Excelsior 

La tala ilegal en el suelo de conservación de la Ciudad de México, que abarca el 59 por ciento de su territorio, preocupa a comuneros, ejidatarios y habitantes de núcleos agrarios de nueve alcaldías, que con tristeza ven cómo grandes árboles de pino y oyamel, que tardaron muchos años en crecer son transformados en cuestión de minutos en tarimas y polines.

El punto más crítico para los pulmones y las fábricas de agua de la capital del país, llegó a finales de 2018 y principios de 2019, con la presentación de mil 177 denuncias ciudadanas.

Se calcula que la tala ilegal arrasó con más de dos mil hectáreas de suelo de conservación, donde se produce la mayor cantidad de oxígeno y recarga de mantos freáticos de la Ciudad de México.

Víctor Manuel Vanegas, excoordinador regional de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (CORENADR), explicó que fue tanta la exigencia de los comuneros, los ejidatarios y los núcleos agrarios, que se estableció una mesa interinstitucional para combatir la tala ilegal, no sólo en Milpa Alta, sino en toda la Ciudad de México.

Gracias al trabajo de inteligencia y operativos instrumentados por los tres órdenes de gobierno, en los últimos seis años se logró la clausura de 40 aserraderos clandestinos, el aseguramiento de dos mil 260 metros cúbicos de madera, que equivalen a 700 árboles aproximadamente y la detención de 106 talamontes.

Además, se pudieron recuperar mil 146 hectáreas afectadas por actividades ilícitas, una cifra histórica en la CDMX.