Excelsior
El perturbador caso de Miguel ‘N’, acusado de abusar y asesinar a su vecina en Iztacalco, ha provocado una honda conmoción en la comunidad. La tragedia se desveló cuando la madre de la víctima lo sorprendió en el acto, llevando al agresor a cometer el homicidio. Este acto atroz ha puesto en la mira la actividad digital del acusado, despertando sospechas sobre si sus interacciones en redes sociales pudieran haber sido una forma de confesar sus crímenes. Las investigaciones continúan para dilucidar la conexión entre sus publicaciones y sus acciones delictivas.
La doble vida digital de Miguel ‘N’, ahora conocido como el presunto “Asesino Serial de Iztacalco”, se somete a un minucioso escrutinio. Se plantea la hipótesis de que, oculto a plena vista, este individuo pudo haber dejado pistas de sus oscuros actos en las redes sociales. En un análisis inquietante de sus publicaciones en Facebook, investigadores y ciudadanos se preguntan: ¿Confesaba Miguel ‘N’ sus crímenes en sus entradas encriptadas?
La conexión entre sus palabras en línea y sus delitos fuera de ella se vuelve una carrera contra el reloj en la búsqueda de justicia y verdad.
Este es el ejemplo más claro, una publicación de 2015, justo cuando desapareció Frida Sofía, quien tenía una relación con él.
Te extrañaré
…y sucedió lo que temía. Centinelas de piedra con armaduras metálicas, grandes monumentos me prevenían para no avanzar. Inmóviles como cualquier estatua de unos 3 metros de altura, se interponían enfrente de mi, si lo deseaba podía continuar. Pero sus rostros me daban a entender que si continuaba debería atenerme a las consecuencias. Los observe, y ellos a mi. Por miedo tal vez alejé mi mirada de aquellos ojos penetrantes. Era doloroso ver y quise darles la espalda pero en cuanto me moví, percibí el movimiento de algo, observe y me di cuenta que no era otra cosa que mi propio reflejo, mi imagen se encontraba en el metal. Mi rostro era triste, no soportaba el estar en ese lugar, así que decidí alejarme. Di media vuelta y caminé, no caminé mucho para regresar la mirada hacia atrás; me dolió, fue duro y continué caminando, no tarde en volver a voltear y de nuevo el mismo resultado. Posiblemente me volvía adicto al dolor. Creí que la distancia era grande, suficiente para no sentir nada, pero me engañaba. Adicto o no, tenía que voltear y una tenue luz se encontraba detrás de los centinelas, la curiosidad como en muchas ocasiones me invadió y en vez de alejarme, comencé a caminar hacia aquella luz. A lo lejos vi lo que quería ver, era inexplicable, mis deseos eran reales y me envolvió un aire de intranquilidad, incredulidad, todo revuelto con una inmensa alegría. Absorto caminé con cautela, después caminé rápido y no pude evitar correr, correr con todas mis fuerzas, no pararía de correr hasta llegar a mi objetivo. Lo que vi fue maravilloso, vi tu silueta, una silueta oscura, muy oscura, sabía que eras tú, no podía equivocarme eras tu, lo sabia, pero ¿porque?. No lo sé pero era lo que yo quería, quería volver a estar a tu lado, decirte lo que te quiero y confesarte mi amor una y otra vez, escuchar de nuevo tu voz y ponerme de nuevo nervioso por el solo hecho de que estés a mi lado. Recordé los momentos en donde el tiempo era mi rival cuando estabas lejos.
Mi temor por los centinelas desapareció, de hecho olvidé que existían, la dicha se apoderó de mi cuerpo y un extraño calor me invadió. Sabia que te quería por eso corrí, no quería que te fueras de nuevo. Te veía cerca, pero hasta después me percate de lo lejos que te encontrabas.
Tu silueta se agrandaba, de pie, esperándome, por más fuerte que trate de ser, llore de felicidad, ya sentía tu calor, la suavidad de tu piel y disfrutaba el tono de tu voz y el roce de tu pelo en mis dedos.
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Por un momento creí que correrías a mi encuentro con las manos levantadas para darme un abrazo. Pero no fue así. Creí que me tomarías de la mano, pero nunca ocurrió. He incluso creí que cuando estuviera a tu lado me darías un beso tímido pero tan solo lo creí, pues nunca pasó.
Continuaba corriendo, cuando estaba a escasos metros, estiré mis brazos y después te abracé, mi alegría fue indescriptible, te abrace muy fuerte y continué llorando por la emoción.
No tarde mucho en darme cuenta que tus manos no se movieron. Descubrí que tu cuerpo era duro y me asuste cuando noté que estabas fría. Toque tu espalda y no era otra cosa mas que tu ropa. Toque tu cuello y no era mas que piedra.
Roca fría como el témpano, dura como el hierro y lo peor inmóvil como estatua.
Mi rostro cambió, lo se porque lo sentí, y por mis lágrimas también. De lágrimas de felicidad pasaron a ser lágrimas de desesperación. Quería estar a tu lado pero no de esta manera.
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Hace tiempo te vi morir, moriste sepultada por pequeños cristales. Tu piel se manchó de sangre y tu cuerpo cambió de tonalidad a un rojo escarlata. Cubierta de sangre, te puse en un altar y lloré a tus pies. Decidí quedarme contigo, mejor dicho, con tu cuerpo inerte; esperaría que en cualquier momento abrieras los ojos, o simplemente moriría a tus pies.
Pasó algún tiempo para que la sangre de tu cuerpo comenzara a secarse, se formaron grietas que cortaron tu piel, tus dedos comenzaron a partirse y todo tu cuerpo se fragmentaba, te transformabas en polvo. Y la brisa ligera del lugar se llevaba tu cuerpo, pequeñas partículas suspendidas en el aire que volaban a mí alrededor, particulas que alguna vez aspiré y otras tantas penetraban en mis ojos. Fue doloroso pues aunque yo no quería te fuiste, yo deseaba morir a tu lado pero se volvió imposible.
Y aunque me dolía, sabía que debía continuar, no tenia ningún rumbo, pero como lo había hecho antes debía de caminar solo.
Cuando caminaba desee una y otra vez estar a tu lado. Me hacia daño yo mismo, lo sabia pero sentía que era mi castigo.
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Pero ahora comprendo que mi verdadero castigo es en donde me encuentro. Aferrado a un cuerpo inerte, quiero besarte pero cuando lo hago ya no es lo mismo, no puedo saber si lo deseas o lo rechazas, no me gusta esta situación, dije que moriría a tu lado pero esto es diferente. Estoy contigo pero no eres tú a quien quiero.
Y por más que llore, no creo poder ablandar la dura roca de tu piel, por más calor que te de no podré lograr que tu lo produzcas.
Tal vez sea un castigo o un reto que aun no he descubierto. Pero cierto es que me duele.
Toqué tu mano y como esperaba, no noté ninguna reacción de tu parte, te abracé y dije que te quiero. Pero tu rostro estaba petrificado, sin sentimiento alguno, al menos una sonrisa hubiera sido suficiente pero no llegó.
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Esta es una situación muy complicada para mi, espero entiendas. Pensándolo bien me doy cuenta que no solo quiero estar contigo sino que también quiero que tu estés a mi lado, quiero que tu rostro vuelva a expresar tu sentimiento hacia mi, de otra manera moriré de tristeza, de desilusión.
No es que sea egoísta o que exija demasiado, solo pido a la persona a quien quiero.
Sin fuerzas, caí al suelo, el cuerpo me dolía y comencé a sangrar, desconozco que parte de mi cuerpo pero reconocí mi propia sangre. Surgieron de la nada risas, terribles risas burlonas a mi alrededor, sabia que se trataba de los centinelas, se burlaban de mi apariencia, caído y derrotado, se reían porque habían logrado su cometido, el hacerme sentir mal, pero al percatarme de eso inmediatamente me esforcé por ponerme de pie y las risas se fueron apagando, pero súbitamente una carcajada superó a las demás y como fieles imitadores, cada risa burlona aumentaba de volumen, el sonido era inmenso, y entre tanto ruido escuche decir: te lo advertimos, sabias las consecuencias, no quisiste escuchar, pobre infeliz, creíste que seria tan fácil o ¿Acaso creíste que todo seria como antes?-y un No!!- se escuchó en ese oscuro lugar, y el eco se propago, la voces cesaron de reír y el “no” continuaba sonando, y entre la oscuridad se escucho: “¿Qué has dicho?- lo que has escuchado-respondí de inmediato-y si te burlas porque me vez caído, créeme, no me arrepiento, si no hubiese llegado hasta donde ahora me encuentro, la duda seria mi peor derrota. Mi garganta estaba seca y el único sonido que se percibía era el de un agitado corazón.
Distinguí sombras que se alejaban, se trataba de los centinelas que respetuosos se desvanecían.
Ahora me encontraba solo para pensar, todo el tiempo para pensar, ¿pero que pensar?, no sabia que hacer, ahora me sentía mas tranquilo, pero aun así no sabia que pensar. La amo, continúo aferrado a la persona a quien quiero, pero me pregunto: ¿A quien quiero? A los recuerdos o con quien ahora me encuentro.
¿Dónde está la persona a quien quiero?. Es ella, me dije. ¿Quién?-volví a preguntar-.Ella-volviendo a responder. No la veo. Pero ahí esta -continuaba respondiendo.
Me encontraba hincado, enloquecido tal vez, perplejo en la situación. Mi sangre, regada en el suelo comenzó a moverse, formando pequeñas ondas a mi alrededor, que súbitamente aumentaban Despreocupado continuaba esforzándome por pensar, no sabia que pensar, sabia que continuaba queriendo, solo que no sabia que era.
De mis ojos surgieron delgados hilos de color gris; estas líneas estaban compuestas de pequeñas partículas unidas una tras otra que se fueron enmarañando entre sí, fue muy rápido, en segundos se trataba de una aglomeración del volumen de mi puño, cerré los ojos y la cadena se rompió; y para cuando los abrí aquella maraña tomaba forma humanoide, grotesca y sin gracia, la sangre se agitaba con mucha inquietud, parecía que trataba de imitar a la figura que brotó de mis ojos, pero su inestable condición se lo impidió. Mientras tanto yo me ponía de pie, me alejé a uno cuantos metros y continué pensando: ¿Qué debo hacer?
“Debes alejarte -respondió la figurilla- debes hacerlo de inmediato, no dejes que los bellos recuerdos que tienes de ella se petrifiquen a su lado, date cuenta que a quien quisiste se ha alejado y al parecer no quiere regresar, no tiene caso quedarte, pues lo que anhelas jamás regresara; si eres un poco razonable descubrirás que ella se desvaneció para que dejes de sufrir, no quería que murieras a sus pies como una vez dijiste, y ahora se muestra ante ti para decirte lo importante que fuiste para ella, para decirte lo inolvidable que fue estar a tu lado, para que simplemente no te sientas culpable, ella espera que comprendas esto y para cuando lo entiendas tendrás que marcharte con una satisfacción en el rostro. Aún amas, me doy cuenta de ello, pero eso que sientes no debe ser para un solo ser, comparte con otros lo emocionante que es…”
“No, estas equivocado -interrumpió una voz un tanto ronca que provenía de la sangre en el suelo- continua con ella, demuestra que tanto la quieres, ámala ciegamente, bésala, y dile que la quieres, de este modo al darse cuenta de tu sentimiento, comenzará a llorar, sus lágrimas tendrán la capacidad de disolver la dura roca que la recubre y notaras que tan solo se encuentra atrapada por una delgada capa de roca, eso es lo que espera de ti, que la rescates de la confusión en donde es presa, debes apurarte pues de otro modo la capa comenzara a engrosarse, su cuerpo se endurecerá y se transformará en un monolito de roca pura. Date cuenta que es una oportunidad para volver a quererla, es lo que querías, no?”
Pero… ¿Cómo sé que es realmente ella? –pregunté con un poco de inseguridad-
-Es ella, lo sabes muy bien, no trates de engañarte, si realmente la quieres deberás de quererla sin importar la forma que tenga.
-Su forma no me asusta, solo es que desconozco su sentimiento.
Eso es lo que trato de decir -dijo la figurilla- ciertamente se trata de quien alguna vez quisiste, pero ha cambiado. Pon tu oído en su pecho.
Obedeciendo a su petición, me acerque a la roca, me puse algo nervioso, pero puse mi oreja en su pecho.
- -¿Qué notas?
- -Nada.
- -¿Qué escuchas?
- -Nada.
- -Exacto, no escuchas nada porque ha dejado de querer
- -Mentira-interrumpió la sangre- no escuchas nada porque el latido de su corazón se encuentra oculto en espera a que lo descubras.
La figurilla nada paciente se abalanzó hacia la sangre, se mezclaron y formaron una oscura masa, se movía, se agitaba con desesperación, pero poco después se convirtió en solo una mancha.
No se que camino tomar pero de algo estoy completamente seguro: suceda lo que suceda no me dejaré morir.
Tu allá, yo aquí… un aniversario más
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