Ximena Sariñana interpreta “10 A.M.” en “Reversiones”, el disco tributo a Zoé

Por Mino D’Blanc

El disco tributo a Zoé, “Reversiones” ha sido un éxito rotundo, no sólo por los cientos de miles de plays en cada nuevo sencillo, sino por el crisol de voces que han dado nueva vida a los temas más emblemáticos del legendario grupo mexicano. Dela orquestación al pop, sin olvidar el rock, la psicodelia y los arreglos acústicos, cada nueva “reversión” sorprende su inventiva y calidad.

En ese tenor se presenta “10 A.M.”, una de las composiciones más celebradas en la carrera de Zoé, pero que en esta ocasión es reimaginado por Ximena Sariñana, quien con su inconfundible estilo y sensibilidad, logra transformar el vértigo de la versión original en un vaivén rítmico sacado directo del soul y el funk de los años 70, que acompañado por su increíble capacidad interpretativa, nos regala una de las joyas máximas de “Reversiones”.

La canción es producida por Ximena y el dúo Mylko (Jopa Ibarra y Patricio Dávila).

Desde su arranque en el que suenan cuatro notas de batería, teclado y bajo que simulan el conteo del compás, la intención de Ximena es clara: revestir la letra de León Larregui con una cadencia hipnótica para lograr un mayor efecto en cada entonación de los versos. Al mismo tiempo, los arreglos de guitarra, piano y sintetizador, envuelven todo en una atmósfera que fácilmente transporta al escucha a una zona donde se amalgaman la hiel de cada palabra con la miel del ritmo soul: una combinación maravillosa que seduce el oído.

La experiencia sensorial se completa con el lyric video que acompaña la canción, donde barras de distintos colores se entremezclan con elementos como ojos, relojes y flores, con el fin de crear una atmósfera surrealista cargada de simbolismo onírico.

Dadas todas estas cualidades, la reversión de “10 A.M.” con Ximena Sariñana no sólo permite al público contemplar en todo su esplendor la inventiva de la artista mexicana, sino ver con otros ojos el universo sonoro de Zoé: un infinito musical donde la imaginación desbordada es el común denominador. Y ese es un legado que permanecerá para siempre.

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