Ricardo Homs
- México es una sociedad enferma de agravios, injusticias, violencia reciclada y lo peor… enferma de indiferencia.
Sin embargo, la cura de todos sus males no está a la vista, pues nuestro país está en manos de gobernantes enfermos de poder, que sólo prestan atención a los temas electorales y administrativos.
Tenemos un gobierno obsesionado con eliminar instituciones que les estorban para controlar este país, mantener el poder e imponernos una transformación ficticia.
La agenda cotidiana que nos imponen cada mañana en ningún momento refleja los dramas que viven cotidianamente miles y quizá millones de mexicanos, atrapados en una vida caracterizada por la agresión y la sobrevivencia.
Lo grave es que los mexicanos ya nos acostumbramos a vivir en un contexto de violencia, donde los crímenes, desapariciones de personas y asesinatos colectivos, para la sociedad simplemente significan una mención en un noticiero y para las autoridades gubernamentales, un número en una estadística.
El tan cacareado “humanismo mexicano” no es más que una narrativa retórica y construida con base a etiquetas que manifiestan buenas intenciones, pero que no se sustentan en una visión de estado, ni tienen ninguna acción estratégica para erradicar la violencia.
El miércoles 19 de abril,- en el programa de Ciro Gómez Leyva-, el conductor Manuel Feregrino entrevistó a Saskia Niño de Rivera, -fundadora de “Reinserta”-, organización que trabaja con visión humanista en la búsqueda de soluciones para erradicar la delincuencia y la violencia, neutralizando las condiciones psicosociales que inducen a muchos mexicanos a optar por la vida marginal.
Platicó sobre los testimonios que obtuvo entrevistando a delincuentes que purgan condenas o están en espera de ser juzgados, mientras su vida transcurre dentro de las prisiones.
Lo que nos muestran estos testimonios son las condicionantes que inducen a los individuos a decidirse por la delincuencia como única opción de vida.
Un gran porcentaje de los mexicanos son marginados socialmente desde que nacen. Su niñez está marcada por todo tipo de abusos. Cuando estos niños vulnerados crecen y dejan de ser invisibles para la sociedad, pasan de víctimas a victimarios y se integran a la delincuencia organizada.
Lo que nos enfrenta el conocer estos testimonios es la certeza de que la violencia cotidiana representa una cadena sin fin de cobro de facturas, donde los roles pasivos de víctima evolucionan hasta tomar un rol activo y convertirse en agresores.
El niño abusado y vulnerable que crece con resentimientos, rencor y odio, -cuando descubre que puede cobrar agravios-, encuentra que dañando a otros recupera su autoestima y cura sus heridas.
Las cárceles mexicanas, -llenas de corrupción-, son el testimonio vivo de que el Estado Mexicano es el culpable de mantener un sistema que enriquece a los funcionarios en turno, del mismo modo que las estaciones migratorias del INM se convirtieron en un rentable negocio para las autoridades.
Mientras tanto, la sociedad que voltea hacia otra parte, -negándose a ver las injusticias cometidas contra los vulnerables-, luego resulta ser víctima de lo que provocó con su indiferencia.
No hay gente mala de nacimiento, sino un sistema social perverso que crea los demonios que luego serán su pesadilla.
Sólo la misma sociedad puede romper este círculo perverso de violencia, exigiendo a quienes nos gobiernan que cumplan con sus obligaciones como servidores públicos y rechacemos el teatro con que nos distraen diariamente, con palabrería, politiquería, frivolidades y enemigos ficticios.
ALTAMENTE DESTRUCTIVO
Es más fácil destruir que construir, o mejorar lo que está emproblemado.
Este gobierno caracterizado por tener una visión pequeña, está destruyendo las instituciones que muchos mexicanos visionarios construyeron a lo largo de muchos años, para tener un país de “primer mundo”.
Un país de “aspiraciones pequeñas”, -como lo son Cuba, Nicaragua y Venezuela-, es lo que nos ofrece la 4T.
Funcionarios con “visión pequeña” nos llevan paso a paso a convertirnos en un “país enano”, pero manejable.
En una semana destruyeron y aniquilaron la Financiera Rural, Notimex y se consolidó la desaparición del Fondo para el Cambio Climático, entre otras iniciativas que ya están dentro del proceso de destrucción.
Por su parte la bancada de MORENA en el Senado se ha encargado de ahogar al INAI, retrasando el nombramiento de los comisionados que sustituirán a los que terminaron su gestión, -como el consejero Javier Acuña Llamas-, quien concluyó su cargo el 31 de marzo pasado.
La bancada morenista ha hecho tortuguismo siguiendo instrucciones del presidente de la república, quien durante la mañanera del viernes 15 de abril pasado dijo que “el INAI no sirve para nada”.
Anteriormente vetó a los dos comisionados que ya habían sido designados por consenso por el Congreso: Ana Yadira Alarcón y Rafael Luna Alviso.
El INAI es la institución cuya misión es vigilar con transparencia la actividad de las instituciones públicas del país y por tanto, debiese ser reconocido por este gobierno como el mejor aliado en el combate contra la corrupción.
Sin embargo, cuando el combate a la corrupción es simple simulación, el INAI se convierte en un obstáculo para operar con la discrecionalidad presupuestal que hoy impera en el gobierno de la 4T.
Debemos exigir que se transparente el destino de los recursos ahorrados a partir de la desaparición de todos los fideicomisos cancelados.
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Fotografía del perfil de R. Homs: es de David Ross