Estudio estima entre 30 y 40 mil especies de plantas en la Amazonía

PRNewswire

Açaí, tucumã y buriti son los insumos amazónicos que más aparecieron en los estudios científicos publicados entre 2017 y 2021 por las instituciones de investigación brasileñas sobre las materias primas de la región. Los estudios han sido listados en la publicación Bioeconomia amazônica: uma navegação pelas fronteiras científicas e potenciais de inovação, dada a conocer esta semana.

La encuesta ha sido coordinada por World-Transforming Technologies (WTT), con la participación de la Agencia Bori, y ha mapeado 1.070 artículos científicos publicados en los últimos cinco años en la base internacional de periódicos Web of Science. Las áreas más investigadas son la ciencia de las plantas, las ciencias medioambientales, la ciencia y tecnología de los alimentos, la ecología, la bioquímica y la biología molecular.

“Tenemos que dar visibilidad a la ciencia que se hace en la Amazonía y sobre la Amazonía. Hay muchas investigaciones sobre los activos de la biodiversidad que tienen el potencial de resolver problemas importantes en la sociedad, como el tratamiento del cáncer, la prevención de infecciones con mercurio, los biomateriales, los bioplásticos. Hay muchas cosas interesantes que se están investigando y que, de hecho, pueden convertirse en tecnología, en soluciones para los problemas de la sociedad”, dice el creador del estudio y director de operaciones de WTT, Andre Wongtschowski.

El bioma amazónico es continental, ocupa casi la mitad del territorio brasileño, es compartido por países vecinos como Colombia y Perú y se destaca como un área de megabiodiversidad. Como señala la publicación, aún no se conoce el número total, pero se estima que hay al menos entre 30 y 40 mil especies de plantas.

Los insumos más mencionados

A partir del mapeo de los 1.070 artículos científicos, se analizaron 621 estudios que siguen criterios de generación de nuevos conocimientos y posibles innovaciones a partir de la sociobiodiversidad amazónica. Entre ellos, 11 insumos aparecen prácticamente en uno de cada tres estudios de investigación: açaí, tucumã, buriti, piper, aniba, castaña brasileña, andiroba, cupuaçu, lippia, guaraná y bacaba.

Las investigaciones son variadas. En ellas los insumos se utilizan, por ejemplo, para la supresión de tumores de células de cáncer de ovario, agente sensibilizador para la terapia fotodinámica del cáncer y como agente en la lucha contra las enfermedades infecciosas. También trabajan con la validación científica del uso de insumos tradicionalmente empleados en la medicina popular para el tratamiento de anemia, diarrea, malaria, dolores, inflamaciones, hepatitis y enfermedades renales, dadas las actividades antiinflamatorias y antidiarreicas, entre otras.

La aplicación también puede hacerse en diversas actividades industriales, como productos artesanales, fabricación de tejidos, hilos y redes de pesca, materiales cementantes para la construcción sostenible y películas biodegradables.

“Tenemos que dar visibilidad a estas prometedoras investigaciones, para que salgan de las estanterías, salgan del papel y, de hecho, se conviertan en soluciones a problemas importantes”, sostiene Wongtschowski.

Política nacional de innovación

Según el investigador, es necesaria una política nacional de innovación que establezca grandes objetivos basados en los desafíos de Brasil, que deben ser resueltos a través de la ciencia. En las soluciones, es necesario involucrar a la comunidad científica, las empresas, los gobiernos, las organizaciones no gubernamentales y la sociedad en general.

“Es importante que estos retos hablen de los retos de la sociedad. Estas soluciones tienen que mirar precisamente a los retos que tenemos como sociedad, ya sean sociales o medioambientales”, dice Wongtschowski. “Es necesaria una verdadera colaboración entre estos distintos sectores para que las soluciones desarrolladas se mantengan en pie, para que formen una cadena de valor de principio a fin y que aporte beneficios a la población, que fomente la conservación de las florestas, es decir, que dé valor a los productos de la biodiversidad”, añade.

La publicación también destaca el resumen de siete estudios, seleccionados en función de criterios como el potencial innovador y la relevancia científica, social y económica, así como cinco artículos de análisis inéditos escritos por reconocidos investigadores, gestores y empresarios del sector.

Ciencia en la Amazonía

A la hora de innovar, deben considerarse también las especificidades y la complejidad de la Amazonía, dice el estudio. Dado que las bases de la bioeconomía en la región están directamente vinculadas a los recursos de fauna, flora y microorganismos autóctonos del bioma amazónico, es necesario, sobre todo, conservar la floresta y tener en cuenta a las poblaciones locales.

Los autores proponen cuatro principios: la conservación de la biodiversidad; la ciencia y la tecnología orientadas al uso sostenible de la sociobiodiversidad; la reducción de las desigualdades sociales y territoriales; y la ampliación de las zonas forestales biodiversas y sostenibles.

“Cada proceso innovador necesita considerar las cuestiones culturales, las salvaguardias socioambientales, los diversos territorios y el impacto que se generará para que estas tecnologías puedan ser transformadoras del mundo, en un proceso que fortalezca a las poblaciones locales y mantenga la floresta en pie”, dice la profesora Tatiana Schor, de la Universidad Federal de Amazonas (UFAM), en uno de los artículos de la publicación.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Categorías