LA JORNADA
El impacto en los ecosistemas costeros que ocasiona el sargazo será catastrófico. Los pastos marinos ya están afectados y la arena, que antes era blanca, ahora tiene tonos cafés, al descomponerse la macroalga y dejar materia orgánica. Este año ya llega en grandes cantidades a las playas de Quintana Roo, pero en los próximos meses se espera que sean volúmenes más altos, sostuvo Rosa Rodríguez, investigadora del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, con sede en Puerto Morelos.
Con línea de investigación de arrecifes coralinos, la experta indica que las imágenes de satélite de la Universidad de Florida hacen prever que en este año la temporada será similar a la de 2019, sobre todo en verano, cuando por cuatro meses llegó la macroalga de forma masiva. Recordó que 2018 ha sido el peor año, ya que el periodo de arribazón fue de casi seis meses.
En entrevista, puntualizó que no hay un patrón del movimiento del sargazo, el cual comenzó a proliferar en las costas mexicanas del Caribe en 2015, al parecer proveniente de las costas brasileñas. Destacó que el trabajo de la Secretaría de Marina es bueno, pero aún falta más. Sólo hay barreras superficiales para contener la macroalga en 9 kilómetros del litoral del estado, cuya extensión total es de 800 kilómetros. Aunque también los hoteles instalan sus propias barreras, “es insuficiente porque hay zonas como la reserva de la Biosfera de Sian Ka’an donde no hay protecciones”.
Asimismo, señaló que el mar, antes cristalino, y las playas con arena blanca, durante los periodos de llegada del sargazo tienen un color chocolatoso y hay mal olor.
Recordó que en 2018, cuando comenzó a llegar el sargazo, se apreciaba la muerte de los pastos marinos, “empezamos a ver mortalidad de animales, peces, moluscos, crustáceos, y aún no se ha determinado si está relacionado con la mortalidad masiva de corales que inició ese año. Lo que sí sabemos es que cambia la calidad del agua del Caribe mexicano, eso afecta a los corales y a los organismos que viven en el arrecife”.
Agregó que falta hacer más estudios, pero potencialmente sí es peligroso para la biodiversidad y la salud, “hasta donde sé, en México no se han hecho estudios de impacto a la salud. Algunos de los organismos que vienen adheridos al sargazo, que son urticantes, sabemos que pueden producir sarpullido. Pero cuando se descompone, genera gran cantidad de ácido sulfhídrico, que es muy tóxico y podría tener un impacto en las comunidades costeras, es algo que no se ha estudiado ni tampoco el impacto que puede tener su mala disposición en los ríos subterráneos, de donde se obtiene el agua en la península, ya que contiene gran cantidad de metales”.
Mencionó que se requiere una norma oficial mexicana sobre el sargazo que regule la contención en el mar, el transporte y los sitios de disposición final, “porque van y lo tiran donde sea, no hay terrenos habilitados como rellenos sanitarios, con geomembrana para evitar la contaminación del acuífero”.
En tanto, el gobierno de Quintana Roo, en coordinación con la Secretaría de Marina, divulga un semáforo de presencia de sargazo en 47 playas. Ayer en Tulum, Cozumel y Solidaridad el semáforo fue naranja, con un nivel alto de la macroalga, y en Othón P. Blanco estuvo en rojo, nivel muy alto.