LA JORNADA
Ciudad de México. El presidente Andrés Manuel López Obrador externó su inconformidad con la actuación de la agencia antidrogas de Estados Unidos (DEA, por sus siglas en inglés), que involucró el espionaje al cártel de Sinaloa y derivó en el informe sobre el fentanilo que responsabiliza a la organización como principal distribuidora. “Una intromisión abusiva, prepotente, que no debe aceptarse bajo ningún motivo”, que se dio además sin conocimiento del gobierno mexicano.
Asimismo, consideró que filtrar el documento del Departamento de Estado sobre presuntas diferencias entre la Marina y el Ejército Mexicanos es una estrategia “vulgar”, aunque descartó una protesta formal por estos hechos. Se mantendrán las acciones conjuntas con la base de “cooperación sí, sometimiento no”, pero México priorizará garantizar la seguridad en el país y, en segundo plano, colaborar ante el grave problema en Estados Unidos por el consumo de esta droga.
–¿El informe que hicieron público se lo presentaron a la delegación mexicana un día antes en Washington?
–No sé, no estoy enterado. Le tengo toda la confianza a los que fueron.
–¿Los funcionarios no le informaron, Presidente, de…?
–No, no, pero yo avalo todo lo que ellos hicieron.
–¿Sorprendieron a México?
–No, no, no.
Afirmó que hay sectores en Estados Unidos a los que les parece normal “entrometerse en asuntos de nuestro país o cualquier otro”, pero no se puede seguir aplicando la política de hace dos siglos. “Necesitan hacer una revisión del funcionamiento de sus agencias, sus instituciones; necesitan transformarse”.
No se puede utilizar el espionaje para conocer lo que están haciendo nuestras instituciones de seguridad “con la arrogancia, ¿no?, de filtrar la información al Washington Post”.
López Obrador sostuvo que ya no es el tiempo de Felipe Calderón, cuando imponían políticas, estrategias y operativos que nunca funcionaron, como el Rápido y furioso. Tampoco es la era en la cual la DEA o la CIA imponían decisiones sobre lo que hacía la Secretaría de Marina o la Defensa Nacional, “México es un país libre, independiente y soberano”.
No es la única ruta
Consideró que el informe en el que señalan al cártel de Sinaloa como principal distribuidor de fentanilo en el mundo es la visión de Estados Unidos sobre el problema, pero México estima que esta droga no sólo llega a ese país a través de territorio nacional, sino también de forma directa desde Asia o a través de Canadá. La prioridad de su gobierno es abatir los niveles de violencia en México; por “humanismo y amistad” mantendrán la colaboración porque son muchos jóvenes estadunidenses muertos.
Aunque reconoció la peligrosidad del cártel de Sinaloa en el tráfico de fentanilo, subrayó que también participa el cártel Jalisco Nueva Generación y los cárteles que operan en Estados Unidos para distribuir esta droga, por lo que este país “debe revisar las acciones u omisiones para enfrentar la venta en su territorio”.
–¿Va a haber algún reclamo a la DEA por este operativo que no tuvo autorización?
–No, sencillamente en su momento se va a hablar de cuáles van a ser las condiciones para el trabajo de colaboración que se va a llevar a cabo. Pero ya no es el mismo tiempo de antes. En el gobierno de Felipe Calderón se metieron hasta la cocina en el país, se les permitió. Tenían una relación demasiado intensa con la Secretaría de Marina y llegó el momento en que no era cooperación, sino era subordinación de la Secretaría de Marina a las agencias de Estados Unidos.
Enfatizó que se revisará la actuación de los agentes extranjeros en territorio nacional porque es posible compartir información, pero quienes pueden operar son las fuerzas armadas, la Guardia Nacional o la Fiscalía General de la República. “¿Cómo vamos a aceptar las mismas reglas y condiciones, después de lo de García Luna? ¿Qué, no lo premiaron a García Luna allá? Estaban contentísimos con él y miren lo que resultó”.
Reiteró su recelo respecto de la DEA, a partir de la confirmación de que la persona que encabezaba esa agencia en México tenía vínculos con personajes del crimen organizado y la única consecuencia fue removerla del país.
Una hora después de concluida la conferencia, arribó a Palacio Nacional el embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, para un encuentro de casi hora y media con López Obrador. Al término, se retiró sin hablar.
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