El INIFAP desarrolla vacunas de nueva generación para la porcicultura

Hipólito Contreras

Con el fin de tener capacidad de respuesta ante la presencia de virus que atacan a los cerdos y trasmiten enfermedades que generan impactos productivos y económicos a los porcicultores mexicanos, investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP) han logrado desarrollar mediante la aplicación de herramientas biotecnológicas, vacunas de nueva generación y métodos de diagnóstico.

Durante muchos años el Instituto ha tenido logros importantes para atender problemas sanitarios referentes a enfermedades virales como Aujeszky, Fiebre Porcina Clásica (FPC), Diarrea Epidémica Porcina (DEP), Circovirus porcino, Enfermedad del Ojo Azul (EOA) entre otras.

En la actualidad se trabaja en propuestas para desarrollar alternativas en el diagnóstico de la Peste Porcina Africana (PPA) enfermedad emergente altamente contagiosa y que representa un peligro inminente para México, que no tiene vacuna ni tratamiento. Sin embargo, resulta necesario fortalecer el área de salud animal, mediante recursos humanos e inversión, de los institutos de investigación públicas, como el INIFAP.

Sandra Cuevas Romero, doctora en la Universidad Agrícola de Suecia en Medicina Veterinaria, considera que debe existir un vínculo entre la parte de investigación de los desarrollos en los institutos y el sector privado. “Como investigadores, nos cuesta trabajo establecer estas estrategias o acompañamiento. Falta optimizar un sistema bien hecho de transferencia de tecnología, entre autoridades correspondientes. INIFAP tiene un departamento de transferencia de tecnología, pero hace falta fortalecerlo”.

Como especialista del Centro Nacional de Investigación en Salud Animal e Inocuidad del INIFAP, que ha participado en equipos de investigación en el ámbito global, asegura: “el nivel de desarrollo que tenemos en México es muy competitivo a nivel internacional en muchas áreas, nuestra limitante siempre ha sido la parte económica, hay pocos apoyos y muy competidos”.

En México, dijo, el avance en una investigación puede llevar hasta dos años, principalmente por la disponibilidad y oportunidad de adquisición de recursos y materiales requeridos a diferencia de los países desarrollados como Suecia, donde solo toma días el poder adquirirlos permitiendo un avance en cuatro o seis meses. Ellos tienen todo en accesibilidad en operación, recursos e insumos, en forma inmediata.

Contar con tecnologías que ayuden a proteger la salud animal en México es relevante, ya que, de acuerdo con asociaciones de porcicultores, la industria porcina tiene un valor de 62 mil millones de pesos y genera más de dos millones de empleos, 350 mil directos y 1.7 millones indirectos, destacó.

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