Muere por Covid-19 el científico mexicano Rafael Navarro, que corrigió a la NASA sobre la vida en Marte

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El científico mexicano Rafael Navarro González, quien participó en la misión de la NASA a Marte, falleció este jueves a la edad de 61 años como consecuencia de la Covid-19. El Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), al que estaba adscrito Navarro, lamentó la noticia en su cuenta de Twitter.

“Esta es una de las noticias más tristes que hemos tenido que compartir con ustedes. Hoy ha partido, para ser polvo de estrellas, nuestro muy querido Rafael Navarro, investigador del Instituto de Ciencias Nucleares, y nuestro amigo, colega, compañero. Rafael nos compartió muchas aventuras de ciencia con imaginación en el gran Planeta Rojo. Allí podremos hallar su legado. ¡Buen viaje, querido Rafael! Te veremos en el punto rojo que brilla con frecuencia en el cielo nocturno…”, dijo el Instituto en un emotivo mensaje.

El exdirector del centro, Miguel Alcubierre, dio a conocer que la Covid-19 fue la causa del fallecimiento y expresó su pesar por la noticia. “Hoy falleció por Covid un querido amigo, compañero y colega, a quien le tuve un enorme cariño y una gran admiración. El Dr. Rafael Navarro, uno de los científicos más reconocidos del país. En el ICN estamos de luto. Descansa en paz Rafael”.

En otro mensaje precisó que Navarro “fue uno de los fundadores de la astrobiología en Mexico. Colaborador en la misión Curiosity de la NASA en Marte. Científico incansable y multi-premiado. Una pérdida incalculable para la ciencia mexicana”.

Por su parte la UNAM, desde su cuenta oficial, señaló: “Nos duele profundamente la muerte del Dr. Rafael Navarro, queridísimo universitario y reconocido científico en México e internacionalmente. Enviamos nuestras condolencias a sus familiares, amigos y colegas”.

De acuerdo con la UNAM, entre sus contribuciones científicas más importantes a nivel mundial “sobresale la identificación de las fallas de la Misión Vikingo de la NASA en la detección de la vida marciana”. El mexicano pudo demostrar que las sondas Vikingo 1 y 2 fueron fallidas en sus procedimientos para detectar materia orgánica en el suelo de Marte, pese a que sí se encontraron estos compuestos.

Esta investigación fue trascendental para el diseño del “Mars Science Laboratory” (MSL SAM), un equipo portátil de análisis químico transportado a bordo del robot Curiosity que en 2012 inició su periplo en un antiguo lago marciano. Navarro contribuyó en su diseño, puesta en marcha e interpretación de datos.

Entre los logros de SAM se encuentra el hallazgo de los ingredientes que se requieren para la vida como son hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno, fósforo y azufre, además de compuestos como agua y sulfatos, que estuvieron presentes en el ambiente marciano.

En 2014, la agencia aeronáutica estadounidense, conocida como NASA por sus siglas en inglés, reconoció las aportaciones de Navarro González en la misión Curiosity, cuyo objeto principal fue conocer más acerca de marte. El mexicano contribuyó sustancialmente en los estudios que permitieron corroborar que el planeta rojo tuvo condiciones para la vida.

En 2004, el proyecto fue seleccionado por la NASA, dado que se trata de un equipo que combina alta eficiencia y sensibilidad para analizar muestras orgánicas de suelo y rocas “in situ”, automatización y bajo peso.

La búsqueda de sitios semejantes a Marte en la Tierra fue una estrategia que convirtió a Navarro en líder mundial en los estudios sobre las condiciones bioquímicas del planeta vecino.

En mayo de 2020, el astrobiólogo de la UNAM consideró que las futuras misiones espaciales a Marte podrían propiciar un intercambio de virus o bacterias entre el planeta rojo y la Tierra, al llevar desde aquí microorganismos dentro de las naves.

Actualmente estos microorganismos no pueden subsistir porque las condiciones de Marte son inaccesibles, pero en un futuro, si el ambiente marciano cambiara por liberar allá gases de efecto invernadero, podrían entrar en actividad biológica y vivir, alertó el también coinvestigador de la misión robótica Curiosity de la NASA, de acuerdo con un comunicado de la UNAM.

Del mismo modo, cuando los humanos viajen al planeta rojo y traigan rocas, éstas podrían estar contaminadas con microorganismos, lo que abre la posibilidad de que lleguen a la Tierra virus o bacterias patógenos, desconocidos para nosotros, que podrían producir epidemias o pandemias como la que estamos viviendo actualmente, subrayó.

“Es posible que haya existido vida en Marte y no sabemos si pudo tener un origen común al de la Tierra, o si pudieran estar emparentados por el intercambio de rocas y meteoritos”, comentó. Si se encontrara vida allá, lo primero que se tendría que estudiar es si su origen es independiente al nuestro, o si es complementario, proveniente del mismo ancestro común: “Aun así, la posibilidad de producir pandemias con organismos marcianos es alta, y habría que tener precauciones”.

Una carrera llena de reconocimientos

De acuerdo con la semblanza publicada por la UNAM, el doctor Navarro estudió la licenciatura en Biología en la Facultad de Ciencias de la máxima casa de estudios y realizó un doctorado en Química en la Universidad de Maryland en College Park, bajo la dirección del profesor Cyril Ponnmaperuma, sobre problemas relacionados con el origen de la vida. Su trabajo de investigación doctoral estuvo apoyado por proyectos otorgados por la NASA.

En 1989 ingresó al Instituto de Ciencias Nucleares de la UNAM y, dos años después, recibió una invitación para efectuar una estancia posdoctoral en la Universidad de Maryland, donde trabajó en el área de Química cometaria y en la planeación de un Centro Especializado de Investigación y Docencia en Exobiología de la NASA. En 1992, se incorporó nuevamente al Instituto a través del Programa de Repatriación del CONACYT.

El doctor Navarro participó en la formación de científicos mexicanos y extranjeros. Dirigió once tesis de licenciatura, siete de maestría, cinco de doctorado y un trabajo posdoctoral. Muchas de estas tesis recibieron mención honorífica, ganado la Medalla Alfonso Caso y/o el Premio Weizmann.

También fue profesor invitado en la Universidad de Maryland, las universidades de Denis-Diderot y Val de Marne en París, Francia, y en el Instituto Tecnológico de Massachussets, de los Estados Unidos de América. “En este último realizó su periodo sabático con el doctor Mario Molina, Premio Nobel de Química 1995, sobre problemas de química y electricidad atmosféricas”, señala la UNAM.

Entre los reconocimientos recibidos por Navarro se encuentran la primera Beca Sabática Mario Molina; el Reconocimiento Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos, 1998; la nominación en 2007 al Premio Príncipe de Asturias en el área de investigación científica y técnica; la Medalla Alexander von Humboldt (2009); el Premio de la Academia TWAS en Ciencias de la Tierra (2009), y la Medalla Vikram Sarabhai, 2012.

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