Por Sor Juana
Hildeberto
Un habitante insurrecto,
del infierno del demonio,
fue grabado en Zacatelco
en una noche de insomnio…
Se trataba de Hildeberto
Pérez Álvarez, señores,
medio rata, medio inquieto,
si lo ves mejor te escondes…
Juran, queridos paisanos,
se lo echaron diez fulanos,
gota a gota, colombianos, prestamistas, lo indagamos…
Como lloran las catrinas,
se entiesó el pobre cachorro, cinco patrullas ladinas
se ensañaron… ¡ya ni modo!
Cuando el alcalde abusivo
al pueblo quería chingar,
ese fue su cruel castigo,
lo mandaron a madriar…
Policía de Zacatelco
Pensaron que era un deleite,
un derecho de gendarmes,
rete golpiar a la gente,
romper huesos, tumbar dientes…
Pero el karma les llegó
en los últimos de octubre,
a todos juntos se echó,
hoy en su ajuero se pudren…
Derechitos los cabrones,
abordaron las patrullas, estrenaban uniformes,
iban a hacer de las suyas.
Rete chingaban a gusto
a los ricos y a los pobres,
pero qué tal, pinchi susto enmedio de los ardores…
La lumbre los consumía,
y el cachorro no podía
extorsionar todo el dia,
¡se quedó sin polecía!
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