iniciativas muy concretas para abordar los retos compartidos por los ocho países. “La Declaración de Belem y el comunicado conjunto que hemos adoptado durante estos dos días de Cumbre son un paso hacia la construcción de una agenda común con los países en desarrollo que tienen bosques tropicales. Y allanaran nuestro camino hacia la COP30, cuando estaremos de vuelta aquí en Belém”, dijo el mandatario al final del evento.
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