Chiul es Memoria: Sin justicia y memoria histórica, no habrá democracia ni respeto a D.H. en Guatemala

Rds/Staff

La masacre de Chiul forma parte de los actos de limpieza racial que se ejercieron por parte del Estado Cristiano de Guatemala, entre 1960 y 1996, con la intencionalidad de desaparecer al pueblo maya bajo el pretexto de acabar con la guerrilla subversiva. Es una de las más de 600 masacres que se cometieron durante esos años, pero cuenta con los elementos necesarios para ejemplificar la magnitud de la crueldad del genocidio maya.

El 21 de mayo de 1988 en Chiul, Cunén, El Quiché agentes del ejército secuestraron a niños y niñas Mayas K’iche pertenecientes a Ajq’ijab’, guías espirituales, contadores del tiempo mayas, así como a cientos de mujeres y hombres mayas que fueron torturados y asesinados con inaudita violencia. Los testimonios de estas escenas describen niñas violadas, mujeres embarazadas abiertas del vientre para extraer sus sacos gestacionales que los soldados aplastaron aún con los bebés dentro para posteriormente decapitarlas; siendo testigos los y las niñas, a quienes les tocaron los genitales agrediéndolos sexualmente, torturándolos con ramas de mora para finalmente arrojarlos a un pozo, donde se ahogaron entre agua, orines y heces del ejército. Estos horrores reflejan la brutalidad de las prácticas del ejército que se repitieron en otras masacres, ensañándose especialmente con las mujeres, niñas y niños indígenas, así como con los líderes espirituales, buscando acabar con la vida y las raíces mayas; es decir, con sus orígenes.

Urge justicia y la exhumación de los cuerpos de la masacre de Chiul.

Es imposible permanecer indiferente a la gran violencia y odio con la que se perpetraron estos crímenes, que ocasionaron heridas profundas en el único niño sobreviviente de esta masacre, Arnulfo Oxlaj; así como en las familias de las víctimas, y en la población maya en general, desbordando el dolor de cualquier ser humano.

Por ello, con la campaña CHIUL ES MEMORIA se pretende sensibilizar a la sociedad civil nacional e internacional sobre el testimonio de Arnulfo Oxlaj, único niño sobreviviente, buscando la continuidad en el proceso de esclarecimiento y exhumación de las fosas clandestinas, ya que esto significa obtener las evidencias que pueden otorgar el reconocimiento histórico a esta masacre, como un inicio de justicia para el pueblo maya y, así, poder devolver los cuerpos a sus familias.

Han existido intentos de exhumación, como la programada el 28 de septiembre del 2021 que fue suspendida luego de que exmilitares y expatrulleros intentaron secuestrar a Arnulfo Oxlaj. Así, a casi dos años de haberse evitado uno de los intentos más importantes en la búsqueda del inicio de la justicia; se ha tratado, además, a toda costa, de intimidar a Oxlaj, quien actualmente es perseguido político por parte del Estado de Guatemala y hostigado por grupos de apoyo a los responsables de la masacre de Chiul, siendo amenazado de muerte con el objetivo de silenciar y desacreditar su *testimonio acerca de la masacre para que este crimen de lesa humanidad continúe en la impunidad.

¿Por qué el pueblo Maya teme por sus vidas estando Arévalo en la presidencia?

Bernardo Arévalo, el actual presidente electo de Guatemala, no sólo formó parte del gobierno genocida del exmandatario Marco Vinicio Cerezo Arévalo, quien fuera presidente durante la masacre de Chiul, sino también es familiar de él. Por eso las víctimas y sobrevivientes de la masacre de Chiul temen que bajo su gobierno se intensifique la difamación, criminalización, persecución, así como los atentados terroristas e impunidad. Dado esta realidad, ¿podrá Arévalo romper el legado genocida en Guatemala? Sólo si garantiza la seguridad y vida de los sobrevivientes mayas, busca la reparación del crimen de lesa humanidad y promueve la exhumación de las fosas clandestinas en el país, entre ellas la de Chiul.

En las redes sociales de los sobrevivientes, personas no identificadas han realizado ataques mediáticos a opositores del partido Semilla, bajo la excusa de que los sobrevivientes fueron comprados, siendo una afirmación falsa. Intimidaciones que han sucedido también en las redes sociales del único niño sobreviviente, Arnulfo Oxlaj.

La noche del domingo, tras conocerse su victoria en las elecciones, Arévalo declaró que una prioridad de su gobierno sería poner fin a la “persecución política” contra distintos empleados gubernamentales y personas que trabajan en materia de corrupción, derechos humanos y medio ambiente; no obstante, la exigencia al nuevo gobierno sigue siendo que esclarezca el secuestro, tortura, violación y masacre de niñas, niños, mujeres y hombres mayas cometidos en el pueblo de Chiul, Cunén, Quiché, Guatemala.

Por lo anterior, hay una deuda histórica vinculada con el presidente electo, Bernardo Arévalo, quien tiene la oportunidad de esclarecer las masacres, reconciliar la justicia y plantear las medidas para que esto no se repita.

Ubicación de la fosa clandestina de la masacre de Chiul de acuerdo a testigos: https://goo.gl/maps/kt8ntCUVs6Lqje4U9

“Nada apagará la llama de la sed de justicia que hay en nosotros, esto no detendrá la lucha, hasta lograr el reconocimiento del genocidio maya, la reparación digna a los sobrevivientes y garantizar que esta historia no se repita”. Arnulfo Oxlaj.

*Testimonio de Arnulfo Oxlaj acerca de la masacre del 21 de mayo de 1988 en Chiul, Cunén, El Quiché:

Ese día, Arnulfo estaba jugando entre los restos de las cañas de milpa, en el mes de mayo de 1988, cuando de pronto fue rodeado por soldados, quienes lo empezaron a patear y golpear con ramas de durazno. Le gritaban: “Cerdo brujo salvaje, ¿dónde está tu padre y el resto de tu familia? ¡Hijo de la gran puta, por amor a Cristo Rey y nuestra virgen, dinos dónde está el demonio de tu padre y madre!”

Fue llevado brutalmente al destacamento militar. Al llegar ahí, ya había otros niños, hijos de ajq’ijab’, además de mujeres y hombres ajq’ijab’ suplicando por sus vidas. Los asesinos gritaban: “Eliminemos a estos brujos de mierda después de gozar con ellos.”

Los asesinos seleccionaron a tres mujeres entre los cientos de hombres y mujeres secuestrados. Las tres mujeres estaban embarazadas y fueron violadas por los soldados frente a todos los niños y familias, luego abrieron sus sagrados vientres y de cada uno salió una bolsa conectada a su ombligo. En cada bolsa había dos bebés. Las mujeres todavía lloraban. Finalmente las decapitaron y sus cabezas desprendidas del cuerpo todavía gritaban, sus cuerpos saltaban. Los asesinos prosiguieron a masacrar al resto de mujeres y hombres ajq’ijab’. A un hombre le despojaron la cabeza con una gran roca.

Arnulfo ese día tenía puesta una camisa multicolores porque, de acuerdo a la comadrona, al nacer tenía en su espalda algo así como un arco iris. Por eso, su mamá le tejió una camisa con todos los colores del arco iris y ese día la tenía puesta.

Los asesinos rompieron la camisa de Arnulfo Oxlaj y las de todos los niños por detrás con sus puñales y comenzaron a interrogarlos, azotándolos con ramas de mora. Las espinas secas de esas ramas hacían sangrar los rostros y las espaldas de niños y niñas, quienes gritaban. Muchos se orinaban por el dolor que les causaba la tortura y algunos hasta se desmayaron. Entonces dijeron los asesinos: “Les damos un plomazo a cada uno porque no podemos sacar información de estos demonios brujos. Llenemos de agua el sanitario para que no sean brujos ni siquiera en el infierno. Veamos cómo saltan como ranas en el pozo queriendo sobrevivir.”

“Yo estaba muy cerca del pozo, y si hubieran comenzado con los que estábamos cerca, yo no estaría aquí contando ese terrorismo que sufrí. Al haber llenado de agua el pozo, prosiguieron tirando los niños al pozo lleno de agua y de las mismas heces de los asesinos. Cada grito era el grito de un alma sedienta de vida. Sedienta para realizar sus talentos y dones, y que en ese momento se le estaba quitando todo. Caían en el pozo uno sobre otro”.

Fue tirado también Arnulfo Oxlaj. Al llegar al pozo, el golpe era aterrador. Tiraron a dos más sobre él. En el pozo, los que estaban abajo jalaban los pies, pantalones, pelo y manos de los de encima. Unos se hundieron. Cada uno luchaba en el pozo por una sola esperanza de vida.

Hubo un momento en que Arnulfo se hundió. Después de una gran lucha, de repente hubo inmovilidad. La cabeza de Arnulfo quedó afuera, el resto de su cuerpo, enterrado entre los sagrados cuerpos de sus compañeros y compañeras. Hubo un gran silencio dentro del pozo. Los asesinos se reían y orinaban encima de los niños, gritando: “Gloria a Dios Padre e hijo Jesucristo y nuestra virgen María, hemos cumplido esta misión. ¡No más brujos en Guatemala!”

Arnulfo recuerda que después hubo lluvia. El dolor y la soledad se convirtieron en amigos. La muerte era como el abrazo de papá o mamá; hasta la muerte se puso triste.

Arnulfo Oxlaj estuvo dentro del pozo cuatro noches y cinco días. En la tarde del quinto día una mujer lo rescató. La mujer escribió en su nota: “Este niño Arnulfo Oxlaj no es humano corriente! No es igual de los que estamos acá, me parece bien raro.” Después, un suizo lo rescató y lo llevó al territorio de Xibalba. Ahora está en Suiza y ha estudiado en Londres, tiene una especialidad en filosofía, política y economía. Además, Arnulfo es ajq’ij porque sus abuelos ya lo habían iniciado, y es conocedor de la medicina maya.

La lucha por la memoria histórica es la herramienta que permitirá resignificar el doloroso pasado que ha vivido, el olvido es nuestro peor enemigo: https://chiulesmemoria.com/

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