Héctor A. Gil Müller
“Error es igual, no sabiendo, responder y sabiendo, preguntar”. Cuando se consulta algo se deben tener los elementos suficientes para saber contestar. Quien pregunta debe no saber y estar dispuesto a escuchar, y quien responde debe saber y estar dispuesto a hablar. No sabemos escuchar, la mayoría de las veces escuchamos para contestar, pero no para entender, comprender o empatizar. Lo correcto es ignorar para preguntar y preguntar para saber, eso es aprender.
La consulta es un mecanismo de participación que estimula el involucramiento de la ciudadanía en la toma de decisión. Debe ser cuidado y protegido en sus medios y fines, abusar de las encuestas puede dañar la representatividad y también la participación. En 1993, un 21 de marzo, se llevó a cabo una consulta a los habitantes del Distrito Federal preguntando sobre la elección de los gobernantes, la creación de un legislativo propio y la conversión del DF en un estado de la federación. 4 años después, en 1997, el DF elegiría su primer jefe de gobierno y congreso. 3 años después López Obrador durante su gestión como jefe capitalino realizó tres consultas populares, una de ella sobre la construcción del segundo piso del periférico, que se construyó, y dos sobre su gobierno, que continuó.
El Presidente López Obrador realizará en breve una nueva consulta popular a nivel nacional, que se suma a la celebrada para definir el futuro del Aeropuerto Capitalino. Esta consulta pondrá sobre la decisión popular: ¿Estás de acuerdo o no en que se lleven a cabo las acciones pertinentes con apego al marco constitucional y legal para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminados a garantizar la justicia y los derechos de las posibles víctimas?, ante esa joya de la redacción contemporánea se tendrán dos soluciones, “si” o “no”. Pero los tiempos son raros, así como tomamos bebidas endulzadas con saborizante de limón y usamos jabones con autentico jugo de limón, confundimos la justicia con la venganza, el interés con la inmediatez y al Estado no como un conductor sino como un sustituto de la sociedad.
Galopan junto a la encuesta muchas enseñanzas: No preguntes lo que no estés dispuesto a cambiar. Más importante que la pregunta a consultar son los medios y las discusiones que esa pregunta genera. El porcentaje de participación no legitima comparado con el discurso. La consulta hace política
Escribió don Jesús Reyes Heroles, “la política es noble tarea cotidiana” es una técnica de aproximación, se debe estar cerca y que mejor que extender el discurso, hoy me queda claro que el tono evangelístico de combate a la corrupción se ha convertido en un tono evangelástico capaz de incluir en sus menciones todo y a todos. Dijo también Don Jesús, “flotar no es gobernar” entonces la consulta debe concluir en algo, ¿qué será?
Cuidar la democracia implica hacer encuestas y consultas, ellas no atentan mientras sean de justificada existencia en su participación, si solo sirven para confundir la justicia, para distraer de lo cierto y para ensombrecer sobre lo claro, entonces no ayudan, no abonan nada, o más bien permítame corregir, se vuelven abono.