Arturo Tecuatl
A quemarropa, en la Plenaria de Morena, el senador José Antonio Álvarez Lima, llamó frívolo y ambicioso a su homólogo Ricardo Monreal, todavía coordinador de la bancada.
Vaya expresiones faciales de Monreal. De laberintoso y ladino paso a tragar sapos, desde la celebración de Adán Augusto porque la comisión de aquél para desestabilizar Veracruz pasó a mejor vida y por los mazasos propinado por el apizaquenses Alvarez Lima.
“No le exageremos”, pidió el cada vez más alejado de contender por Morena a la presidencia, al tiempo de clamar por prudencia y tolerancia. “Nadie está en deslealtad con el Presidente de la República, todos somos leales al Presidente”.
El titular de Gobernación celebró el funeral de dicha comisión, creada arbitraria e ilegalmente por el senador zacatecano para sacar de la cárcel a José Manuel Ríos Virgen, ex secretario técnico de la Junta de Coordinación Política (Jucopo), por quien Monreal ha expuesto y perdido una parte vital de su capital político. ¿Por qué, qué ocultan?, solo ellos lo saben.
El hecho es que esa comisión balín generaba beneficios a la oposición de Morena, dijo Adán Augusto, con esa frialdad afable que suele acompañarlo mediante la cual, algo dejó muy claro: o Monreal se alinea de manera voluntaria, o lo calman a madrazos.
1. El senador tlaxcalteca Álvarez Lima vive su segundo aire. Tal vez la primera meta de su activismo cuajó como no lo esperaba. De un manotazo arrebató a Monreal 30 de los 61 senadores morenistas y se perfila como posible coordinador morenista.
Sabe que a AMLO le urgen elementos cojonudos y pese a no tener un estilo agresivo el paisano sabe muy bien que la política colocó frente a él su resurgimiento en charola de plata.
Lástima que Ana Lilia Rivera no le ayude a causa de sus complejos de superioridad, al menos hace bulto. Pero hay otros, como Mónica Fernández Balboa, cuyo cambio radical, de monrealista a leal seguidora de AMLO, es una evidencia más que los días del zacatecano como influyente morenista, mañoso, tramposo y mentiroso, están contados.
¿Por qué no ha caído Ruben Domínguez?
Porque ostenta la relación con otros sinvergüenzas -igual que él- como Indalecio y sus secuaces, vividores del transporte sin ser transportistas y acostumbrados a mantener arrinconados a los gobiernos en turno.
Así que el conflicto de interés que significa ser director de transporte y proveedor de autobuses, no es tan casual como pudiera pensarse, sino uno de los asquerosos vicios en los cuales nada mal caería el cambio verdadero que tanto se pregona.
Pero el gobierno de Lorena necesita estrategia y valor. Solo con ambos podría desprenderse de los hongos estos… lapas, infecciones, pesadillas. Risueños y panzones agentes del anticambio.
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