El virus terminará cuando los humanos cumplan

Mundo Rural

Hipólito Contreras

Después de nueve meses la pandemia puede ser vista como un túnel sin fin, un túnel que recorre cientos, miles de kilómetros, y no se le ve fin, sin embargo, nada es eterno, sólo Dios, todo tiene un principio y un fin.

Es muy preocupante que en el caso de México la pandemia parece que no terminará nunca porque los contagios y muerte en lugar de bajar se incrementan, el país ya rebasó la barrera de los cien mil muertos, si en nueve meses se superan los 108 mil fallecimientos, quiere decir que en nueve meses más habrá 214 mil muertos, y nueve meses después habrá 321 mil muertos, y así sucesivamente.

Sin embargo, eso no podría ser así porque hay naciones que registran ya una tendencia a la baja y son los que mejores medidas han tomado, en cambio otros como México. Brasil, sus medidas no han dado los mejores resultados como lo señalan las cifras de muertes y contagios.

Esto quiere decir que la pandemia cede donde mejores medidas preventivas hay y crece donde no se hace así. México debería de aprender de esas naciones donde los casos se han reducido y aun así siguen tomando medidas. Cuba es un claro ejemplo, esta es una nación que ha trabajado mucho el tema de salud, medicina y educación, esto le ha permitido tener bajo control la pandemia.

Si el virus encuentra las condiciones para crecer, crece, si observa concentraciones humanas irresponsables ahí se acomoda y crece, donde no las hay retrocede y se va, el virus busca condiciones de sobre vivencia, si los humanos las crean pues qué contento está el virus.

Si una planta encuentra tierra y agua suficiente se desarrolla, crece, se duplica y triplica, encuentra las condiciones de sobre vivencia y crecimiento, eso mismo pasa con el virus, crece donde encuentra las condiciones.

En México desde el mes de marzo las concentraciones humanas no han bajado, son las mismas: mercados, tianguis, centros comerciales, fiestas familiares, encuentros deportivos, ambulantes, concentraciones en el transporte, concentraciones en hospitales públicos, etc., esas son las condiciones que el virus busca para mantenerse y crecer, mientras eso siga, el virus sigue.

México pudo haber parado el virus con una cuarentena general obligatoria desde el mes de marzo, todo el mundo por ley debió estar en sus casas, sólo trabajarían los que brindan servicios y los que producen alimentos y productos de primera necesidad y los distribuidores de los mismos, debieron cerrarse fronteras, nadie debió entrar ni salir del país durante 40 días. Con esta medida global el virus no se habría propagado ni habría generado lo que ya hizo.

Como eso no se hizo el país sigue en semáforo rojo con todo lo que eso implica y sin esperanza de que esto termine pronto pues el virus sigue encontrando las condiciones que le favorecen.

Sin embargo, el virus no es eterno, al menos que alguien lo alimente de la misma forma como se aviva el fuego con más fuego. El virus tuvo un principio y tendrá un fin, se irá dejando su estela de destrucción como dejan los huracanes, lo que corresponde a las sociedades y gobiernos es incrementar medidas, desintegrar concentraciones en todos lugares, aplicar algunas medidas obligatorias, poco agradables pero necesarias. El gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales deben asesorarse de los países donde el virus está bajo control.

El virus se concentra en zonas densamente pobladas y se disipa en las zonas con menos población, entonces lo que se necesita es evitar esas concentraciones en todos lados, se deben cambiar las estrategias para que no haya grupos numerosos en ningún lado.

Por lo pronto evitemos que este mes consumista de diciembre se evite todo lo que se hace tradicionalmente, un alto movimiento en todos lados, evitemos eso, aunque sea sólo este año, la normalidad no puede ser por ahora, probablemente el próximo ya se pueda.

La pandemia puede decrecer y casi desaparecer en poco tiempo, en dos o tres meses, si no le damos al virus las condiciones que requiere, no le demos la mínima oportunidad, obedezcamos las indicaciones de las autoridades sanitarias. Si hacemos eso la primavera del 2021 podría ser mejor, mucho mejor.

Las famosas vacunas son una esperanza, pero aún hay dudas sobre su efectividad y reacciones secundarias. Las vacunas previenen, no curan, las vacunas no eliminan la irresponsabilidad humana en muchas acciones negativas, más que vacunas lo que se requiere es que la gente haga lo que debe hacer, lo que se le pide, lo que indican las autoridades sanitarias.

Si los humanos le ponen un cerco al virus, si le cierran caminos, si impiden las condiciones que necesita el virus para crecer, decrecerá, se disipará, el riesgo bajará, y entonces sí una vacuna efectiva y confiable cumplirá su cometido.

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