Staff/Rossi
· La Dra. Cimenna Chao, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional de la IBERO, ofrece consejos para ser más fuertes en este proceso
Las crisis sanitaria y económica generadas por la pandemia del coronavirus, que obligaron al distanciamiento social y provocan preocupación, han quebrantado y comprometido el bienestar emocional de la gente, señaló la doctora Cimenna Chao Rebolledo, coordinadora de la Especialidad en Educación Socioemocional de la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Al abordar el tema ‘Adaptación y resiliencia en tiempos de crisis’, del cual habló en el webinar ‘Herramientas para la construcción de bienestar emocional y académico’, la docente dijo que el COVID-19 desató una serie de emociones desde las cuales se empezó a fugar el bienestar, que condujo a la gente a un estado de crisis.
En esta situación inesperada con la que deben lidiar, los seres humanos tienen la posibilidad de elegir entre dar una respuesta impulsiva o una respuesta reflexiva. La primera, implica hacerlo desde el malestar, el enojo y el miedo, para reaccionar desde el pleito y el desafío, lo cual puede llevar incluso a la generación de un mayor problema.
La respuesta impulsiva también consiste en entrar en negación, en decir que no pasa nada, que todo sigue igual, y entonces perder compromiso con las decisiones que se deban tomar para enfrentar esta situación; o quedarse paralizado y no saber qué hacer.
No obstante, para poder alcanzar la readaptación durante una crisis es necesario hacer una pausa y suspender esas reacciones, para desde la autorregulación, lograr darle entrada a una respuesta reflexiva, que parte de la acción informada. Eso no quiere decir que se va a caer en un optimismo absoluto de creer que todo va a ser fácil, sino más bien, es un optimismo informado desde el cual se pueden generar posibilidades de colaboración.
“Quiero decir entonces con esto, que la crisis nos invita a un proceso de readaptación, en tanto a la posibilidad de generar desde la conciencia, de la reacción, una posibilidad de aprendizaje. Y en ese proceso tenemos que ser conscientes de que saldrá lo mejor y lo peor de nosotros, dado que todo evento inesperado nos lleva a justamente a esta tensión entre la respuesta impulsiva y la respuesta reflexiva”.
En ese orden de ideas, mencionó que la gente debe revisar su brújula emocional, ya que “a lo mejor va a girar en direcciones desconocidas, y nos puede llevar a experimentar emociones que más allá de ayudar a la readaptación podrían incluso dificultarla, no porque sean emociones negativas, ni mucho menos, sino porque nos pueden llevar a expresarse de manera que efectivamente pudieran poner en juego esta posibilidad de nuevos aprendizajes hacia la readaptación”.
Y es que, enfatizó Chao, cuando se habla de recuperar el bienestar, no es simplemente el dejar de sentirse mal, o de sentirse amenazado o en peligro; es sobre todo regresar a un estado en el que se pueda volver a florecer, a generar, a ser creativo, a proponer, a participar y a dialogar, de manera que no entren en conflicto las respuestas reactivas y las respuestas reflexivas.
En este sentido, readaptar el bienestar tiene que ver con la resiliencia, de dos tipos, la física y la emocional; y con tomar en consideración que para alcanzar el proceso de readaptación, de reacomodo, ante el súbito cambio del estado de bienestar, hay que cuidar el cuerpo y el espíritu.
La resiliencia física, abundó la doctora, tiene que ver con ser conscientes de la respiración cuando se entre en momentos de angustia, y tiene que ver con moverse, con activarse, pues el cuerpo no puede estar en letargo demasiado tiempo, porque entonces habrá una variación emocional. Incluye también, comer y dormir bien, y mantener ciertas rutinas que permitan seguir encontrando ese ritmo que da “motor a nuestro sentido del ser, a nuestro propósito de estar, y que se rompe ante una situación inesperada como la que estamos viviendo”.
La resiliencia emocional coincide con la idea de respirar, con “la importancia que tiene el estar conscientes de que estamos aquí, de que estamos en el presente, y que la respiración es ese vehículo justamente que inevitablemente nos trae al presente y nos permite no aventurarnos en pensamientos irracionales que nos llevarían a generar, pues todavía reacciones más impulsivas y menos reflexivas”.
Asimismo, la resiliencia emocional tiene que ver con reevaluar y autorregular los pensamientos irracionales que podrían sobrevenir de la pérdida o de la sensación de carencia de todos esos componentes que ya hacen o definen el propio bienestar.
Por otra parte, la docente de la IBERO invitó a la gente a no perder en esta época de distanciamiento el contacto social, que puede lograrse a través de medios virtuales o del teléfono, “para escucharnos y para saber que seguimos aquí, que estamos bien y que esto sigue adelante”. Así, se alimenta una narrativa mental positiva, se arma un discurso, una historia que permite transitar en paz.
También hay que favorecer el no juzgar y ejercitar la generosidad emocional, de manera que se puedan perdonar los exabruptos, que se sabe van a suceder, y que se pueden tomar sin rencor, sin resentimiento y perdonando. “Nuestras familias, nuestros estudiantes, nuestros colaboradores, podrán sin duda entrar en situaciones de respuestas reactivas, no reflexivas, pero estoy yo ahí ejerciendo esta generosidad emocional para proveer o para dar cierta contención”.
La Dra. Cimenna Chao añadió que a toda readaptación obedece también un proceso de autorregulación, que previene justamente de esos exabruptos, y que empieza con el compromiso emocional, es decir, con preguntarse en esta situación “cómo me quiero sentir, cómo nos queremos sentir como colectivo, y por lo tanto, qué acciones o disposiciones necesito o necesitamos hacer para poder llegar a ese estado emocional”.
“Para podernos hacer esa pregunta de manera calma, necesito activarme o necesito desactivarme, necesito animarme o necesito bajarle a la ansiedad, de manera que pueda yo atender las acciones y mis pensamientos, y valorarlos; y si es necesario, replantear mis juicios y mis creencias que me conducen a ciertas acciones que a lo mejor no favorecen este proceso de readaptación”.
“De manera que mis actuaciones, mis decisiones, la manera en la que me relaciono, tengan mayor claridad sobre la forma en que me quiero sentir y la forma en que siento en este momento, y mi comunicación sea más empática. Y entonces tenga la posibilidad de reconectar conmigo mismo, con ese estado en el que quiero estar, y con el otro”.
Finalmente, Chao Rebolledo comentó que en esta crisis que se está viviendo, las personas pueden no sólo reparar sus quebrantos, sino hacerlos todavía más fuertes, más bellos, en tanto a cultivar desde el bienestar otros valores, otras habilidades, “que sin duda, nos llevarán avante, de manera más fortalecida, como personas individuales, pero también como colectivo”.
Herramientas para la construcción de bienestar emocional y académico
El webinar ‘Herramientas para la construcción de bienestar emocional y académico’ fue organizado por el Departamento de Educación, a través de la Especialidad en Educación Socioemocional, y por el Centro de Atención Estudiantil Universitaria (CAEU), de la IBERO.
La finalidad del webinar fue la de compartir algunas herramientas que permitan enfrentar de manera constructiva y propositiva la crisis del coronavirus que se está viviendo.
En esta actividad participaron, junto con la Dra. Cimenna Chao, la Dra. Hilda Patiño, directora del Departamento de Educación; la Mtra. María Luisa Hinojosa, coordinadora general del CAEU; Emiliana Rodríguez y Amira Valle, académicas de la Especialidad en Educación Socioemocional.
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