Héctor A. Gil Müller
La vida misma es desafío, es reto. En cada crisis, como tormenta que se atraviesa, se quedan huellas en el alma o en el cuerpo, pero huellas al fin. Bien dicen algunos, quien heridas no tiene es porque nunca ha luchado. Lo mismo pasa en las sociedades. La vida social expresa retos y desafíos que según el talante de los mismos se vuelven críticos y dejan marcas.
La crisis sanitaria apurada por COVID19 ha aparejado otros elementos complicados, que sumados a desabastos en materias primas y a problemas propios de los países exportadores están causando un revuelo económico que ya empieza a calificarse como crítico. La reciente subida en la inflación, no solo en nuestro país sino en el mundo entero preludia lo que al menos para nuestro hemisferio se convertirá en un frío invierno.
Las sociedades siempre han temido al invierno, expresa un momento de pérdida, pero también en el invierno hay posibilidades, en lo blanco del lienzo también se pinta, y si bien cala el trazo y se piensa pasajero, el esfuerzo enseña. Pero el invierno como las crisis se anticipan, de ahí el valor de ser cauto en la bonanza y sensible en los veranos. Un verano eterno perdería sentido, porque el valor del inicio siempre proviene del dolor de los finales. Sin crisis no creces afirman los motivadores.
Las crisis nos ayudan a poner las cosas en perspectiva. Siempre se limpian los ojos con algo de lágrimas, se valora lo importante, una crisis permite jerarquizar e identificar lo valioso ante un panorama desafiante, es oportunidad para identificar el correcto orden de los elementos de cada discurso. El valor de las acciones y la utilidad de lo implementado. Si durante la bonanza no construimos el refugio seguramente el látigo en la escasez calará.
Varias preguntas surgen ante los albores de una crisis que esperemos sea ligera, ¿a qué responde el cambio en la propuesta para gobernar el Banco de México?, allá en junio se propuso a Arturo Herrera, pero no se ratificó, hoy se ha cambiado la propuesta y se presentó a Victoria Rodríguez Ceja, y como distintivo se afirma que es la primera mujer propuesta para ocupar ese encargo. Los mercados recibieron con debilidad la propuesta y la Bolsa Mexicana de Valores cerró en terreno negativo. La caída de la propuesta de Herrera aún no tiene explicación, un fuerte rumor señala problemas en la repartición de recursos a los Estados y negarse a poner lo político sobre lo económico.
La confianza es un ambiente y no una acción, y pesa sobre muchas decisiones federales, incluso sobre la buenas y tomadas correctamente un sentir de autoritarismo y peligro, evaluemos si el presidente es sensible al mercado y expresa un cambio de rumbo o muestra firmeza aun ante el disenso. Sigue brillando la descripción del perfil que desde junio ha impulsado el presidente: “Va a ser un economista con dimensión social, muy partidario de la economía moral”. Pero sobre el baile político, la ratificación normativa, la solvencia moral, aspiraciones, pleitos y alianzas se escucha a los lejos gritos que advierten: “se acerca el invierno”.