Staff/Rossi
La entrada en vigor de este tratado es buena noticia; sin embargo, el impacto de la contingencia en la economía estadounidense le pegará fuertemente a México, sobre todo en el flujo de inversiones y a las remesas
El Tratado México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) entra en vigor en el marco de la visita del presidente Andrés Manuel López Obrador al vecino país del norte. Con este acuerdo, que sustituye al Tratado de Libre Comercio (TLC), se busca fortalecer vínculos entre las naciones involucradas, además de abonar a la reestructuración económica sobre todo ante la recesión ocasionada por la pandemia de COVID-19.
Actualmente México mantiene más de una decena de TLC con distintos países, de hecho, es uno de los que más acuerdos comerciales ha signado, junto con Chile. No obstante, aún existe la discusión sobre su funcionamiento real, debido a que no siempre garantizan una verdadera multiplicación comercial, advirtió el doctor en Economía, Jaime Eduardo Estay Reyno, investigador de la BUAP.
“A pesar de que México mantiene firmados tratados con otros países, esto no siempre se traduce en verdaderos vínculos comerciales, una prueba es que la relación con Estados Unidos sigue siendo muy fuerte. Sobre si es o no la mejor estrategia, a 30 años de establecido ya no tiene mucho sentido cuestionarlo porque no se prevé que cambie. Sin embargo, en el contexto en el que vivimos con la pandemia, y por la relación que se mantiene sobre todo con ese país, resulta una buena noticia que el T-MEC entre en marcha”, indicó el académico de la Facultad de Economía de la BUAP.
En este sentido, otros organismos como la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) o la Organización Mundial del Comercio (OMC) consideran que el comercio abierto representa una herramienta que puede contribuir a la recuperación de la crisis económica que se vive a nivel global como resultado de la pandemia.
La circulación comercial, en medio de la pandemia
Con la expansión del coronavirus en el mundo, el primer semestre de 2020 registró un freno generalizado en la producción mundial debido a las medidas de distanciamiento social, lo que dejó enormes pérdidas por la caída de la demanda global.
Al respecto, la OMC estima que la reducción en la circulación comercial a nivel mundial oscila entre el 13 y el 32 por ciento, dependiendo de la capacidad de cada país para afrontar la crisis.
Ante esta situación, la OMC y la CEPAL coinciden en la pertinencia de mantener el comercio abierto y funcionando. La posición común de estos organismos reconoce la necesidad de que los Estados resuelvan primero la crisis sanitaria, pero también faciliten un comercio abierto que pueda contribuir a la recuperación económica.
México y sus vínculos comerciales
En el caso de nuestro país, el doctor Estay Reyno considera que la economía mexicana, muy vinculada a Estados Unidos, debería diversificar realmente los vínculos comerciales con otros países de América Latina, el Caribe y China, esto a fin de no apostar todo a un solo país, en este caso su vecino del norte, su principal socio.
Al respecto, el T-MEC incorpora una cláusula que establece que los integrantes del pacto deben informar a los otros miembros sobre sus intenciones de iniciar un tratado de libre comercio con algún país que no opere bajo condiciones de libre mercado. El acuerdo contempla que cualquiera de las tres partes implicadas puede rescindir el tratado en caso de que uno de los integrantes no cumpla con esta cláusula, lo que podría frenar acuerdos con otros países, entre estos China.
En tanto, la puesta en marcha del T-MEC en medio de la recesión causada por la pandemia también plantea otras cuestiones, advierte el economista de la BUAP, al señalar que el impacto de esta contingencia en la economía estadounidense sin duda le pegará a México fuertemente, sobre todo en el flujo de inversiones procedentes, así como en las remesas.
Indicó, por ejemplo, que el incremento registrado en los envíos de dinero durante un periodo de la contingencia seguramente fue por un esfuerzo extra de los migrantes, pero esto no podrá ser continuo, al contrario, se prevé que disminuyan.
“La situación de los mexicanos en EE.UU. es particularmente grave, no sólo por las muertes por la pandemia, sino también por el tema del empleo y el impacto de la política antiinmigrante del presidente Trump, por eso creo que en estas circunstancias será difícil mantener los niveles de remesas que no sólo constituyen un apoyo fuerte para la economía mexicana en general, sino en especial para las millones de familias para la cuales representan el mayor porcentaje de sus ingresos”.
Otro de los problemas se vincula con las cadenas productivas, ya que actualmente persiste la discusión entre los gobiernos mexicano y estadounidense respecto a la necesidad de que reinicien operaciones algunas empresas proveedoras, sobre todo de la frontera, porque al no generarse en México las piezas que requiere la industria estadounidense, esta no podrá mantenerse produciendo.
Estas presiones por parte de Estados Unidos se enmarcan en los acuerdos signados en el Tratado, es por eso que en este contexto el investigador no descartó que parte de la industria que depende de piezas provenientes de México, insista en que las maquiladoras reinicien actividades a pesar de la demanda de los trabajadores de no contar con las medidas necesarias de higiene y seguridad para su salud.
Por otra parte, Estay Reyno reconoció que una pequeña parte del empleo formal en el país está vinculado justamente a estas industrias, las cuales sí pueden contribuir a la recuperación de la economía en su conjunto, tal y como sucedió durante la crisis de los años ochenta.
“En este momento, lo mejor que pudiera pasar es que los tratados que tiene México funcionen, que se recompongan los vínculos que hoy están rotos por la propia pandemia y que podrían ayudar a la recuperación económica. Una parte pequeña del empleo formal que existe en México está inmersa en la industria maquiladora y recordemos que en la crisis de los años ochenta, estas empresas mantuvieron a flote la economía en el país”.
Por último, insistió en la pertinencia de diversificar los vínculos comerciales, apostar a la generación de empleo formal y a la reestructuración de los sistemas de salud, como tres temas fundamentales para librar de la mejor manera esta crisis.
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