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La alta contaminación y el polen característicos de la primavera pueden ser perjudiciales para quienes viven con una enfermedad respiratoria.
El cambio de estaciones y, por consiguiente de clima, puede perjudicar la salud de las personas de diversas maneras, desde estrés por calor, deshidratación y/o desnutrición, hasta agravamiento de enfermedades en el sistema respiratorio.
Durante la primavera, por ejemplo, trae consigo hechos naturales como la polinización de las plantas y árboles, así como un cambio de clima constante entre húmedo y cálido, que puede ocasionar que las personas confundan algunas enfermedades respiratorias, como el asma, con una alergia estacional.
Con motivo del Día Mundial del Asma que se conmemora el 2 de mayo, en México, se estima que al menos el 7 por ciento de la población tiene asma, número que va en aumento debido al subdiagnóstico del padecimiento. De hecho, de acuerdo con estudios realizados en la población mexicana, se sabe que entre 20 y 73 por ciento de las personas no cuentan con un diagnóstico adecuado para el control de su enfermedad, lo que conlleva a que entre el 5 y 10 por ciento de los pacientes evolucionen a asma grave.
El asma es una enfermedad crónica de las vías respiratorias que depende de varios factores de riesgo, tanto genéticos como ambientales, puede presentarse en episodios recurrentes de síntomas que son causados por la inflamación, la cual obstaculiza el paso del aire y provoca dificultad para respirar.
Son estas personas, en especial quienes no cuentan con un diagnóstico y un correcto apego al tratamiento, quienes más se pueden ser afectados por los cambios de estación, pues mientras que en invierno el aire frío y seco puede desencadenar una crisis asmática, en primavera, los niveles de polen y contaminación también pueden afectar sus vías respiratorias.
Las cuatro pautas para controlar el asma y recomendado para quienes padecen de esta enfermedad son: Identificar y evitar en lo posible el contacto con los desencadenantes del asma.
- Controlar el asma para reconocer las señales cuando éste empeora.
- Saber qué hacer cuando el asma empeora.
- Apegarse al tratamiento recomendado por su médico.
Asistir con un especialista ante la presencia de cualquiera de los síntomas es la única manera de recibir un diagnóstico y tratamiento adecuado que permita desarrollar las actividades diarias de forma normal. Dependiendo del tipo de asma diagnosticado y su severidad, los médicos podrán considerar el uso de distintos tipos de tratamientos que van desde corticosteroides inhalados hasta medicamentos biológicos que les ayude a su paciente llevar el control de su enfermedad.5
Aunque el asma no es curable, el asma puede ser controlado si se mantiene un correcto apego al tratamiento.6 “Está comprobado a través de diversos estudios que el apego al tratamiento por parte de los pacientes les permite continuar con sus actividades diarias y mantener su estilo de vida. Por ello, es importante que se incentive al diagnóstico oportuno para que las personas puedan recibir el tratamiento acorde a sus necesidades y no incrementar su severidad”, finalizó el Dr. Marco Polo Macías, Gerente Médico para el área Respiratoria en GSK México.
Recuerda que el asma puede ser controlable, acude a tu médico.